} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA ESPERANZA EN DIOS

miércoles, 2 de marzo de 2016

LA ESPERANZA EN DIOS

  

Job 3:20  ¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida a los de ánimo amargado,

Isa 25:4  Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.


La luz gozosa mal encuadra con los enlutados, aquellos que sólo ven lo negativo, la tumba está más al unísono con los sentimientos del que así piensa. Job era como un hombre que perdió el camino y no tenía perspectiva de escapar, ni esperanza de épocas mejores. Pero ciertamente estaba en mala situación para morir, dado que no estaba dispuesto a vivir. Que sea nuestro cuidado constante prepararnos para el otro mundo y, luego, dejar que Dios ordene nuestra partida de aquí según como le plazca. La gracia nos enseña que en medio de las mejores consolaciones de la vida, debemos estar preparados para morir, y en medio de los sufrimientos más grandes, estar preparados para vivir.
Job había tenido cuidado de no adorar a sus posesiones materiales sino únicamente a Dios. Ahora estaba abrumado por todas estas calamidades que se burlaban de su precaución, y se quejó de las pruebas que habían llegado, a pesar de su vida recta. 
Las pruebas y el sufrimiento, ya sean temporales o duraderos, no destruyen el propósito real de la vida. La vida no se nos da simplemente para una felicidad o una realización personal, sino para servir a Dios y honrarle. El valor y el significado de la vida no se basan en lo que sentimos, sino en la única realidad que nadie nos puede quitar: el amor de Dios hacia nosotros. 
No supongamos que porque Dios nos ama, nos evitará sufrimientos. Es más, lo opuesto puede ser cierto. El amor de Dios no puede ser medido o limitado por lo mucho o poco que podamos sufrir.
Los pobres sufrían porque personas violentas los oprimían. Sin embargo, a Dios le preocupan los pobres y es un refugio para ellos. Cuando estamos en desventaja o nos oprimen, podemos volvernos a Dios para recibir consuelo y ayuda. La presión nos acerca a Dios. 
Para pegar dos maderas necesitamos el elemento de unión, la cola y algún utensilio para fijar ambas. Una vez bien afirmadas entre sí, no es necesario someterlas a más presión. 
Así nosotros en las pruebas cuando acudimos a Dios y nos apegamos a Él, en esa intimidad conoce si esa unión es genuina. Cuando en su Soberanía retira la presión de la prueba, nos permite vivir y disfrutar de su gozo; entonces habremos salido aprobados. Cada día traerá algo nuevo que aprender. Sufrir es necesario para deleitarnos en Dios Soberano y Misericordioso, afirmados en la Palabra de Dios en la Biblia, que será como bálsamo para el alma.
Como Dios debilita al fuerte que es orgulloso y seguro, así fortalece al débil que es humilde y permanece con Él.
  El Señor ampara a los que confían en Él de la insolencia de los opresores. Su insolencia no es sino el ruido de los extraños; es como el calor del sol abrasador del mediodía, pero ¿dónde está cuando se pone el sol? El Señor siempre fue Refugio de los creyentes angustiados, y siempre lo será. Habiéndonos provisto un refugio, nos enseña a huir para allá.
¡Maranatha! ¡Si, ven Señor Jesús!


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