} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿CONOCEMOS LA VERDAD?

miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿CONOCEMOS LA VERDAD?

 (Estudio bíblico familiar 16 noviembre 2016)
1 Juan 2:20-21  Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.
 21  No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.

En el versículo 20, Juan pasa a recordarnos que todos los nacidos de nuevo poseemos conocimiento revelado por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios en la Biblia.
Los que habían salido de nostros (versículo 19) eran gnósticos, que pretendían que se les había dado a ellos un conocimiento secreto, especial y avanzado, que no estaba a disposición de los cristianos ordinarios. Juan nos recuerda que, en asuntos de fe, el más humilde cristiano no tiene por qué tener ningún sentimiento de inferioridad ante el investigador más erudito. Es verdad que hay asuntos de investigación técnica, de lenguaje, de historia, que hay que reservarle al experto; pero las cosas esenciales de la fe son posesión de cada uno.
En contraste con estos apóstatas están los fieles, que hemos recibido la unción del Santo y poseemos el verdadero conocimiento, que nos permite distinguir el error de la verdad. Y como la unción con óleo se llevaba a cabo en los reyes, sacerdotes y profetas cuando eran elegidos o consagrados para desempeñar su alta misión, de ahí que el óleo de la unción haya venido a tener un valor simbólico. Por lo general, unción se refiere al derramamiento de un aceite especial. El aceite se usaba para consagrar a los reyes y a las personas especiales para el servicio (1Samuel 16:1, 1Samuel 16:13), y también se usa en la iglesia cuando alguien está enfermo (Santiago 5:14). "Pero vosotros tenéis la unción del Santo" se podría leer: "Se le ha dado a usted el Espíritu Santo por el Padre y el Hijo". Cuando una persona se entrega a Cristo recibe el Espíritu Santo. Una de las formas en que el Espíritu Santo ayuda al creyente y a la Iglesia es por comunicar la verdad. Jesucristo es la verdad (Juan 14:6) y el Espíritu Santo guía a los creyentes a Él (Juan 16; 13). Los que están en contra de Cristo también están en contra de la verdad, y el Espíritu Santo no obra en sus vidas. Cuando somos guiados por el Espíritu podemos permanecer en contra de los falsos maestros y del anticristo. Pidámosle al Espíritu que nos guíe cada día.


Esto condujo a Juan al último punto de esta sección. Les escribe; no porque no conocieran la verdad, sino porque la conocían. "El objetivo del apóstol al escribir no era comunicar un conocimiento nuevo, sino sacar a un uso activo y decisivo el conocimiento que ya poseían sus lectores.» La más grande defensa cristiana consiste sencillamente en recordar lo que ya sabemos. Lo que nos hace falta no es una nueva verdad, sino que la verdad que ya conocemos se convierta en activa y efectiva en nuestra vida.

Este es un enfoque que Pablo usa constantemente. Les escribe a los tesalonicenses: «Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que se os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios a amaros unos a otros» (1Tesalonicenses 4:9). Lo que necesitaban no era una nueva verdad, sino poner en práctica la verdad que ya conocían. Escribe a los Romanos: "En cuanto a mí, estoy satisfecho por lo que respecta a vosotros, hermanos míos, de que estéis llenos de bondad, henchidos de todo conocimiento, y seáis capaces de instruiros mutuamente. Pero sobre algunas cuestiones me he atrevido a escribiros, por la gracia de Dios que se me ha concedido, para haceros recordar" (Romanos 15:14..). Lo que necesitaban no era tanto que se les enseñara como que se les recordara.

Es un hecho indiscutible de la vida cristiana que las cosas cambiarían inmediatamente conque nosotros pusiéramos en práctica lo que ya sabemos. Eso no es decir que no tenemos necesidad de aprender ninguna cosa nueva; pero sí es decir que, aun como somos, tenemos suficiente luz para caminar en ella si estamos dispuestos a usarla. El evangelio es acción, no inacción. Y muchos apagan el primer amor por no obedecer la Palabra, su estilo de vida en nada se diferencia de los que son del mundo; son simples oidores, carecen de la madurez para producir fruto del Espíritu (Gálatas 5; 22-25)


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