} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CÓMO EMPEZAR CADA DÍA CON DIOS (Cuarta parte)

viernes, 16 de febrero de 2024

CÓMO EMPEZAR CADA DÍA CON DIOS (Cuarta parte)


Salmo 5; 3

«¡Oh, Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré!»  

 

Antiguamente era costumbre en algunas iglesias que el ministro estimulara al pueblo a la oración por medio de las palabras (arriba los corazones); «a Ti, ¡oh, Señor!, elevamos nuestras almas». Hemos de mirar hacia arriba después de nuestras oraciones: Con ojo de satisfacción y de complacencia. El mirar hacia arriba es una señal de contento, como el mirar hacia abajo es una señal de melancolía. Hemos de mirar hacia arriba, ya que habiéndonos encomendado en oración a Dios estamos tranquilos y hemos puesto nuestra confianza entera en su sabiduría y bondad, y esperamos pacientemente el resultado. Y Ana dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.  (1ª Samuel 1:18).

La oración da tranquilidad al corazón del buen cristiano y cuando hemos orado deberíamos mostrar que la tenemos. Con un ojo observador, por ver lo que Dios nos da como resultado de ellas. Hemos de mirar arriba como el que ha disparado una flecha y trata de ver cuan cerca del blanco ha dado; hemos de mirar dentro de nosotros y observar el estado de nuestro espíritu después de haber estado en oración, para ver lo satisfechos que estamos en la voluntad de Dios, y lo dispuestos que nos hallamos a acomodarnos a ella; hemos de mirar alrededor y observar cómo obra la providencia en nuestras cosas para que, si nuestras oraciones son contestadas, podamos regresar para dar gracias; si no es así podemos eliminar aquello que impide la respuesta y seguir esperando. Así que hemos de subir a nuestra atalaya para observar lo que Dios nos dice (Hebreos 2:1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.), y estar dispuestos a escucharle (Salmo 85:8 Escucharé lo que hablará Jehová Dios; Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, Para que no se vuelvan a la locura ), esperando que Dios nos dará una respuesta de paz, y hacer la resolución de no volver más a aquel error. Por ello tenemos que mantenernos en comunión con Dios, esperando que siempre que elevemos nuestro corazón a Él, Él reflejará la luz de su rostro sobre nosotros.

Algunas veces la respuesta viene rápidamente: mientras estamos aun hablando ya se oye la voz; mucho más rápido que nuestros mensajeros o correos, pero si no es así, cuando hemos orado tenemos que esperar. Aprendamos, pues, a dirigir propiamente nuestras oraciones, y miremos hacia arriba para saber bien lo que quiere Dios en todo deber, para hacerlo con celo, pues si no tiene muy poco valor lo que hacemos. No adoremos en el patio exterior cuando se nos manda y estimula a que entremos dentro del velo.

 Veamos ahora lo segundo, o sea el tiempo. El tiempo particular establecido en el texto para esta buena obra, es la mañana, y el salmista parece hacer énfasis sobre esto: por la mañana, y aún lo repite, por la mañana; no sólo esto, sino que insiste: De mañana me presentaré delante de Ti y esperaré. Cuando Israel estaba bajo la ley, sabemos que cada mañana se ofrecía un cordero en sacrificio (Éxodo 29:39 Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde.), y cada mañana el sacerdote quemaba incienso (Éxodo 30:7 Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará), y los cantores estaban allí cada mañana para dar gracias al Señor (1ª Crónicas 23:10 Y los hijos de Simei: Jahat, Zina, Jeús y Bería. Estos cuatro fueron los hijos de Simei.). Y también fue establecido éste en el templo, en días de Ezequiel (Ezequiel 46:13, 14, 15 Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás. 14  Y con él harás todas las mañanas ofrenda de la sexta parte de un efa, y la tercera parte de un hin de aceite para mezclar con la flor de harina; ofrenda para Jehová continuamente, por estatuto perpetuo. 15  Ofrecerán, pues, el cordero y la ofrenda y el aceite, todas las mañanas en holocausto continuo.), por medio de lo cual se dejaba ver bien claro que los sacrificios espirituales tenían que ser ofrecidos por sacerdotes espirituales, cada mañana, tan seguro como la llegada de esta misma mañana.

