22 Todo esto aconteció para que se cumpliese
lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a
luz un hijo,
Y
llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros.
Ahora bien, todo esto fue hecho... Estas no son palabras
del ángel, sino del evangelista; observando que el hecho de que María
concibiera del Espíritu Santo y su concepción de una manera tan extraordinaria,
siendo una virgen pura, antes de que ella y José se unieran, que aunque estaba
desposada con él, no era tocada por él, todo se produjo de esta manera, y en
tales circunstancias,
Para que se cumpliera lo dicho por el Señor por el
Profeta; es decir, el profeta Isaías, y así se lee en algunos ejemplares. El
pasaje al que se hace referencia es en Isaías 7:14 (Por
tanto, el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y Dará A
LUZ UN hijo, y llamará su nombre Emmanuel.) lo que allí se habla fue por
inspiración divina; fue hablado del Señor por el profeta; el Espíritu del Señor
habló por él. Los profetas y santos en el pasado hablaban siendo inspirados por
el Espíritu Santo; de modo que lo que dijeron debe considerarse como la palabra
de Dios. Ahora bien, entre la profecía de Isaías mencionada y el hecho aquí
registrado por el evangelista, hay un completo acuerdo: la profecía muestra la
voluntad, el consejo y la determinación de Dios sobre este asunto; el
cumplimiento del mismo, la fidelidad y veracidad de Dios en Su Palabra; la
predicción declara que la cosa sería, y la cosa misma fue hecha, para que se
cumpliera lo dicho; no simplemente a modo de acomodación, ni en un sentido
típico y místico, sino en un sentido estricto, propio y literal.
El contexto original de Isaías 7:14 tiene que ver con
una crisis de Judá, el reino del sur, cuando Acaz era rey. Peka, rey de Israel,
y Rezín, rey de Siria, vinieron contra Jerusalén para conquistarla. Dios mandó
un mensaje a Acaz, por medio de Isaías el profeta, asegurándole de su
protección. Además, le mandó que pidiera una señal que serviría para confirmar
la promesa de Jehová. Acaz se negó a pedir una señal, pero igual Jehová le
mandó una señal. La señal consistía en una promesa de que Jehová libraría a su
pueblo de las amenazas de los enemigos dentro del plazo necesario para que una
doncella se casara, tuviera un hijo, y que ese hijo llegara a la edad para
distinguir entre lo bueno de lo malo. El nombre Emanuel, que significa Dios con
nosotros, señalaba una persona que sería una manifestación real y visible de la
intervención de Dios a favor de su pueblo.
Esta profecía se cumplió cuando Dios levantó a Asiria
como su instrumento para castigar a los enemigos de Judá, de modo que Asiria
llegó a ser el garrote de mi furor (Isaías 10:5 Oh Assur, vara y bastón de mi furor; en su
mano he puesto mi ira.).
Pero, el segundo cumplimiento de la profecía, el más perfecto, tuvo lugar con
el nacimiento del Hijo de Dios quien libraría al “Judá espiritual” —el
verdadero pueblo de Dios, los creyentes en Cristo— del poder, las amenazas y la
esclavitud de Satanás.
En el texto hebreo de Isaías 7:14, el término es
“doncella” (una señorita de edad como para casarse), pero cuando se tradujo el
AT al griego en el tercer siglo a. de J.C. (versión llamada Septuaginta, o la
de los Setenta, cuya abreviatura es LXX), los traductores emplearon el término
griego que significa “virgen”, en vez de “doncella”. Hay mucha especulación
sobre este cambio. ¿Inspiró Dios a los traductores a hacer el cambio, o ellos
optaron por un término esencialmente sinónimo? De todos modos, la doncella
sería seguramente una virgen (Veamos las leyes de castidad, Deuteronomio 22:13-30
Cuando alguno tomare mujer, y después de haber entrado
a ella la aborreciere, 14 y le pusiere
algunas faltas, y esparciere sobre ella mala fama, y dijere: Esta tomé por
mujer, y llegué a ella, y no la hallé virgen; 15 entonces el padre de la joven y su madre
tomarán, y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos
de la ciudad, en la puerta. 16 Y dirá el
padre de la moza a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la
aborrece; 17 y, he aquí, él le pone
tachas de algunas cosas, diciendo: No he hallado tu hija virgen; pero, he aquí
las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la sábana delante de los
ancianos de la ciudad. 18 Entonces los
ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; 19 y le han de multar en cien ciclos de plata,
los cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una
virgen de Israel; y la ha de tener por mujer, y no podrá despedirla en todos
sus días. 20 Mas si este negocio fue
verdad, que no se hubiere hallado virginidad en la joven, 21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de
su padre, y la apedrearán con piedras los hombres de su ciudad, y morirá; por
cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el
mal de en medio de ti. 22 Cuando se
sorprendiere alguno echado con mujer casada con marido, ambos morirán, el varón
que se acostó con la mujer, y la mujer; así quitarás el mal de Israel. 23 Cuando fuere joven virgen desposada con
alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se echare con ella; 24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de
aquella ciudad, y los apedrearéis con piedras, y morirán; la joven porque no
dio voces en la ciudad, y el hombre porque forzó a la mujer de su prójimo; así
quitarás el mal de en medio de ti. 25
Mas si el hombre halló la joven desposada en la campo, y él la tomare, y
se echare con ella, morirá sólo el hombre que con ella se habrá echado; 26 y a la joven no harás nada; no tiene la joven
culpa de muerte; porque como cuando alguno se levanta contra su prójimo, y le
quita la vida, así es esto. 27 Porque él
la halló en el campo; dio voces la moza desposada, y no hubo quien la valiese.
