Sólo hay dos grupos de personas en el mundo: los
que han escuchado y creído el evangelio de Jesús y aquellos que no. Los que han nacido de nuevo por fe en Jesucristo, y los que creen pueden salvarse por méritos propios. Si quienes lo hemos escuchado,
y creído, rehúsamos proclamarlo, Dios recompensará a cada uno «de acuerdo con sus
obras». Somos responsables por nuestra generación. Aunque la gente a menudo
debate en cuanto a la suerte de aquellos que murieron sin escuchar el
evangelio, este pasaje revela la importancia de alcanzar a aquellos que están
vivos aún. Aquellos perdieron su oportunidad, su incredulidad los condenó al infierno.
Una orientación práctica, tomada de Hechos_13:36,
podría enseñarnos: David sirvió a su generación por la voluntad divina. No
podemos retornar a la pasada generación, tampoco alcanzar la próxima, pero sí
servir a ésta. La única generación por la cual Dios nos hace responsables es la
nuestra.(Salmos_2:8/Isaías_40:8-11).
Jehová es el gran Evangelizador o Portador de
buenas nuevas. Después que Adán pecó, las palabras de Génesis
3:15 acerca de que habría una descendencia que aplastaría la cabeza de
la serpiente fueron buenas nuevas, y supusieron una esperanza para la humanidad.
(Romanos 8:20.) Al ampliar la promesa sobre la
descendencia, Jehová Dios le declaró a Abrahán buenas nuevas. (Gálatas 3:8; Génesis 12:1-3.) En Isaías 52:7 se profetizó que alguien ‘traería buenas
nuevas’ con respecto a la restauración de los judíos de Babilonia.
El apóstol Pablo cita este texto en conexión con
la evangelización que efectuamos los cristianos. (Romanos
10:15.) El ángel Gabriel actuó como evangelizador cuando anunció a
Zacarías las buenas nuevas del venidero nacimiento de Juan el Bautista, y a
María las del nacimiento de Jesús. Otro ángel informó de la buena nueva a los
pastores cuando Jesús nació. (Lucas 1:18-38; 2:10.) Juan
el Bautista fue un evangelizador, pues se dice que “continuó declarando las
buenas nuevas al pueblo”. (Lucas 3:18.) De
hecho, todos los discípulos de Jesús participaron en el ministerio público de
declarar las buenas nuevas, de modo que fueron evangelizadores. (Hechos 8:4.)
Misioneros evangelizadores especiales.
Aunque todos los cristianos recibimos la comisión
de ser evangelizadores de las buenas nuevas y predicar a otras personas, esta
palabra se usa de un modo especial en Efesios 4:8, 11,
12. En este pasaje, Pablo habla de las “dádivas en hombres” que Cristo
entregó a la congregación cuando ascendió a los cielos: “Y dio algunos como
apóstoles, algunos como profetas, algunos como evangelizadores, algunos como
pastores y maestros para la edificación del cuerpo del Cristo”. El
trabajo específico de estos evangelizadores era el de ser misioneros. Ellos a menudo
abrirían nuevos campos en lugares donde no se había predicado antes. En la
lista de Efesios 4:11 los evangelizadores
preceden a los pastores y a los maestros, porque después que se han predicado
las buenas nuevas y se han hecho discípulos, los pastores y los maestros
continúan la obra de edificación.
Felipe es un ejemplo de alguien a quien se llama
específicamente evangelizador. Después del Pentecostés, inició la obra en la
ciudad de Samaria con gran éxito. Guiado por un ángel, Felipe le predicó las buenas
nuevas acerca del Cristo a un eunuco etíope, a quien él mismo bautizó. Más
tarde, el espíritu condujo a Felipe a predicar en Asdod y en todas las ciudades
hasta llegar a Cesarea. (Hechos 8:5, 12, 14, 26-40.) Asimismo,
Pablo trabajó de forma activa en la evangelización. (2Corintios
10:13-16.) También Timoteo fue un evangelizador o misionero. Cuando
Pablo le dio su última exhortación, subrayó de manera especial la
evangelización: “Tú, sin embargo, mantén tu juicio en todas las cosas, sufre el
mal, haz la obra de evangelizador, efectúa tu ministerio plenamente”. Timoteo
participaba con otros cristianos en la predicación de las buenas nuevas y, como
era superintendente en Éfeso, también se dedicaba al pastoreo y la enseñanza. (2Timoteo 4:5; 1Timoteo 1:3.)
La evangelización en el “tiempo del fin”.
La obra de
evangelización más extensa de toda la historia tendría que efectuarse en el
“tiempo del fin”, según la declaración de Jesús registrada en Mateo 24:14: “Estas buenas nuevas del reino se
predicarán en toda la tierra habitada; y entonces vendrá el fin”. En la
actualidad, las naciones tienen sus misioneros en el campo de la economía, la
política, la medicina, etc.; sin embargo, a los cristianos se nos manda
predicar el reino de Dios y hacer discípulos de Jesucristo. (2 Timoteo 4:2; 1 Corintios 9:16; 1 Pedro 1:12, 25; 4:17.)
El ángel que vuela en medio del cielo con las buenas nuevas eternas hace la
siguiente proclamación: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora
del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar
y las fuentes de las aguas”. (Apocalipsis 14:6, 7.)
Estas son las buenas nuevas que el evangelizador o misionero cristiano debe
llevar. Así como la Biblia habla de algunos cristianos, como Felipe, que fueron
misioneros o evangelizadores en un sentido especial, en la actualidad algunos
cristianos tal vez vayan a otros países para predicar en calidad de misioneros.
(Hechos 21:8.) No obstante, todos los cristianos
estamos comisionados y obligados a ser evangelizadores donde sea que nos
encontremos, predicando las buenas nuevas a hombres de toda clase utilizando todos los medios que Dios nos pone a nuestro alcance. (Romanos 10:9, 10.)
¡Maranatha!
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