11.1 En este capítulo Pablo destaca que no todos
los judíos rechazaron el mensaje de salvación de Dios. Hay todavía un remanente
fiel. Pablo mismo era judío, los discípulos y los primeros misioneros también
lo eran. El Señor en verdad anunció que “el reino de Dios sería quitado a Israel” (Mateo_21:41); y cuando le preguntaron los once,
después de su resurrección, si en aquel tiempo “restauraría el reino a Israel”
su respuesta fue una admisión virtual de que Israel ya estaba, en algún
sentido, fuera del pacto (Hechos_1:9). Con todo
el apóstol aquí enseña que, en dos respectos, Israel no estaba “desechado;” Primero, no totalmente; Segundo, no finalmente.
11.2 Dios escogió a
los judíos ("su pueblo, al cual desde antes conoció") para que a
través de ellos el resto del mundo hallara salvación. Sin embargo, esto no
significaba que toda la nación judía sería salva, sino que quienes fueran
fieles a Dios (el remanente) se considerarían verdaderos judíos. Somos salvos a
través de la fe en Cristo, no por ser parte de una nación, religión o familia.
¿De qué depende su salvación?
11.5“Así como en el
tiempo de Elías la apostasía de Israel no era tan universal como parecía, ni
como él profeta en su desaliento concluyó que era, así ahora, el rechazo de
Cristo por Israel no es tan aterrador en extensión como uno fácilmente
pensaría. Y así como entonces, ahora hay un remanente fiel; pero no de personas
mejores que las incrédulas multitudes, sino de personas escogidas por gracia
para la salvación.”
11.6 ¿Piensa que se
le hace más fácil a Dios amar a una persona cuando es buena? ¿Piensa allá en lo
íntimo que Dios lo escogió porque usted se lo merecía? ¿Cree que la conducta de
algunos es tan mala que Dios no puede salvarlos? Si piensa de esta manera no ha
entendido bien que la salvación es gratuita. No puede ganarse, ni toda ni en
parte; solo puede aceptarse con agradecimiento y alabanza. “Ahora, si (la
elección) es por gracia, ya no es por obras, porque (en tal caso) la gracia ya
no es gracia; y si es por obras …” (La autoridad de manuscritos antiguos en
contra de esta cláusula, como superflua y no del texto original, es fuerte,
pero opinamos que no es lo suficientemente fuerte para justificar la exclusión.
Tales redundancias aparentes no son raras en el apóstol.) La posición general aquí
asentada es de importancia vital: Que no hay sino dos posibles fuentes de la
salvación: las obras de los hombres, y la gracia de Dios; y que estas dos son
tan esencialmente distintas y opuestas que la salvación no puede ser una
combinación o mixtura de ambas, sino que tiene que ser o de la una o de la
otra.
11.7 "Los demás
fueron endurecidos" porque así los castigó Dios por sus pecados. Fue una
confirmación de que eran tercos. Al juzgarlos, Dios les quitó la facultad de
ver, oír y arrepentirse; así experimentarían las consecuencias de su rebelión.
11.8-10 Estos
versículos describen el castigo de los corazones endurecidos que el profeta
Isaías predijo (Isaias_6:9-13). Si la gente no
quiere oír las buenas nuevas de Dios, al final no podrán entenderla. Pablo vio
que esto sucedió en las sinagogas que visitó en sus viajes misioneros. (El
versículo 8 se basa en Deuteronomio_29:4 e Isaias_29:10. Los versículos 9 y 10 son del Salmo_69:22-23). “Lo que Israel está buscando (esto
es, la justificación, o aceptación con Dios, no lo halló, pero la elección (el
remanente elegido de Israel) lo halló, y los demás fueron endurecidos, o sea,
fueron judicialmente entregados a la “dureza de sus propios corazones.” El
objeto del apóstol al poner estas citas es para demostrar que lo que se había
visto obligado a decir de la condición existente de la nación y del presagio de
su porvenir estaba más que confirmado por las Escrituras. Pero, en segundo
lugar, vemos que Dios no ha desechado a su pueblo finalmente.
11.11 Pablo soñaba con una iglesia en la que judíos
y gentiles se unieran en amor a Dios y en obediencia a Cristo. A la vez que
respetaban la Ley de Dios, mirarían solo a Cristo para alcanzar salvación. La
raza y el nivel social de la persona sería irrelevante ( Gálatas_3:28), porque lo importante sería la fe que
depositaran en Cristo.
