} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESTUDIO DEL LIBRO DE JOB – Introducción-

miércoles, 2 de agosto de 2023

ESTUDIO DEL LIBRO DE JOB – Introducción-

 

 El Libro es uno de los más grandiosos del Antiguo Testamento, trata de la justicia de Dios en su trato con los seres humanos; es una cátedra para comprender el "dolor”  

 

TEMA DEL LIBRO

 

Todos sabemos, al leer este magnífico libro, que su tema es el problema del sufrimiento. Pero, ¿Qué es exactamente el problema del sufrimiento? Para muchos, es la pregunta: ¿Por qué sucede el sufrimiento? ¿Cuál es su origen y su causa? O, para decirlo en una forma más personal: ¿Por qué razón me ha sucedido a mí este sufrimiento en particular? Quizá estas maneras de expresar la pregunta reflejan principalmente nuestra obsesión, en el mundo moderno, por descubrir el origen de todas las cosas, como si esa fuera la única manera de arribar a una comprensión valedera.

Para la pregunta sobre los orígenes del sufrimiento, por más seria que sea, el libro de Job no tiene ninguna respuesta satisfactoria. Es verdad que la pregunta surge y los amigos de Job dan sus respuestas parciales. El sufrimiento, dicen, es por lo general un castigo por el pecado y a veces una advertencia para no cometerlo en el futuro. El libro en general agrega que a veces, como en el caso del propio Job, el sufrimiento no viene por ninguna razón, sino simplemente a fin de justificar la premisa de Dios de que los seres humanos pueden servirle sin pensar en recompensas. Pero simplemente porque el libro ofrezca estas distintas razones del origen del sufrimiento, sus lectores no pueden aprender del libro cuál es la causa de su propio sufrimiento; están pues, en la misma posición que el propio Job, quien nunca descubre el origen de su sufrimiento. Para él, sigue siendo un misterio hasta el final. Podemos llegar a la conclusión de que el libro no considera esta pregunta sobre los orígenes como la pregunta más importante sobre el sufrimiento.

Existe un segundo problema relacionado con el sufrimiento: ¿Sufren los inocentes o es el sufrimiento siempre merecido? Ahora sí, esta es una pregunta que el libro hace y que contesta convincentemente. Refuta claramente la idea de que el sufrimiento sea siempre un castigo por algo malo que uno haya hecho, cuando insiste en que Job, que sufre, es un hombre justo. No es sólo el relator (1:1), y tampoco sólo el propio Job (Por ejemplo 6:30; 9:15) sino también Dios (42:7, 8) quien afirma que Job es un hombre inocente. Pero de todas maneras, es una tendencia humana muy natural, cuando uno sufre, preguntarse: “¿Qué hice para merecer esto?” El libro de Job admite que el sufrimiento puede alguna vez ser bien merecido, pero su respuesta principal a esta pregunta es que dice que quizá no necesita uno echarse la culpa; el sufrimiento no siempre es lo que debiera pasarle a uno. Pero tampoco es esta pregunta y su respuesta la enseñanza principal que este libro quiere dejar sobre el problema del sufrimiento.

El tercer, y esencial, problema del sufrimiento que enfoca el libro de Job es más bien uno personal. Es así: ¿Cómo puede ser que yo sufra? ¿Qué he de hacer cuando estoy sufriendo? ¿En qué espíritu puedo seguir sufriendo? En comparación con esta pregunta, la primera (sobre el origen del sufrimiento) parece ser puramente académica, y la segunda (si acaso los inocentes sufren) puede ser contestada fácilmente. Esta tercera pregunta es la más difícil; se necesita todo el libro de Job para contestarla.

El libro de Job da dos respuestas diferentes, pero complementarias, a la pregunta al expresar las reacciones de Job a su sufrimiento. La primera respuesta se expresa en la introducción en prosa que aparece en los dos primeros capítulos del libro. Job reacciona a los desastres que le suceden con una tranquila aceptación de la voluntad de Dios; bendice a Dios tanto por lo que le ha dado como por lo que le ha quitado (1:21), tanto por lo bueno como por lo malo (2:10). Si quienes sufren pueden identificarse con la actitud de aceptación de Job, afortunados son. Si, como él, no tratan de ignorar la realidad de su sufrimiento enterrándose en los recuerdos del pasado, y no están tan obsesionados con su sufrimiento presente que olvidan las bendiciones que en el pasado han disfrutado, entonces se han beneficiado de la historia de Job. Pero muchas personas que sufren no consiguen aceptar tan fácilmente lo que les pasa; son más bien una mezcla de Job el paciente y Job el impaciente.

La segunda respuesta a la pregunta: ¿Qué he de hacer cuando estoy sufriendo? Surge de la angustia y confusión de la mente de Job como las revela en sus discursos poéticos (entre los caps. 3 y 31). Cuan do simplemente ya no puede aceptar lo que le está pasando, y surge la amargura y la ira al sobrecogerlo un sentido de encontrarse aislado de Dios, y hasta siente que Dios lo persigue, Job hace lo que tiene que hacer. No trata de reprimir su hostilidad hacia Dios por lo que le ha sucedido; dice que hablará en “la angustia de [su] espíritu” y se “[quejará] en la amargura de [su] alma” (7:11). Y no se queja y vocifera en el aire para expresar su ira y frustración; su amargura va dirigida hacia Dios.