28 Cuando alguno hallare una joven
virgen, que no fuere desposada, y la tomare, y se echare con ella, y fueren
hallados; 29 entonces el hombre que se
echó con ella dará al padre de la joven cincuenta ciclos de plata, y ella será
su mujer, por cuanto la afligió; no la podrá despedir en todos sus días.
30 No tomará alguno la mujer de su
padre, ni descubrirá el regazo de su padre.). Felizmente nuestra
creencia en el nacimiento virginal no se apoya únicamente en el uso del término
“virgen” en el texto de Isaías. La afirmación más contundente y clara del
nacimiento virginal se encuentra en Lucas 1:27-38 (a
una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y
el nombre de la virgen era María. 28 Y
entrando el ángel en donde ella estaba , dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es
contigo; bendita tú entre las mujeres. 29
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué
salutación fuese ésta. 30 Entonces el
ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
31 Y he aquí, concebirás en tu vientre,
y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del
Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre; 33 y reinará en la Casa de Jacob por siempre; y
de su Reino no habrá fin. 34 Entonces
María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón. 35 Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu
Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también
lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella
ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes a ella que era llamada la
estéril; 37 porque ninguna cosa es
imposible para Dios. 38 Entonces María
dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el
ángel se fue de su presencia. )
24 Y despertando José del sueño, hizo como
el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
Entonces José se levantó del sueño, Es decir, se despertó
del sueño, του υπνου "ese sueño", en el que naturalmente cayó,
mientras meditaba sobre el asunto del embarazo de María; o más bien en el que
fue arrojado por el Señor, con el propósito de poder tener una revelación de la
voluntad de Dios en un sueño; y levantándose de su cama o del lugar donde se
encontraba, inmediatamente y sin demora, hizo lo que el ángel del Señor le
había ordenado; creyendo firmemente que era un mensajero de Dios el que le era
enviado, y que este asunto era del Señor. Por lo tanto el tomó a su esposa, es
decir, se casó públicamente con ella, con quien se había desposado antes, la
llevó a su casa, vivió con ella como su esposa, y la reconoció como tal.
25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a
su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
La Iglesia Católica Romana afirma categóricamente la
“Inmaculada Concepción” y la “Virginidad Perpetua” de María. El verso 25 ofrece
dos expresiones que rebaten el dogma de la “Virginidad Perpetua” de María:
Primero, Mateo afirma que no la conoció hasta que ella dio a
luz un hijo. La expresión “conocer” es el modo más común para referirse a la
relación sexual entre hombre y mujer. La manera más sencilla de afirmar la
virginidad perpetua, si ésa fuese la intención de Mateo, sería de poner un punto
después del verbo conoció. Pero Mateo agrega una cláusula adverbial que
modifica el verbo conoció: hasta que ella dio a luz... El adverbio (realmente
una conjunción de tiempo y un adverbio) hasta que significa que antes de ese
punto en el tiempo prevalecía una condición, “no la conoció”, pero después
prevaleció otra condición. Se implica que “la conoció”. Es decir, antes de ese
punto en el tiempo (cuando dio a luz a su hijo), José no tuvo relación sexual
con María, pero la implicación necesaria es que después, sí tuvo relación
conyugal con ella.
Los que afirman la virginidad perpetua de María
argumentan que la expresión “hasta que” no significa necesariamente que, luego
del nacimiento de Jesús, José y María se hayan unido en relación conyugal. Sin
embargo, la expresión hasta que que se usa en Mateo 1:25 Y no
la conoció hasta que dio a luz a su hijo Primogénito; y llamó su nombre JESUS (en griego una conjunción acompañada por un adverbio)
se encuentra 19 veces en el NT y siempre indica, o implica claramente, un
cambio en la condición después de un punto en tiempo.
En
segundo lugar, el
término “primogénito” se usa uniformemente para establecer la relación de Jesús
con María. Al usar “primogénito”, el autor estaría destacando el hecho de que
antes de Jesús, María no tuvo hijos; pero que después el término implica
necesariamente sí, tuvo por lo menos uno más. Para el verso 25, la expresión
“su hijo primogénito” tiene muy poco apoyo en los mejores manuscritos en
griego.
La interpretación presentada en los párrafos
anteriores se ratifica por dos evidencias bíblicas que no dan lugar a dudas. En
Mateo13:55-56 (55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y José, y Simón, y
Judas? 56 ¿Y no están todas sus
hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todo esto?), el autor
nombra a cuatro hermanos de Jesús y también se refiere a “hermanas”. Entonces,
el texto bíblico afirma que María tuvo por lo menos seis hijos, después de dar
a luz a Jesús. Por otro lado, el NT se refiere a la relación entre Jesús y su
Padre Celestial como “unigénito“. Si Jesús fuese el único hijo de María, cabe
la pregunta: ¿Por qué no se usa “unigénito” también en relación con María?
No hay comentarios:
Publicar un comentario