} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: Proverbios 2:1-22

viernes, 26 de febrero de 2016

Proverbios 2:1-22



2.1-5 Son necesarias la diligencia en el oír y la oración para conseguir el gran principio de la piedad, el temor de Dios. Escucha tú con atención y reflexión seriamente, entenderás la debida percepción de la verdad. Debe haber oración intensa y esfuerzo. Percibirás inteligentemente. Dios está presto (Santiago 1:5; Santiago 4:8) por la revelación que Él da.
La sabiduría viene de dos modos: es un regalo de Dios y una búsqueda activa. El punto de partida de la sabiduría es Dios y su Palabra revelada, la fuente de "el conocimiento y la inteligencia" . En ese sentido, la sabiduría es su regalo para nosotros. Pero únicamente se la otorga a quien con sinceridad la busca. La sabiduría de Dios está escondida de los rebeldes y necios, exige un esfuerzo para encontrarla y usarla. La senda hacia la sabiduría es difícil. Cuando estamos en ella, descubrimos que la verdadera sabiduría es la de Dios y que El nos guiará y recompensará nuestra búsqueda sincera y persistente. Quienes buscan fervorosamente la sabiduría celestial nunca se quejarán de haber perdido su esfuerzo; la libertad del don no elimina la necesidad de nuestra diligencia, Juan 6, 27.
Buscad y hallaréis; pedid y se os dará. Obsérvese a los que así son favorecidos. Ellos son los justos, en quienes es renovada la imagen de Dios que consiste en justicia. Si dependemos de Dios y vamos en pos de la sabiduría, Él nos capacitará para guardar las sendas del juicio.

2.6, 7 Dios nos da sabiduría y victoria, no por andar por la vida a la deriva ni por actuar irresponsablemente con sus dones y recursos. Si somos fieles y conservamos claro en nuestra mente el propósito en la vida, El nos guardará del orgullo y la avaricia. Si somos verdaderamente sabios tendremos cuidado para evitar a toda mala compañía y las malas costumbres. Cuando la sabiduría nos domina, entonces no sólo llena la cabeza; entra en el corazón, y preserva contra las corrupciones de adentro y de las tentaciones de afuera.


2.8, 10 Dios defiende el camino recto y a los que por él caminan, objetos de su favor (Salmo 4:3) Los guía y los guarda.
La sabiduría surge de un proceso de crecimiento constante. Primero, debemos confiar y honrar a Dios. Segundo, debemos darnos cuenta de que la Biblia nos revela la sabiduría de Dios. Tercero, debemos tomar una serie de buenas decisiones para toda la vida y evitar peligros morales. Cuarto, al tomar decisiones erróneas o pecaminosas, debemos aprender de nuestros errores y recuperarnos. La gente no desarrolla todos los aspectos de la sabiduría de inmediato. Por ejemplo, muchos tienen más agudeza de ingenio que discreción. Otros tienen más conocimiento que sentido común. Pero podemos orar para obtener todos los aspectos de la sabiduría y lograr desarrollarlos en nuestra vida.

2.11-14   Los caminos del pecado son caminos de tinieblas, incómodos e inseguros; ¡qué necios son los que dejan las sendas sencillas, placenteras e iluminadas de la rectitud para andar en semejantes caminos! Ellos se complacen en el pecado; en cometerlo y ver que los demás lo cometen. Todo hombre sabio evitará tal compañía. Discreción es la habilidad para diferenciar el bien del mal. Le permite al creyente detectar motivos malvados en los hombres  y mujeres. Cuando lo practicamos, nos ayuda a evaluar el curso de acción y sus consecuencias. Para algunos es un regalo, la mayoría lo desarrolla para hacer decisiones sabias cada día. Hebreos 5:14 enfatiza que podemos auto prepararnos a fin de tener discreción.

2.15 Andan para atrás; no sólo desviados de lo recto, sino en sentido contrario.

2.16, 17 La sabiduría verdadera también preservará de quienes guían a las lujurias carnales que corrompen el cuerpo, ese templo vivo, y que batallan contra el alma. Estos son males que excitan la tristeza de toda mente seria y hacen que cada padre o madre reflexivo mire a sus hijos con ansiedad, no sea que ellos se enreden en tales trampas fatales. Que el sufrimiento del prójimo nos sirva de advertencia. Nuestro Señor Jesús disuade de esos placeres pecaminosos por los tormentos eternos que les siguen. Muy raro es que se recupere alguien que está agarrado en esta trampa del diablo; tan endurecido está el corazón, tan ciega la mente por el engaño de este pecado.
 La liberación de otra suerte de peligro este vocablo se usa a menudo en el sentido de ramera, o mujer disoluta (Jueces 11:1-2), sea casada  o no (1Reyes 11:1), así llamada porque las tales, acaso al principio, eran mujeres extranjeras aunque extraño puede también denotar cualquier cosa contraria a lo recto y propio, como fuego extraño (Números 3:4); incienso extraño (Éxodo 30:9)
 Una mujer extraña es una seductora o prostituta. Dos de los pecados más difíciles de resistir son la soberbia y la inmoralidad sexual. Ambos son seductores. La soberbia dice: "Me lo merezco". El deseo sexual dice: "Lo necesito". En combinación, su llamado es mortal. En efecto, dice Salomón, solo confiando en la fortaleza de Dios podemos superarlos. La soberbia apela a una cabeza vacía, la tentación sexual a un corazón vacío. Al mirar a Dios, podemos llenar nuestra mente de su sabiduría y nuestros corazones con su amor. No permitamos que nos engañen, recordemos lo que Dios dice acerca de lo que somos y lo que deberíamos ser. Pidámosle fortaleza para resistir estas tentaciones.

12.18-22 A semejanza de los contrastes que contiene el Salmo 1 entre los bienaventurados y los malos, aquí las bendiciones de los rectos son seguidas por la condena de los impíos. Muchos piensan que esta advertencia, además de su sentido literal, debe entenderse como advertencia contra la idolatría, y someter el alma al cuerpo, en la búsqueda de cualquier objeto prohibido.
El justo debe dejar la tierra como el malo, pero la tierra es cosa muy diferente para ellos. Para el malo es todo el cielo que tendrán jamás; para el justo es el lugar de preparación para el cielo. ¿Es toda una para nosotros, sea que la compartamos con el malo las miserias de su fin postrero o con el deleite eternos que coronará a los creyentes?


¡Maranatha! ¡Si, ven Señor Jesús!