Cada cristiano debería orar en secreto y cada padre de familia con los suyos, mañana tras mañana, y hay buenas razones para ello. La mañana es la primera parte del día, y es apropiado que Él, que es el primero, tenga lo primero y sea servido antes. Los paganos decían: «todo lo que hagas empiézalo con Dios». El mundo tuvo su comienzo de Él, nosotros tuvimos el nuestro también, y todo lo que empecemos tenemos que hacerlo contando con Él. Los días de nuestra vida, tan pronto como se levanta el sol de la razón en nuestra alma, deben ser dedicados a Dios, y empleados en su servicio. Desde el amanecer deja a Cristo que tenga el rocío de la juventud (Salmo 110:3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder,  En la hermosura de la santidad.  Desde el seno de la aurora. Tienes tú el rocío de tu juventud).

Las primicias siempre fueron para el Señor, y también los primogénitos del rebaño. En la oración de la mañana y de la tarde damos gloria a Aquel que es el Alfa y la Omega, el primero y el último; con Él hemos de empezar y terminar el día, empezar y terminar la noche; Él es el principio y el fin, la primera causa y la última. La sabiduría dijo: Los que me buscan me hallarán pronto en sus vidas, temprano en el día, porque así damos a Dios lo que debe tener, la preferencia sobre todas las cosas. Por ello mostramos que nos preocupamos de agradarle y de merecer su aprobación y que le buscamos con diligencia. Lo que hacemos con diligencia nos dice la Escritura que lo hacemos temprano (Salmo 101:8 De mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, Para exterminar de la ciudad de Jehová a todos los que hagan iniquidad). Los hombres activos se levantan temprano. David expresó la fuerza y el calor de su devoción cuando dijo: ¡Oh, Dios! Tú eres mi Dios; de madrugada te buscaré. (Salmo 63:1 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,  En tierra seca y árida donde no hay aguas,)

Por la mañana nos sentimos renovados y en el mejor estado de ánimo. Nuestros espíritus han sido avivados por el descanso y sueño de la noche, y vivimos una especie de vida nueva, y las fatigas del día anterior han sido olvidadas. El Dios de Israel no duerme ni dormita; con todo, cuando se esfuerza en favor de su pueblo se nos dice: «Despertó el Señor como si se hubiese dormido.» (Salmo 78:65 Entonces despertó el Señor como quien duerme, Como un valiente que grita excitado del vino,) Si en algún momento somos buenos para algo, es por la mañana, y por ello se hizo el proverbio: «Aurora Musís Árnica»; y si la mañana es amiga de las musas, estoy seguro de que no lo es menos de las gracias. Del mismo modo que el que es primero debe tener lo primero, así el que es mejor debe tener lo mejor; y por ello, cuando somos más aptos para las actividades, debemos dedicarnos a lo que es más importante.

