Jeremías
7:13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas
obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y
os llamé, y no respondisteis;
Isa 55:3 Inclinad vuestro
oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto
eterno, las misericordias firmes a David.
Dios envía a Jeremías a las
puertas del templo para enfrentar la falsa creencia de que Dios no permitiría
que dañasen el templo y a los que vivieran cerca de él. Jeremías reprende al
pueblo por su falsa e inútil religión, su idolatría y la conducta desvergonzada
del pueblo y sus líderes. Judá, dice él, está listo para el juicio y el
cautiverio. Esto sucedió durante el reinado de Joacim, un títere de Egipto. La
nación, conmocionada por la muerte de Josías, atravesaba un trastorno
espiritual que dañó mucho del bien que Josías hizo. Dios los reprende por medio
de Jeremías sobre la falsa religión, la idolatría y la hipocresía. Casi matan a
Jeremías a causa de este sermón, pero los oficiales de Judá lo salvaron
No nos aprovecharán las observancias, las profesiones o las supuestas revelaciones si los hombres no enmendamos nuestros caminos y nuestros hechos. Nadie puede pretender interés en la salvación gratuita si se permite practicar un pecado conocido o vivir descuidando el deber conocido. Todos los que siguen en pecado porque la gracia ha abundado, o para que abunde la gracia, hacen de Cristo un ministro del pecado; y la cruz de Cristo, correctamente entendida, es el remedio más eficaz contra tales sentimientos venenosos. El Hijo de Dios se dio por nuestras transgresiones para mostrar la excelencia de la ley divina, y el mal del pecado. Nunca pensemos que podemos hacer mal sin sufrir.
No nos aprovecharán las observancias, las profesiones o las supuestas revelaciones si los hombres no enmendamos nuestros caminos y nuestros hechos. Nadie puede pretender interés en la salvación gratuita si se permite practicar un pecado conocido o vivir descuidando el deber conocido. Todos los que siguen en pecado porque la gracia ha abundado, o para que abunde la gracia, hacen de Cristo un ministro del pecado; y la cruz de Cristo, correctamente entendida, es el remedio más eficaz contra tales sentimientos venenosos. El Hijo de Dios se dio por nuestras transgresiones para mostrar la excelencia de la ley divina, y el mal del pecado. Nunca pensemos que podemos hacer mal sin sufrir.
Somos bien acogidos a las bendiciones de la salvación
todos los que acogemos bien estas bendiciones. En Cristo hay suficiente para
todos y para cada uno. Los que están satisfechos con el mundo no ven la
necesidad de Cristo y no tienen sed. No están inquietos por sus almas, pero
donde Dios da gracia, da la sed; donde Él haya dado sed, dará gracia. Vayamos a
Cristo, porque Él es la Fuente abierta, es la Roca golpeada.Vayamos a las
santas ordenanzas, a los arroyos que alegran la ciudad de nuestro Dios. Vamos a
las aguas sanadoras, vamos a las aguas vivas.
Vayamos, compremos; apliquémonos la gracia del evangelio a nosotros mismos. Vayamos y comamos; hagámoslo aún más nuestro, y disfrutmos del Señor Jesús y obedezcamos su Palabra en la Biblia. El mundo no satisface nuestras expectativas; nos prometimos al menos agua y nos desilusionamos, pero Cristo supera nuestras expectativas. Vamos a Él y hallamos vino y leche. Los dones ofrecidos son tales que ningún precio se les puede poner. Las cosas ofrecidas ya están pagadas, porque Cristo las adquirió al precio total de su propia sangre. Nuestras necesidades son incontables y nada tenemos que las satisfaga; si Cristo y el cielo son nuestros, nos veremos por siempre endeudados a la libre gracia. Escuchemos con diligencia; que se abata el corazón orgulloso; no sólo vaya, sino acepte la oferta de Dios. Toda la riqueza y el placer del mundo no darán consuelo y contento firmes al alma. No satisfacen ni siquiera los apetitos del cuerpo, porque todo es vanidad y aflicción. Que los desencantos con que nos topamos en el mundo nos ayuden a impulsarnos hacia Cristo y a buscar la satisfacción sólo en Él. Entonces, y no antes, encontraremos reposo para nuestra alma.