El sueño de Pablo aún no se ha
materializado. En su tiempo muchos judíos rechazaron las buenas nuevas. Tenían
la mira en su herencia étnica para obtener la salvación y no eran obedientes de
corazón como los profetas del Antiguo Testamento y Pablo. Una vez que los
gentiles predominaron en la mayoría de las iglesias cristianas, comenzaron a
rechazar y a perseguir a los judíos. Es lamentable, pero esta práctica ha
continuado a través de los siglos.
Los verdaderos cristianos no
deben perseguir a nadie. Los cristianos y los judíos han hecho tanto daño a la
causa de Dios a la que dicen servir que parece imposible que el sueño de Pablo
se cumpla. Dios escogió a los judíos de la misma manera que a los cristianos, y
sigue ocupado en la tarea de unir gentiles y judíos para formar un nuevo
Israel, una nueva Jerusalén, gobernada por su Hijo ( Efesios_2:11-22).
11.12
Esto
quiere decir que, “Si un acontecimiento tan nefasto como esta falta cometida
por Israel fué la ocasión de tan indecible bien al mundo gentil, “¿de cuánto
mayor bien podemos esperar que será productivo un evento tan bienaventurado
como lo será la plena restauración de ellos?”
11.13-15 Pablo fue
nombrado misionero a los gentiles. El recuerda esto a los hermanos judíos con
la esperanza de que también quieran ser salvos. Los judíos habían sido
rechazados, y se estaba brindando a los gentiles la salvación. Pero cuando un
judío acepta a Cristo, hay gran regocijo, como si un muerto volviera a la vida.
El apóstol había negado que estuviesen rechazados; aquí lo afirma. Las dos
cosas son verdad: ellos fueron desechados, pero ni total ni finalmente, y es de
este rechazo parcial y temporal que el apóstol habla aquí.
La recepción de
toda la familia de Israel, esparcidos como están entre todas las nacionos
debajo del cielo, y siendo los enemigos más inveterados del Señor Jesús, será
una manifestación tan estupenda del poder de Dios sobre el espíritu de los
hombres, y de su gloriosa presencia con los heraldos de la cruz, que no
solamente encenderá el asombro reverente por todas partes, sino que también
cambiará el modo dominante de pensar y de sentir acerca de las cosas
espirituales en tal forma que se parecerá a una resurrección de entre los muertos.
11.16
Los
israelitas estaban obligados a ofrecer a Dios las primicias de la tierra: tanto
en la condición cruda, en el manojo de grano recién segado (Levítico_23:10-11), como en la forma elaborada, la
torta amasada (Números_15:19-21), mediante lo cual
toda la cosecha de la estación sería tenida por santificada. Es probable que aquí signifique la segunda forma de
ofrenda, por cuanto a ésta le corresponde mejor la palabra “masa,” que se
traduce como “el todo” en nuestra versión; y el argumento del apóstol es, que
la separación para Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, del resto de la humanidad,
como la raíz que originó la raza, fué una ofrenda tan verdadera de primicias
como las que santificaban el producto de la tierra, así, en la estimación de
Dios, fué igualmente real la separación de la masa. o “del todo” de dicha
nación, en todo tiempo, para Dios. La figura de la “raíz” y las “ramas” es de
aplicación similar: la consagración de aquélla se extiende también a ésta.
11.17 Al hablar a los cristianos gentiles, Pablo los
insta a no sentirse superiores porque Dios hubiera rechazado a algunos judíos.
La fe de Abraham se asemeja a la raíz de un árbol productivo y el pueblo judío
viene a ser las ramas naturales del árbol. A causa de su infidelidad, los
judíos fueron las ramas desgajadas. Los creyentes gentiles se injertaron en el
árbol como olivo silvestre y ahora gentiles y judíos comparten la savia basados
en la fe en Dios. Ninguno de los dos puede confiar en su herencia cultural en
cuanto a la salvación. “Si las ramas no deben jactarse de la raíz que las
sustenta, mucho menos los gentiles deben jactarse de la simiente de Abrahán;
porque ¿cuál es tu posición, oh gentil, con relación a Israel, sino la de la
rama con relación a la raíz? De Israel ha venido todo lo que eres, y todo lo
que tienes en la familia de Dios, porque “la salvación es de los judíos” (Juan_4:22).
11.22 "Si
permaneces en esa bondad" se refiere a la firme perseverancia en la fe. La
firmeza es una prueba de la realidad de la fe y una consecuencia de la
salvación, no un medio que conduce a él.
11.24
Esto
es precisamente lo opuesto del v. 21: “Así como la excisión de los meramente injertados gentiles por causa de la
incredulidad, es cosa que con más razón se había de esperar, que la excisión
del Israel natural, antes que
ésta aconteciese; así la restauración de Israel, una vez que lleguen a creer en
Jesús, es cosa mucho más compatible con lo que debiéramos esperar, que la
admisión de los gentiles a una posición que nunca antes habían gozado.”
