} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿QUÉ BUSCAMOS EN JESÚS?

martes, 22 de septiembre de 2015

¿QUÉ BUSCAMOS EN JESÚS?



Juan 1:38  Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? 39  Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.

El evangelio es una palabra de gracia que suena en nuestros oídos. El día del evangelio es un día de salvación, el medio de gracia es el medio de salvación, el ofrecimiento del evangelio es la oferta de la salvación, y la época presente es el tiempo apropiado para aceptar tales ofrecimientos. El mañana no es nuestro: no sabemos qué será mañana ni dónde estaremos. Ahora disfrutamos un día de gracia; entonces, seamos cuidadosos para no rechazarlo. Dios ofrece salvación a todo el mundo. Mucha gente aplaza su decisión por Cristo, pensando que vendrán tiempos mejores, pero pueden perder la oportunidad para siempre. No hay tiempo como el presente para recibir el perdón de Dios.
  Si estás leyendo esta reflexión, no permitas que cualquier cosa te dificulte venir a Cristo. El evangelio mejora la condición de hasta el más mísero cuando es predicado fielmente y recibido por completo. “El tiempo aceptable” para recibir la gracia de Dios es ahora.

El argumento más fuerte y dominante de nuestra alma vivificada para seguir a Cristo es que Él es el único que quita el pecado. Cualquiera sea la comunión que haya entre nuestras almas y Cristo, Él es quien empieza la conversación. Preguntó, ¿qué buscáis? La pregunta que les hace Jesús es la que debiéramos hacernos todos cuando empezamos a seguirle, ¿qué queremos y qué deseamos? Al seguir a Cristo, ¿buscamos el favor de Dios y la vida eterna? Nos invita a acudir sin demora. Ahora es el tiempo aceptable. Bueno es para nosotros estar donde esté Cristo, dondequiera que sea.
Debemos trabajar por el bienestar espiritual de nuestros parientes, y procurar llevarlos a Él. Los que vamos a Cristo debemos ir con la resolución fija de ser firmes y constantes en Él, como piedra, sólida y firme; y es por su gracia que somos así.

Seguir a Jesús no es suficiente: debemos seguirle por las razones debidas. Seguirle por nuestros fines es pedir a Cristo que nos siga, que se ajuste a nosotros para edificar nuestra causa, no la suya. Debemos examinar nuestros motivos para servirle. ¿Buscamos su gloria o la nuestra?