Oígamos y vivirá nuestra alma. ¡Con qué términos claros se nos ofrece la felicidad!
Todas sus misericordias son misericordias del pacto fiel de Dios; son compradas por Él, son prometidas en Él y nos son dispensadas de su mano. No sabemos encontrar el camino a las aguas, pero Cristo es dado para ser Líder, Capitán, para mostrarnos qué hacer y capacitarnos para hacerlo. Nuestro sentido en esta vida es obedecerle y seguirle. Nadie puede ir al Padre sino por Él. Él es el Santo de Israel, fiel a todas sus promesas; Él ha prometido glorificar a Cristo dándole a los gentiles por heredad.
Vayamos, compremos; apliquémonos la gracia del evangelio a nosotros mismos. Vayamos y comamos; hagámoslo aún más nuestro, y disfrutmos del Señor Jesús y obedezcamos su Palabra en la Biblia. El mundo no satisface nuestras expectativas; nos prometimos al menos agua y nos desilusionamos, pero Cristo supera nuestras expectativas. Vamos a Él y hallamos vino y leche. Los dones ofrecidos son tales que ningún precio se les puede poner. Las cosas ofrecidas ya están pagadas, porque Cristo las adquirió al precio total de su propia sangre. Nuestras necesidades son incontables y nada tenemos que las satisfaga; si Cristo y el cielo son nuestros, nos veremos por siempre endeudados a la libre gracia. Escuchemos con diligencia; que se abata el corazón orgulloso; no sólo vaya, sino acepte la oferta de Dios. Toda la riqueza y el placer del mundo no darán consuelo y contento firmes al alma. No satisfacen ni siquiera los apetitos del cuerpo, porque todo es vanidad y aflicción. Que los desencantos con que nos topamos en el mundo nos ayuden a impulsarnos hacia Cristo y a buscar la satisfacción sólo en Él. Entonces, y no antes, encontraremos reposo para nuestra alma.
Oígamos y vivirá nuestra alma. ¡Con qué términos claros se nos ofrece la felicidad!
Todas sus misericordias son misericordias del pacto fiel de Dios; son compradas por Él, son prometidas en Él y nos son dispensadas de su mano. No sabemos encontrar el camino a las aguas, pero Cristo es dado para ser Líder, Capitán, para mostrarnos qué hacer y capacitarnos para hacerlo. Nuestro sentido en esta vida es obedecerle y seguirle. Nadie puede ir al Padre sino por Él. Él es el Santo de Israel, fiel a todas sus promesas; Él ha prometido glorificar a Cristo dándole a los gentiles por heredad.
La comida cuesta dinero, dura poco tiempo y solo
satisface necesidades físicas. Pero Dios nos ofrece alimento gratuito que nutre
nuestra alma. ¿Cómo lo obtenemos? Vamos, oímos, buscamos y clamamos a Dios. La
salvación de Dios se ofrece gratuitamente, pero para que nutra nuestras almas
debemos recibirla con vehemencia. Moriremos de hambre espiritual sin su
alimento, como sin duda moriremos de hambre física sin el pan diario.
El pacto que hizo Dios con el rey David fue la promesa
de una tierra permanente para los israelitas, donde no habría ninguna amenaza
de naciones paganas, ni guerra. Pero Israel no cumplió con su parte del pacto
de obedecer a Dios y permanecer apartados de los ídolos. Aun así, Dios estaba
dispuesto a renovar su pacto una vez más.
¡El es un Dios perdonador!¡Él es un Dios Fiel!
¡El es un Dios perdonador!¡Él es un Dios Fiel!