Esta invocación del poder de Dios para efectuar el
restablecimiento de su antiguo pueblo, sugiere la vasta dificultad que hay para
lograrlo: lo que han comprobado tristemente todos los que alguna vez han
trabajado por la conversión de los judíos. Que expositores inteligentes piensen
que esto se dijo con relación a judíos individuales,
reintroducidos de tiempo en tiempo en la familia de Dios al creer en el Señor
Jesús, es sorprendente; y con todo, los que niegan el restablecimiento nacional de Israel tienen que
interpretar así al apóstol. Pero esto significa confundir las dos cosas que el
apóstol cuidadosamente distingue. En todo tiempo son admisibles los judíos
individuales, y así han sido admitidos en la iglesia por la puerta de la fe en
el Señor Jesús. Ellos son el “residuo”, aun
en este tiempo presente, “según la elección de la gracia,” de los que el
apóstol en la primera parte del capítulo ha citado como uno. Pero es evidente
que aquí habla de algo no existente
entonces, pero que se había de esperar como un gran acontecimiento futuro en la
dispensación de Dios, a saber, la reinjertación de la nación como tal, cuando ya “no permanezcan en la
incredulidad.” Y aun cuando esto se dice aquí meramente como una suposición (de
que cesara la incredulidad de ellos)—a fin de ponerla en paragón con la otra
suposición, de lo que sobrevendrá a los gentiles si ellos no permanecen en la
fe—la suposición se convierte en una predicción explícita en los versículos que
siguen.
11.25 No la conversión general del mundo a
Cristo, como muchos lo entienden, porque tal cosa parece que contradiría la
última parte de este capitulo, y colocaría el restablecimiento nacional de
Israel en un futuro demasiado lejano: además, en el v. 15, el apóstol parece
hablar del recibimiento de Israel, no como subsecuente a la conversión del
mundo, sino como que contribuyera grandemente a ella; sino: “hasta que los
gentiles hayan tenido su tiempo pleno
de la iglesia visible para sí solos, mientras los judíos hayan estado fuera,
privilegio del cual los judíos gozaban hasta que los gentiles fueron
introducidos.”
11.26 Entender esta
gran declaración, como muchos la entienden aún, meramente en el sentido de la
recepción gradual de judíos individuates
hasta que al fin no quedara ninguno en la incredulidad, sería hacer a dicha
declaración violencia así como a todo el contexto. No puede significar sino el
ingreso final de Israel como nación,
en contraste con el actual “residuo”. Algunos usan esta frase: "Y luego
todo Israel será salvo", para dar a entender que la mayoría de los judíos
en la generación final, antes de la venida de Cristo, lo buscarán para obtener
salvación. Otros dicen que Pablo usa la palabra Israel para referirse a la nación "espiritual" de
Israel conformada por todos, judíos y gentiles, los que han recibido la
salvación mediante la fe en Cristo. Ese todo
Israel (o todos los creyentes) recibirá el regalo de salvación que Dios
prometió. Otros dicen que todo Israel
significa que Israel en pleno desempeñará un papel en el reino de Cristo. Su
identidad como pueblo no se descartará. Dios eligió la nación de Israel y nunca
cambió de opinión. También escogió a la iglesia, mediante Jesucristo, y tampoco
la rechazará. Esto no significa que todos los judíos ni todos los miembros de
la iglesia se salvarán. Es posible pertenecer a una nación o a una organización
sin haber respondido en fe. Sin embargo, porque algunos le rechacen, Dios no va
a detener su obra con Israel y la iglesia. El sigue ofreciendo la salvación
gratuitamente a todos. Aun otros dicen que la frase "y luego" quiere
decir "en esta forma", refiriéndose a la necesidad de la fe en
Cristo.
11.28- En este pasaje
Pablo muestra cómo judíos y gentiles se benefician entre sí. Siempre que Dios
muestra misericordia a uno de los grupos, el otro comparte la bendición. En el
plan original de Dios, los judíos serían fuente de bendición a los gentiles (Genesis_12:3). Cuando los judíos descuidaron esta misión,
de todas formas Dios bendijo a los gentiles mediante el Mesías judío. El sigue
amando a los judíos a causa de su promesa a Abraham, Isaac y Jacob ("por
causa de los padres"). Pero algún día los judíos fieles manifestarán la
misericordia de Dios. Los planes de Dios no se frustrarán, El tendrá
"misericordia de todos". Para un hermoso cuadro de cómo judíos y
gentiles reciben juntos bendición (Isaías 60).
