Gen
1:6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y
separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la
expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas
que estaban sobre la expansión. Y fue así.
8 Y llamó Dios a la
expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 9 Dijo también Dios:
Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo
seco. Y fue así.
La "expansión en medio de las aguas" era una separación
entre el mar y el vaho del cielo.
Defenición de Expansión: firmamento; cosa extendida a fuerza de golpear, como un plato de
metal; nombre dado a la atmósfera por su apariencia al observador de ser una
bóveda de cielo, que sostenía el peso de las nubes acuosas.
La tierra cubierta por las aguas parece que estaba rodeada de vapor. Dios
usó la expansión, el espacio
entre la superficie y las nubes, para separar las dos «aguas», creando una
acumulación masiva de vapor en las alturas. Estas aguas que estaban sobre la expansión creaban un protector «efecto
de invernadero» sobre la tierra de ese período. El tercer día marcó la
aparición de la tierra al definirse el límite (Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar) de
los Mares.
Por la creación de una atmósfera, las partes más
livianas de las aguas que cubrían la superficie de la tierra, fueron absorbidas
para arriba y suspendidas en los cielos visibles, mientras la masa grande y más
pesada quedaba abajo. El aire entonces estaba “en medio de las aguas”, es
decir, las separaba; y como éste era el uso aparente del aire, es el único
mencionado, aunque la atmósfera sirve para otros usos, como medio de vida y
luz.
La tierra estaba desolada, pero por una palabra se llenó de las
riquezas de Dios, que todavía son suyas. Aunque se permite al hombre su uso,
son de Dios y para su servicio y honor deben usarse. La tierra, a su mandato,
produce pasto, hierbas y frutos. Dios debe tener la gloria de todo el provecho
que recibimos del producto de la tierra. Si tenemos interés en Él, que es la
Fuente, por la gracia, nos regocijaríamos en Él cuando se secan los arroyos
temporales de la misericordia.
El mundo había de ser una esfera terráquea, y esto se efectuó por una
convulsión volcánica en su superficie, solevantando algunas partes, y hundiendo
otras, y la formación de grandes huecos en los cuales las aguas se lanzaron
impetuosamente, como se describe tan gráficamente. (Salmos 104:6-9 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los
montes estaban las aguas. 7
A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste. 9 Les pusiste término,
el cual no traspasarán, Ni volverán a
cubrir la tierra.). Así una buena parte de la tierra quedó como “la
seca”, y así también fueron formados los océanos, mares, lagos y ríos que,
teniendo todos sus propios lechos o canales, están unidos con el mar (Job 38:8 – 11 ¿Quién encerró con
puertas el mar, Cuando se derramaba
saliéndose de su seno, 9
Cuando puse yo nubes por vestidura suya, Y por su faja oscuridad, 10 Y establecí sobre él mi decreto, Le puse puertas y cerrojo, 11 Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas? ; Eclesiastés 1:7 Los
ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos
vinieron, allí vuelven para correr de nuevo).