} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: VERDADERA REALIDAD

viernes, 4 de septiembre de 2015

VERDADERA REALIDAD

1Corintios 15:3  Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4  y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;



El evangelio es la revelación histórica de Dios en Cristo. Es un evento real que tuvo lugar con la crucifixión y la resurrección de Jesús, presenciada por testigos confiables. El evangelio no es especulación ni teoría; es un acontecimiento real del cual puede darse noticia. El evangelio es más que el perdón de los pecados; incluye la resurrección de Cristo y la renovación de todo lo creado. Sólo la fe que persevera por el Evangelio de Jesús, es fe que salva.
Todas las congregaciones tienen personas que aún no creen. Algunos se mueven en dirección a creer, y otros simplemente lo suponen siendo meros espectadores religiosos. Los impostores, sin embargo, no serán removidos (Mateo 13:28-29), esa tarea queda en las manos de Dios. Las buenas nuevas acerca de Jesucristo nos salvan, si las creemos con firmeza y si las seguimos con fidelidad.
Siempre habrá personas que digan que Jesús no resucitó. Pablo nos asegura que muchas personas vieron a Jesús después de su resurrección: Pedro, los discípulos (los doce), más de quinientos creyentes (muchos de los cuales vivían al momento en que Pablo escribió esto, aunque otros murieron); Santiago (el hermano de Jesús), todos los apóstoles y por último Pablo mismo. La resurrección es un hecho histórico. No nos desalentemos por causa de los incrédulos, los que niegan la resurrección. Seamos llenos de esperanza porque un día nosotros y ellos veremos la prueba viviente, cuando Cristo vuelva.
Su sepultura está más íntimamente conectada con su resurrección que su muerte. En el momento de su muerte, el poder de su inextinguible vida se manifestó (Mateo 27:52). La tumba fue para Él no el destinado receptáculo de corrupción, sino una cámara propia que dio entrada a la vida (Hechos 2:26-28)
La palabra resurrección señala, habitualmente, nuestra existencia más allá de la tumba. La doctrina de la muerte y resurrección de Cristo es el fundamento del cristianismo. Si se quita, se hunden de inmediato todas nuestras esperanzas de eternidad. Por sostener con firmeza esta verdad los cristianos soportamos el día; muchos la tribulación de la persecución (Siria, Irak), otros el exterminio (Corea del Norte, China, Yemen) y un sin número víctimas atacadas por religiones idolátricas, como la romana, en países donde está perdiendo su egemonía por el avance del Verdadero Evangelio de Jesús. Los más nos mantenemos fieles a Dios en medio de las aflicciones de este mundo. Creemos en vano, a menos que nos mantengamos en la fe del evangelio. Esta verdad es confirmada por las profecías del Antiguo Testamento; muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este apóstol, Pablo, fue altamente favorecido, pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y la expresaba. Cuando los pecadores somos hechos santos por la gracia divina, Dios hace que el recuerdo de los pecados anteriores nos haga humildes, diligentes y fieles. Pablo atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en él. Aunque no ignoramos lo que el Señor ha hecho por nosotros, en nosotros y por medio de nosotros, cuando miramos toda nuestra conducta y nuestras obligaciones, los creyentes verdaderos somos guiados a sentir que nadie es tan indigno como nosotros. Todos los cristianos verdaderos creemos en Jesucristo, y éste crucificado, y resucitado de entre los muertos; es la suma y la sustancia del cristianismo. Todos los apóstoles concuerdan en este testimonio; por esta fe vivieron y en esta fe murieron.
Obedezcamos la sana doctrina de la Palabra de Dios en la Biblia, para fortalecernos y prepararnos para los momentos difíciles que están por llegar.