} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA GUÍA Y LA PROSPERIDAD DE DIOS

domingo, 6 de septiembre de 2015

LA GUÍA Y LA PROSPERIDAD DE DIOS



Proverbios 22:6  Instruye al niño en su camino,
 Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Salmos 127:1   Si Jehová no edificare la casa,
 En vano trabajan los que la edifican;
 Si Jehová no guardare la ciudad,
 En vano vela la guardia.

Eduquemos a nuestros hijos, no en el camino en que quisieran ir, el de sus corazones corruptos, sino en el camino en que deben ir, por el cual, si los amas, quieres que anden, el camino del Señor Jesús. Pues no hay otro camino para recibir el regalo de la Salvación. Tan pronto como sea posible cada niño debe ser guiado al conocimiento del Salvador.
Es natural que queramos criar a cada hijo o prepararlo de manera similar. Este versículo denota que los padres deberíamos discernir los puntos fuertes especiales e individuales que Dios le ha dado a cada uno de nuestros hijos. A la vez que no debemos condonar ni excusar la terquedad, cada niño tiene una inclinación natural que los padres pueden desarrollar. Al hablar con maestros, otros padres y abuelos seremos más capaces de discernir y desarrollar las capacidades de cada hijo.
Muchos padres quieren tomar todas las decisiones por sus hijos, pero esto los daña a la larga. Cuando los padres enseñamos a nuestros hijos a tomar decisiones, no tenemos que cuidar cada paso que estos den. Los padres sabemos que permanecerán en el buen camino porque ellos solos lo han decidido. Preparemos a nuestros hijos para que escojan el camino correcto, encaminándole desde temprano según el curso y método determinados para él; porque la disciplina temprana asegura la continuación habitual en ella.
Encierra la idea de unos padres que dedican sus energías a dotar a un niño de sabiduría y amor, a alimentarlo y disciplinarlo para que se convierta en alguien completamente dedicado a Dios. Ello presupone madurez espiritual y emocional por parte de los padres. En su camino: Significa también que se le instruya para que sea capaz de refrenar cualquier inclinación que lo aparte de Dios (por ejemplo, falta de voluntad o disciplina, predisposición a la depresión). De esa manera, la promesa consiste en que un desarrollo apropiado del niño asegura que éste se mantenga en los caminos de Dios.
Las familias edifican casas y hay centinelas que guardan una ciudad, pero estas dos actividades son fútiles a menos que Dios esté con ellas. Una familia sin Dios nunca experimentará el lazo espiritual que El crea en las relaciones. Una ciudad sin Dios se devastará por la maldad y la corrupción que haya adentro. No cometamos el error de dejar a Dios fuera de nuestra vida, si lo hacemos, habremos vivido en vano. Hagamos que Dios sea nuestra máxima prioridad y permitamos que El sea el que nos edifique.
Dios no está en contra de los esfuerzos humanos. El arduo trabajo honra a Dios (Proverbios 31:10-29). Pero trabajar sin descanso u olvidar a la familia puede ser un disfraz para la incapacidad de confiar en que Dios suplirá nuestras necesidades. Todos necesitamos un descanso adecuado y momentos para refrescarnos espiritualmente. Tengamos cuidado en mantener el balance: trabajemos arduamente mientras confiamos en Dios y también descansemos confiando en El.