El adorar a Dios es obra que requiere las mejores potencias del alma, cuando están en mejores condiciones; ¿y en qué pueden estar mejor ocupadas o dar de sí más buena cuenta? «Que todo lo que hay en mí bendiga su santo nombre», dijo David, y todo aún no es bastante. Si tenemos algún don por el cual podemos honrar a Dios, la hora de la mañana es la más apropiada para usarlo (2ª Timoteo 1:6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos), cuando nuestros espíritus están frescos, y hemos ganado nuevo vigor. «Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. » (Salmo 57:8.) Así que avivémonos para echar mano de Dios. Por la mañana estamos más libres de compañía y de negocios, y, generalmente, tenemos la mejor oportunidad para la soledad y el retiro, a menos que seamos de aquellos perezosos que se quedan en la cama aunque tengan poco sueño: ¿hasta cuándo vas a dormir, oh, perezoso? Aquellos que tienen mucho que hacer en el mundo, que apenas tienen un minuto para ellos mismos durante el día, obran sabiamente al tomar por la mañana un rato, antes de que los absorba la multitud de negocios, para los asuntos de su fe, para poder dedicarse totalmente a ella, pues es cuando están más alertas y dispuestos. Cuando nos disponemos a adorar a Dios, hemos de estar lo menos posible inertes por dentro y expuestos a distracciones por fuera. El apóstol insiste en que hemos de vernos libres de distracciones y que esto facilita nuestro trato asiduo con el Señor (1ª Corintios 7:35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.). Y por tanto, un día de cada siete (y éste es el primer día también, el día del Señor, la mañana de la semana) está designado para ser el día de descanso de todo trabajo. Abraham lo dejó todo en la falda de la montaña y subió a adorar a Dios. Por la mañana, por tanto, tengamos nuestros tratos con Dios y dediquémonos a los asuntos de la otra vida, antes de que nos veamos envueltos por los asuntos de ésta.

Nuestro Señor Jesús nos dio ejemplo de esto, ya que como tenía el día lleno de actividades públicas para Dios y las almas de los hombres, se levantaba muy de mañana, y antes de que llegara nadie, se iba a orar a un lugar solitario. (Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba) Por la mañana hemos recibido nuevas misericordias de Dios que deseamos reconocer con agradecimiento y alabanza. Él está haciéndonos bien y enviándonos sus beneficios continuamente.

Cada día tenemos razones para bendecirle, porque Él nos bendice cada día; por la mañana de un modo particular, pues es cuando nos envía los frutos de su favor, que se nos dice que son nuevos cada mañana (Lamentaciones 3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.). Son nuevos porque aunque son los mismos que recibimos la mañana anterior, todavía son necesarios, y por ello podemos decir que son nuevos; por ello debemos repetir las expresiones de nuestra gratitud a Él y el afecto de devoción que, como el fuego del altar, debe ser renovado cada mañana. (Levítico 6:12 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.)

¿Hemos pasado una buena noche, y no tenemos un mensaje para enviar al trono de la gracia en agradecimiento? ¿Cuántas mercedes son necesarias para hacer una noche buena? Éstas son mercedes dignas de nota que nos han sido concedidas a nosotros, pero negadas a otros; muchos no han tenido un lugar donde reclinar su cabeza; nuestro Maestro no lo tenía; las zorras tienen sus madrigueras y los pájaros sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tenía donde reclinar su cabeza; pero nosotros tenemos casas en donde resguardarnos, habitaciones tranquilas y apacibles, quizás, incluso, señoriales; tenemos camas en que echarnos, calientes y cómodas, y nos vemos obligados a vagar por desiertos y montañas, cavernas y escondrijos de la tierra, como se han visto obligados a hacer muchos de los mejores santos de Dios, de los cuales el mundo no era digno. Muchos tienen camas en que yacer, pero no se atreven a hacerlo, o no pueden hacerlo, pues les priva de ello la enfermedad de algún amigo o el temor que les inspiran sus enemigos. Pero nosotros hemos dormido y nadie nos ha aterrorizado, no ha habido alarma a causa de la espada, ni guerra ni persecución. Muchos se echan, pero no pueden dormir, sino que pasan la noche inquietos, revolviéndose de un sitio a otro hasta la madrugada, sea por dolor del cuerpo o ansiedad de la mente. Pasan noches de angustias en que no pueden pegar ojo; pero nosotros nos acostamos y hemos dormido sin ser perturbados, y nuestro sueño ha sido tranquilo y renovador, un paréntesis agradable entre nuestras ocupaciones y cuidados; es Dios el que nos ha dado el sueño, nos lo ha dado como lo da a aquellos a quienes ama. Muchos se echan para descansar y duermen, pero ya no se despiertan; duermen el sueño de la muerte, y sus camas son sus tumbas; pero nosotros hemos dormido y nos hemos despertado otra vez, descansados y refrescados; abrimos los ojos y vimos que todo era igual que antes, porque el Señor nos ha sostenido, y si Él no lo hubiera hecho nos habríamos hundido con nuestro propio peso cuando nos dormimos (Salmo 3:5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.). ¿Tenemos una mañana agradable? ¿Es la luz dulce para nosotros; la luz del sol, la luz de los ojos, nos regocija esto el corazón? ¿Y no deberíamos confesar nuestras obligaciones a Aquel que nos abre los ojos, y abre nuestros párpados por la mañana? ¿Tenemos vestidos para ponernos por la mañana, vestidos que nos calientan? (Job 37:17 ¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?) ¿Cambias tu vestido no por necesidad solamente, sino como adorno? Estos vestidos los tenemos de Dios; es su lana, su lino, que Él nos da para cubrir nuestra desnudez, y por la mañana, cuando nos vestimos, es el tiempo apropiado para darle las gracias por ellos; con todo, dudo de que lo hagamos con tanta regularidad como cuando nos sentamos a la mesa y damos las gracias por la comida, por más que tengamos las mismas razones para hacerlo. ¿Nos hallamos en salud y ágiles? ¿Hace tiempo que nos sentimos así? ¿No deberíamos estar agradecidos por esta constante serie de misericordias, como por los casos especiales de ellas, especialmente cuando consideramos cuántos hay enfermos y en dolor, y que nosotros podríamos hallarnos también así?