Es decir, son irrevocables. “La vocación de Dios,” significa aquel soberano
acto por el cual Dios, en el ejercicio de su libre elección, “llamó” a Abrahán,
para que fuese el padre de un pueblo especial; mientras que “los dones de
Dios”, aquí denotan los artículos del pacto que Dios hizo con Abrahán, los
cuales constituyen la distinción real entre la suya y las demás familias de la
tierra. Las dos cosas, dice el apóstol, son irrevocables; y ya que el único
motivo por el cual se hace referencia a esto es el destino final de la nación israelita, es claro que lo que aquí
se afirma es la perpetuidad por todos
los tiempos del convenio abrahámico. Y para que nadie diga que aunque
Israel, como nación, no tiene
destino alguno bajo el evangelio, sino que como pueblo desapareció del
escenario con el derrumbe de la pared medianera de separación, y que no
obstante, el pacto abrahámico aun perdura en la simiente espiritual de Abrahán, compuesta de
judíos y gentiles en una masa indistinta de hombres redimidos bajo el
evangelio—el apóstol, como para excluir esta suposición misma, asevera
expresamente que el mismo Israel que, tocante al evangelio, es considerado como
“enemigo por causa de los gentiles,” “es amado
por causa de los padres;” y en prueba de esto agrega: “Porque los dones
y la vocación son sin arrepentimiento,” irrevocables. Pero ¿en qué sentido son
ahora los incrédulos y excluídos hijos de Israel “amados por causa de los
padres”? No meramente por los recuerdos
ancestrales, así como uno mira con cariñoso interés al hijo de un amigo querido
por amor a dicho amigo aunque es un pensamiento hermoso, y no ajeno a la Escritura
en relación con este mismo asunto (Isaias_41:8)sino
a causa de las conexiones y
obligaciones ancestrales, o bien, su descendencia lineal y su unidad,
con los padres, en el pacto que Dios estableció con ellos en el principio. En
otras palabras, el Israel natural no el residuo
de ellos según la elección de gracia,” sino LA NACION, que nació de Abrahán
según la carne—son todavía un pueblo escogido, y como tales, “amados.” El mismo
amor que escogió a los padres, y reposó sobre ellos como el tronco paternal de
la nación, todavía reposa sobre sus descendientes en general, y todavía los ha
de redimir de la incredulidad, y los restablecerá como la familia de Dios.
11.29 Los privilegios
y la invitación que Dios dio a Israel nadie podrá quitárselos jamás. Aquí hay
una idea del todo nueva. El apóstol hasta ahora ha subrayado la incredulidad de
los judíos como el medio u ocasión para la fe de los gentiles—el rechazo de
aquéllos dando ocasión para la recepción de éstos: una verdad que daba a los
generosos creyentes gentiles sólo una satisfacción mixta. Ahora, presentando un
aspecto más animador, habla de la misericordia dispensada a los gentiles como
un medio para el establecimiento de Israel; lo que parece significar que, por
la instrumentalidad de los gentiles creyentes, Israel como nación por fin ha de
“mirar a aquel a quien horadaron y llorar sobre él.”
11.33 Esta doxología es una oración de alabanza a
Dios por la sabiduría de su plan. Aunque el método de Dios y su significado van
más allá de nuestra comprensión, El no es arbitrario. Gobierna el universo y
nuestras vidas en perfecta sabiduría, justicia y amor. Pero “las riquezas de
Dios es una expresión mucho menos usada por nuestro apóstol, que las riquezas
de ésta o aquella otra perfección de Dios; y las palabras que inmediatamente
siguen limitan nuestra atención a la inescrutabilidad de los “juicios” de Dios,
lo que probablemente significa sus decretos o sus planes (Salmo_119:75), y la de sus “caminos,” o sea el
método por el que los lleva a efecto.
Además, todo lo que sigue hasta el fin del capítulo parece indicar que
mientras que la gracia de Dios
para con los culpables en Cristo Jesús se presupone en todo el tema de este capítulo,
lo que evoca la admiración especial del apóstol, después de trazar algo en
detalle los propósitos y planes divinos en la impartición de esta gracia, es
“la profundidad de las riquezas de la sabiduría
y conocimiento de Dios” en estos propósitos y métodos. El
“conocimiento”, entonces, señala probablemente la vasta extensión de la
comprensión divina en esto manifestada: la “sabiduría,” aquella aptitud para
lograr los fines propuestos que caracteriza todo este proceder.
