Génesis 1:2 Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
La Palabra de Dios en la Biblia nos enseña que al principio nada
deseable había para ver, pues el mundo estaba informe y vacío; era confusión y
desolación. Creo entender que la
creación inicial fuera alterada posiblemente
a causa de la caída de Lucifer. (Isaias 14:12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado
fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré
mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14 sobre las alturas de
las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres
hasta el Seol, a los lados del abismo.)
En manera similar, la obra de
la gracia en el alma es una nueva creación: y en un alma sin gracia, que no ha
nacido de nuevo, hay desorden, confusión y toda mala obra: está vacía de todo
bien porque está sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas. Este es nuestro
estado por naturaleza, hasta que la gracia, la luz, del Todopoderoso efectúa en
nosotros un cambio.
La imagen del Espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas
es similar a un pájaro que protege a sus polluelos (Isaias
31:5 Como
las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando,
librando, preservando y salvando). El Espíritu de Dios estaba
activamente involucrado en la creación del mundo (Job
33:4 El
espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.; Salmo 104:30 Envías tu Espíritu,
son creados, Y renuevas la faz de la tierra.) Su cuidado y protección siguen estando
activos.
Habiendo sido convulsionado este globo terráqueo, en algún período
desconocido, era una extensión desolada, obscura y anegada, hasta que, de entre
este estado caótico, surgió la actual estructura del mundo. El Espíritu de Dios se movía desvela
que continuaba cubriéndola, como hace el ave empollando los huevos. La acción
inmediata del Espíritu, obrando sobre los elementos muertos y discordantes, los
combinaba, arreglaba y preparaba adaptándolos para ser la escena de una
creación nueva Isaias 45:18
Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él
es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en
vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.
La Biblia nos informa aquí de
las consecuencias del primer acto creador de Dios: la tierra estaba desordenada, carente del orden que reinaría en
ella cuando se completara el mandato de Dios y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, una referencia
adicional a la ausencia del orden y la belleza que aparecerían dentro de seis
días. Ambas afirmaciones revelan que la creación constituyó un reflejo del
proceso normal utilizado por Dios para introducir el orden en el caos. El
abismo es el océano primitivo que se hallaba bajo la tierra (Génesis 7:11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a
los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del
grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas).
Se movía connota algo que no permanece
estacionario. El Espíritu Santo es el “brazo ejecutivo” de la Trinidad, por lo
que se mantenía activo mientras Dios pronunciaba cada una de sus palabras.