1 Juan 1:5
Y
este es el mensaje que hemos oído de Él y que os transmitimos: Que Dios es luz,
y no hay tinieblas en Él..
El carácter de una
persona está determinado necesariamente por el carácter del dios al que adora;
y, por tanto, Juan empieza estableciendo la naturaleza del Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo a Quien adoramos los cristianos. Dios, nos dice, es luz, y no hay
tinieblas en Él. ¿Qué nos quiere decir con esto?
(i) Nos dice que
Dios es esplendor y gloria. No hay nada más glorioso que el resplandor de la
luz atravesando las tinieblas. Decir que Dios es luz nos habla de Su inefable
esplendor.
(ii) Nos dice que
Dios Se revela a Sí mismo. La luz se ve por encima de todas las cosas; e
ilumina las tinieblas a su alrededor. Decir que Dios es luz es decir que no hay
nada escondido ni furtivo en Él; quiere ser visto y conocido de los hombres.
(iii) Nos habla de
la pureza y santidad de Dios. No hay tinieblas que puedan camuflar el mal en
Él. Que Él es luz nos habla de Su pureza diáfana, y de Su prístina santidad.
(iv) Nos habla de
la dirección de Dios. Una de las grandes funciones de la luz es mostrar el
camino. La carretera que está bien iluminada es la más segura. Decir que Dios
es luz es decir que ofrece Su dirección a los pasos humanos.
(v) Nos habla de la
cualidad reveladora de la presencia de Dios. La luz es el elemento más
revelador. Las faltas y las manchas que están ocultas a la sombra aparecen a la
luz. La luz revela las imperfecciones de cualquier obra o materia. Así que las
imperfecciones de la vida se hacen visibles en la presencia de Dios. Nunca
podremos conocer, ni la profundidad a la que ha caído la vida, ni la altura a
la que puede remontarse, hasta que las veamos a la luz reveladora de Dios.
En Dios, dice Juan,
no hay ningunas tinieblas. A lo largo de todo el Nuevo Testamento, las
tinieblas representan lo que se opone a la vida cristiana.
(i) Las tinieblas
representan la vida sin Cristo. Representan la vida que una persona llevaba
antes de conocer a Cristo, o la que vive si se separa de Él. Juan escribe a su
pueblo que, ahora que Cristo ha venido, las tinieblas han pasado, y la
verdadera luz ya está alumbrando (1Jn_2:8).
Pablo escribe a sus amigos cristianos que hubo un tiempo cuando eran tinieblas,
pero ahora son luz en el Señor (Efe_5:8).
Dios nos ha librado del poder de las tinieblas y trasladado al Reino de Su
amado Hijo (Col_1:13). Los
cristianos no están en las tinieblas, porque son hijos del día (1Te_5:4). Los que sigan a Cristo no andarán en
tinieblas como los demás, sino que tendrán la luz de la vida (Jua_8:12). Dios ha llamado a los cristianos
para que pasen de las tinieblas a Su maravillosa luz (1Pe_2:9).
(ii) La oscuridad
es hostil a la luz. En el prólogo de su evangelio escribe Juan que la luz
brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han vencido (Jua_1:5). Nos presenta el cuadro de las
tinieblas tratando de borrar la luz -pero incapaces de dominarla. La oscuridad
y la luz son enemigas naturales.
(iii) Las tinieblas
representan la ignorancia de la vida sin Cristo. Jesús convoca a sus amigos a
andar en la luz, no sea que las tinieblas se les echen encima; porque el que
camina en tinieblas no sabe adónde va (Jua_12:35).
Jesús es la luz, y ha venido para que los que crean en Él no anden en tinieblas
(Jua_12:46).
La oscuridad representa la perdición esencial de la vida sin Cristo.
(iv) Las tinieblas
representan el caos de la vida sin Dios. Dios, dice Pablo pensando en el primer
acto de la Creación, mandó que Su luz brillara en medio de las tinieblas (2Co_4:6). Sin la
luz de Dios el mundo se encuentra en un caos en el que la vida está sin orden
ni concierto.
(v) Las tinieblas
representan la inmoralidad de la vida sin Cristo. Pablo exhorta a sus creyentes
a que se despojen de las obras de las tinieblas (Rom_13:12). Los hombres, porque sus obras eran malas, amaban
las tinieblas más que la luz (Jua_3:19). Las tinieblas representan la manera en que la vida
sin Cristo está llena de cosas que buscan las sombras porque no pueden soportar
la luz.
(vi) Las tinieblas
son típica mente infructuosas. Pablo habla de las obras infructuosas de las
tinieblas (Efe_5:11). Si se priva de la luz a las cosas que crecen, su
crecimiento se detiene. Las tinieblas son la atmósfera sin Cristo, en la que no
puede nunca crecer ningún fruto del Espíritu.
(vii) Las tinieblas
se relacionan con el desamor y el odio. Si alguien odia a su hermano, eso es
señal de que anda en tinieblas (1Jn_2:9-11). El amor es luminosidad, y el odio, oscuridad.
(viii) La oscuridad
es la morada de los enemigos de Cristo y el destino final de los que se niegan
a aceptarle. La lucha del cristiano y de Cristo es contra los gobernadores
hostiles de las tinieblas de este mundo (Efe_6:12). Los pecadores rebeldes y recalcitrantes son
aquellos para los cuales está reservada la niebla tenebrosa (2Pe_2:9; Jud_1:13).
Las tinieblas son la vida separada de Dios.
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