11.34, 35 Lo
que encierran estas preguntas es que ninguno puede comprender por completo la
mente del Señor. Ninguno ha sido su consejero. Y Dios no le debe nada a ninguno
de nosotros. Isaías y Jeremías hicieron preguntas similares para demostrar que
no hay quien tenga capacidad para aconsejar a Dios ni para criticar sus caminos
(Isaias_40:13; Jeremias_23:18). Solo Dios tiene
todo poder y toda sabiduría.
11.36 En un análisis
final, todos dependemos absolutamente de Dios. El es la fuente de todo,
incluyendo a nosotros mismos. Es el poder que sustenta las leyes del mundo en
que vivimos. Y Dios lleva a cabo todas las cosas para la gloria de El mismo. El
Dios todopoderoso merece nuestra alabanza. De esta manera, dignamente, con una
brevedad sólo igualada por su sublimidad, recapitula aquí el apóstol todo este
asunto. “De él son todas las cosas,” como la eterna Fuente de ellas; “por medio
de él son todas las cosas,” por cuanto él lleva a efecto sus eternos consejos
determinados; y “para (que es la correcta traducción) él son todas las cosas,”
por ser suyas propias hasta el fin; siendo la manifestación de la gloria de sus
propias perfecciones, desde el principio hasta el fin, el último propósito, por
ser el más sublime.
Sobre este capítulo rico en
enseñanzas, aprendemos:
(1) Es un consuelo indecible
saber que, en tiempos de la mayor decadencia religiosa y de la más extensiva
apostasía de la verdad, la lámpara de Dios nunca se deja apagar, y que un fiel
residuo siempre ha existido: residuo mayor de lo que nuestros lánguidos
espíritus pueden fácilmente creer (vv. 1-5).
(2) La conservación de este
remanente, así como su separación al principio, es todo como resultado de la
gracia (vv. 5, 6). Cuando los individuos y las comunidades, después de muchas e
infructuosas amonestaciones, son abandonados por Dios, siguen de mal en peor
(vv. 7-10).
(3) Dios ha arreglado sus tratos
con las grandes divisiones de la humanidad de manera “que ninguna carne se
gloríe delante de él.” Los gentiles y los judíos, cada cual en su oportunidad,
fueron “encerrados a la incredulidad,” para que aquéllos y éstos por turno,
experimentasen la “misericordia” que salva a los peores de los pecadores (vv.
11-32).
(4) Así como somos “justificados
por la fe,” así somos “guardados por el poder de Dios por la fe”—por la fe
sola—para la salvación (vv. 20-32).
(5) El pacto de Dios con Abrahán
y con su simiente natural, es un pacto perpetuo que tiene tanta fuerza bajo el
evangelio como antes de él. Es por esto que los judíos como nación sobreviven
aún, a pesar de las leyes que, en circunstancias análogas, han extinguido o
destruído la identidad de otras naciones. Y es por eso que los judiós como
nación aun han de ser restaurados a la familia de Dios por el sometimiento de
sus orgullosos corazones a aquel que horadaron. Y como los gentiles creyentes
tendrán el honor de ser los instrumentos de este admirable cambio, así el vasto
mundo gentil cosechará tal beneficio de ello que será como la comunicación de
la vida a ellos de los muertos.
(6) Así pues, la iglesia cristiana tiene la
razón suprema para el establecimiento y la vigorosa prosecución de misiones entre los judíos; habiendo
prometido Dios no sólo que habrá un residuo de ellos que ingresará en toda
edad, sino que se ha empeñado en el ingreso final de toda la nación, habiendo
asignado el honor de tal ingreso a la iglesia gentil, y asegurándoles que el
evento, cuando llegue, tendrá un efecto vivificador sobre todo el mundo (vv.
12-16, 26-31).
(7) Los que piensan que en todas las profecías
del Antiguo Testamento los términos “Jacob,” “Israel,” etc., han de entenderse
solamente con referencia a la iglesia
cristiana, parece que leen el Antiguo Testamento de una manera diferente de la
del Apóstol, quien, al usar estos términos de la profecía del Antiguo
Testamento, presenta argumentos para probar que Dios tiene raudales de
misericordia para el Israel natural
(vv. 26, 27).
(8) Las investigaciones meramente
intelectuales tocante a la verdad divina en general, y la percepción de los
oráculos vivientes en particular, tienen un efecto endurecedor, y son un
contraste grande con el espíritu de nuestro apóstol, cuyo largo bosquejo del
majestuoso proceder de Dios para con los hombres en Cristo Jesús, termina con
una exclamación de admiración,
que se confunde en una actitud aun más sublime de adoración (vv. 33-36).