Proverbios
6 : 1-35
6.1-5 Estos
versículos no van en contra de la generosidad, sino en contra de excedernos en
el uso de los recursos financieros y actuar en una forma tan irresponsable que
nos conduzca a la pobreza. Es importante mantener un balance entre la
generosidad y la buena mayordomía. Dios quiere que ayudemos a nuestros amigos y
al necesitado, pero no promete cubrir los costos de cada compromiso
irresponsable que hagamos. Debemos actuar con responsabilidad para que así
nuestras familias no sufran. La advertencia sobre actuar como fiador de alguien
por cuyos actos no podemos responder, suena con la urgencia de algo
experimentado en carne propia; por el que escribe o por su hijo.
Si
vivimos según nos dirige la Palabra de Dios en la Biblia, encontraremos que es
provechosa aun en este mundo presente. Somos mayordomos de nuestra sustancia
material y tenemos que responder al Señor por la manera en que disponemos de
ella; es malo desperdiciarla con precipitación o en planes que nos enreden en
dificultades y tentaciones. El hombre nunca debe ser aval por más de lo que es
capaz y está dispuesto a pagar, y puede permitirse pagar sin dañar a su
familia; debe considerar cada suma de dinero por la cual esté comprometido como
si fuera deuda propia. Si debemos poner todo este cuidado para que sean
perdonadas nuestras deudas con los hombres, mucho más para obtener perdón de
Dios.
Humillémonos ante Él; asegurémonos de Cristo
como Abogado que presente defensa por nosotros; oremos fervorosamente que nuestros
pecados sean perdonados, y que podamos ser resguardados de hundirnos en el
abismo.
6.6-11 Esos
últimos momentos de sueño son deliciosos, los saboreamos mientras nos
resistimos a comenzar un nuevo día de trabajo. Proverbios nos advierte en
contra de ceder ante la tentación de la pereza, de dormir en lugar de trabajar.
¡La laboriosidad de la hormiga constituye una vergüenza para los perezosos!
Proverbios condena la inactividad, la falta de iniciativa, la maledicencia, la
condescendencia con los errores y la falta de disciplina Esto no significa que
nunca debamos descansar. Dios les dio a los judíos el día de reposo, un día a
la semana de descanso y restauración. Pero no deberíamos descansar cuando
deberíamos trabajar. Se usa a la hormiga como ejemplo porque utiliza su energía
y recursos económicos. Si la pereza nos hace olvidar nuestras
responsabilidades, la pobreza muy pronto será un obstáculo para que podamos
tomar el descanso legítimo que debemos disfrutar. La diligencia en los negocios
es la sabiduría y el deber de todo hombre; no tanto para obtener riqueza
mundana, sino para no ser una carga para los demás, ni un escándalo para la
iglesia. Las hormigas son más diligentes que los hombres perezosos. Podemos
aprender sabiduría de los insectos más viles y ser avergonzados por ellos.
Los
hábitos de la indolencia e indulgencia crecen en la gente. Así la vida se
precipita al desperdicio; y la pobreza, aunque primero distante, se acerca
paulatinamente, como un viajero y, cuando llega, es como un hombre armado,
demasiado fuerte para ser resistido. Todo esto puede aplicarse a las
preocupaciones de nuestras almas. ¡Cuántos aman su dormir de pecado, y sus
sueños de felicidad mundana! ¿No procuraremos despertar a los tales? ¿No
pondremos diligencia para asegurar nuestra propia salvación?
6.12-19 Si los perezosos deben ser condenados, que nada
hacen, mucho más los que hacen todo el mal que pueden. Veamos cómo se describe
a tal hombre: Dice y hace todo astutamente y con intenciones. Su ruina vendrá
sin advertencia y sin alivio. Un
hombre de Belial, u hombre inútil para lo bueno, ya depravado o malvado
(1Samuel 25:25; 1Samuel 30:22).
La indolencia y el vicio son aliados. Aunque es ocioso de hechos, es activo y habitualmente de mal hablar.