Aunque Job sea a veces impulsivo e injusto en la forma en que le habla a Dios, sus protestas son dichas a quien corresponde protestar; porque sabe que es con el propio Dios con quien tiene que contender. Es únicamente porque se dirige a Dios que al final Dios se le revela (caps. 39–41). El sufrimiento de Job no cesa porque Dios le responda. Descubre que ha juzgado mal a Dios, pero su angustia de alguna manera se ha calmado debido a su encuentro con él. Y, a pesar de las amargas palabras de Job contra Dios a lo largo del libro, al final, sorprendentemente, Dios lo elogia por haber “hablado lo recto” de él (42:7, 8). Eso puede significar sólo que Job se ha dirigido a Dios en su sufrimiento y le ha demandado una explicación.

Si pudiera considerarse que el libro habla a personas que sufren como Job (esto es, quienes sufren por ninguna razón que ellos mismos pueden discernir), lo que les diría es: En cuanto sea posible, sea Job, el paciente hombre que sufre, tu modelo. Pero cuando ya no puedas aguantar, dirígete a Dios, porque al final de cuentas él es origen del sufrimiento, y es únicamente por medio de un encuentro con él que puede aliviarse tu angustia.

Job es, por supuesto, el personaje central del libro, pero no es el único. ¿Qué tienen los amigos de Job para ofrecerle en su sufrimiento? ¿Qué ayuda para ellos mismos pueden encontrar otros que su fren al leer las palabras de ellos? Elifaz afirma que si uno es inocente, su sufrimiento sólo puede ser temporario, y pregunta: “¿Quién ha perecido por ser inocente?” (4:7). Si Job es básicamente un hombre pío, tiene derecho a confiar en que no sufrirá por mucho tiempo. Bildad, creyente firme en la doctrina de la retribución, ve una confirmación de su teología en la muerte de los hijos de Job, quienes han de haber sido grandes pecadores (8:4). Job mismo todavía vive, así que su pecado, por el cual está siendo castigado, no ha de haber sido tan grave, y puede consolarse con el hecho de que se le perdonó la vida. Zofar cree que el sufrimiento siempre es el resultado del pecado, pero cree también que Dios es misericordioso, puede suponer únicamente que el sufrimiento de Job es menor de lo que realmente se merece de un Dios justo (11:5, 6). Elihú quiere valorar el sufrimiento como un canal de comunicación divina, advirtiendo contra pecados futuros.

Nadie en el libro de Job dice que sus amigos están totalmente equivocados. Aun cuando Dios los recrimina (42:7), es porque no han “hablado lo recto acerca de mí”, es decir, en el caso de Job, porque Job no era pecador y su sufrimiento de ninguna manera era castigo de Dios. Lo que los amigos dicen del sufrimiento en general puede ser verdad bajo otras circunstancias. Pero donde decepcionan a Job es en el hecho de que se basan en su propia doctrina en lugar de la evidencia de sus ojos y sus oídos. Saben que Job es un hombre bueno, y le hacen una injusticia al pensar que su sufrimiento es un testimonio contra su bondad. El libro de Job no está contra esos amigos, sino que quiere expresar que el sufrimiento les sucede a personas buenas que no lo merecen tanto como a personas que merecen lo que les pasa.

 

ORIGENES DEL LIBRO

 

No podemos adjudicar una fecha a la composición del libro de Job, excepto dentro de amplísimos parámetros, quizá entre el los siglos VII y II a. de J.C.   Es probable que existiera el relato folclórico del sufrimiento de un hombre justo mucho antes de que naciera el presente poema. El tema del sufrimiento de los inocentes se encuentra también en pasajes de Jeremías e Isaías escritos en el siglo VI a. de J.C.   Así que es posible que el sufrimiento de Job tuviera la intención de ser un símbolo de los judíos en la época del exilio.

El autor del libro era sin duda israelita. La patria de Job se describe como en el norte de Arabia; su historia se ubica en el contexto de una era patriarcal distante; y Job mismo no conoce a Dios por su nombre distintivo israelita, Yahweh. Por otra parte, el autor quiere sugerir el carácter universal de las preguntas de Job, aun cuando sea obvio que las influencias sobre su pensamiento y estilo literario son enteramente hebreas.

Entre los estudiosos modernos de la Biblia el libro de Job es considerado como perteneciente al grupo conocido como “Literatura sapiencial”. Es dudoso que haya un fondo social común de lo “sabio” del que estos libros (Proverbios, Job y Eclesiastés) se hayan originado, pero resulta útil compararlos teológicamente. Proverbios es un firme defensor de la doctrina de retribución. Su principio básico es que la sabiduría lleva a la vida y la necedad a la muerte, y da por sentado en todo el contenido del libro que la justicia y piedad son recompensadas y que el pecado es castigado. Eclesiastés no duda del valor de buscar la sabiduría, pero en realidad pone un signo de pregunta desafiante en el margen de Proverbios al preguntar qué pasa con la sabiduría cuando uno muere. La muerte cancela todos los valores, incluyendo la sabiduría, y el significado de la vida no puede radicar en lograr algo que luego se perderá. Es mejor, dice Eclesiastés ver la vida como una oportunidad para gozarse (Eclesiastés 2:4); porque la alegría no es una posesión que se acumula y que al fin pueda ser destruida, se usa y se gasta en el proceso de vivir. El libro de Job también encara la ideología de Proverbios pero de una manera distinta. En el pensamiento de Proverbios un hombre como Job es un imposible. Si es verdaderamente justo, tendrá vida, riqueza y buena salud. Pero el libro de Job presenta a alguien que es justo y a la vez sufre. Y al mismo tiempo muestra que una actitud auténticamente religiosa no es la de pasiva resignación a los pesares, sino que incluye la valentía de comenzar una disputa con Dios.

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