Quizás hemos experimentado alguna misericordia especial para nosotros mismos o nuestras familias, al ser preservados de un incendio o de ladrones, de peligros que ni aun conocíamos, algunos invisibles; quizás «el lloro duró una noche, pero con la mañana vino el gozo», y esto nos invita a reconocer la bondad de Dios. El ángel destructor se ha mostrado activo, y como saeta que vuela a medianoche ha tocado otras ventanas, pero por nuestras casas ha pasado de largo, gracias a Dios, porque la sangre del pacto había rociado nuestros postes, y por la ministración de los buenos ángeles hemos sido preservados de la malicia de los ángeles malos, los príncipes de las tinieblas de este mundo que se arrastran como animales de presa al amparo de la oscuridad. ¡Toda la gloria sea a Dios! Por la mañana tenemos nuevo material que nos es suministrado para adorar la grandeza y la gloria de Dios. Es verdad que debemos tomar buena nota de los abundantes dones recibidos de Dios de que disfrutamos, pero las almas que limitan su reconocimiento a los bienes recibidos son muy estrechas y encogidas; nosotros hemos de observar los ejemplos que despliegan de modo inefable su poder en el reino de la providencia, que redundan en su honor y en el bien común del universo.

El salmo 19 parece haber sido una meditación matutina en la cual se nos dirige a observar cómo los cielos declaran la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos; se nos hace notar en él no sólo las ventajas que recibimos de su luz e influencia, sino el honor que hacen a Aquel que extendió los cielos como una cortina, estableció sus pilastras, y determinó sus ordenanzas, que aún siguen, pues todas las criaturas son sus siervos. Un día comunica el mensaje a otro día, y una noche a la otra noche declara la noticia, a saber, el conocimiento del poder eterno de la Divinidad del Gran Creador del mundo, el que lo rige. La sucesión invariable de tinieblas y luz en sus revoluciones, según las órdenes recibidas para que se alternaran regularmente, tiene que servir para confirmar nuestra fe en esta parte de la revelación divina que es la historia de la creación, y es la promesa de Dios a Noé y a sus hijos (Génesis 8:22 Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.), su pacto con el día y con la noche (Jeremías 33:20 Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo,). Mira por la mañana y ve con qué exactitud la aurora conoce su lugar y su tiempo, y cómo los observa fiel, y cómo la luz de la mañana alcanza los cabos de la tierra. Oí decir a un anciano ministro recientemente: «¡Cuántos miles de kilómetros ha viajado el sol durante la noche para traernos la luz de la mañana a nosotros, miserables desgraciados, para que no nos quedáramos enterrados por la oscuridad de la noche!»

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