Aquí
hay una lista de cosas que Dios abomina. Una referencia a la innata tendencia
humana de hablar sin cuidar la veracidad de lo que se dice. Y la maldad del falso testigo lo que implica perjurio deliberado para causar
daño a otra persona. Ambas formas de falsedad están en la lista de cosas
horrendas. Y peor aun es aquel que siembra discordias. Son pecados
especialmente provocadores para Dios los que son dañinos para el bienestar de
la vida humana. Debemos odiar en nosotros lo que Dios odia; es nada odiarlas en
los demás. Desechemos todas esas costumbres, y velemos y oremos contra ellas;
evitemos con marcada desaprobación, a todos los culpables de ellas, cualquiera
sea su rango.
6.20-23 Otra
vez aparece la apelación a tomar seriamente lo que enseñan los padres: en sus
mandamientos y reprensiones hay guía. Ello evita la entrada del mal, dando
buenos pensamientos, aun en los sueños (Salmo 19:9;
2Pedro 1:19). Es natural y bueno para los niños, a
medida que maduran, ir independizándose poco a poco de sus padres. Sin embargo,
los adultos jóvenes, deben cuidarse de no tener oídos sordos para sus padres:
rechazar su consejo cuando más lo necesitan. Si luchamos con una decisión o
buscamos un consejo, analícemoslo connuestros padres o con otros adultos mayores
que nos conozcan bien. Los años de experiencia que nos llevan de ventaja pueden
haberles dado la sabiduría que buscamos.
6.25
Consideremos la codicia de la hermosura (lujuria) como una señal de peligro en
camino. Una de las precauciones de esta instrucción: evitar la hermosura
seductora. Cuando notamos que nos sentimos atraídos a una persona del sexo
opuesto o nos preocupamos con pensamientos sobre ella, nuestros deseos pueden
llevarnos a pecar. Entonces, pidamos a Dios quenos ayude a cambiar esos
nuestros deseos antes de que el pecado nos atraiga.
6.26-35
Algunas personas argumentan que no es malo quebrantar la ley de Dios en contra
del pecado sexual si nadie resulta herido. La verdad es que siempre alguien
resulta herido. Los cónyuges se devastan. Los hijos se hieren. Las mismas
parejas, aun cuando escapen de enfermedades o embarazos no deseados, sufren las
consecuencias.
Este
largo y elocuente llamado contra el adulterio está basado en las consecuencias
que siguen a un acto de esa naturaleza: pobreza, burla y retribución amarga. El adúltero es peor que
el ladrón, el ignorante y el corruptor. Se vuelve falto
de entendimiento o de corazón; carece de todo principio moral y de prudencia.
Pierden su capacidad de cumplir sus compromisos, sentir el deseo sexual,
confiar y franquearse por completo a otra persona.
Las leyes de Dios no son arbitrarias. No
prohíben una diversión buena y sana. Más bien nos previenen para que no nos
destruyamos cuando llevamos a cabo acciones irresponsables o al adelantarnos al
tiempo de Dios. La palabra de Dios tiene algo que decirnos sobre todas las
ocasiones. Que la reprensión fiel nunca nos incomode.
Cuando
considaremos cuánto abunda este pecado, cuán odioso es el adulterio en su
propia naturaleza, qué mala consecuencia trae, y cuán ciertamente destruye la
vida espiritual en el alma, no nos asombra que las advertencias en su contra
sean repetidas tan a menudo.
Recordemos
a quien voluntariamente se hizo nuestro fiador cuando nosotros éramos extraños
y enemigos, ¿y los cristianos, con las perspectivas, motivos y ejemplos que tenemos,
seremos perezosos y negligentes? ¿Descuidaremos lo que agrada a Dios y lo que
Él recompensa bondadosamente?
Vigilemos
muy de cerca cada sentido por el cual puede entrar veneno a nuestras mentes o
afectos.
¡Maranatha!
¡Si, ven Señor Jesús!