} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO

martes, 1 de marzo de 2016

EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO

 

Efesios 1:13  En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
 14  que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
El sello del Espíritu Santo en el creyente representa a la manera de una marca imborrable, señalando que nuestro corazón le pertenece a Dios, no importando nuestra condición anterior, ni nuestra condición presente. 
2 Timteo 2:19  Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
 El hecho de que seamos posesión de Dios significa que Él vendrá a buscar lo que le pertenece. El Señor Jesucristo tiene hoy sobre la tierra una herencia preciosa que el Padre le dio, ¿se olvidará de ella? Jamás.
 El sello de Dios asegura nuestro corazón. Ninguno que ha sido sellado por Dios podrá perderse. 
Juan 10:27  Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
 28  y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Apocalipsis 9:4  Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes
No importa cuál sea el estado presente de un creyente, la verdad no cambia, su realidad espiritual es segura, él es un hijo de Dios, por tanto, le pertenece a Dios. 
"¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rom. 8:33-35, 38-39).

 ¿Quiénes son los verdaderos hijos de Dios? ¿Los que suscriben tal o cual doctrina, los que poseen un gran caudal de conocimiento bíblico? No necesariamente; lo que distingue a los hijos de Dios es tener el sello del Espíritu Santo. El sello del Espíritu de Dios significa que Dios dice: "Este hijo es mío; lo reconozco; fue engendrado por mí; tiene mis genes, mi misma naturaleza".
2 Pedro 1:4  “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;”
  Nadie llega a ser hijo de Dios, sino por el milagro del nuevo nacimiento, y esto, por el Espíritu Santo. No basta ser criatura de Dios para ser un hijo de Dios. Todos los hombres son criaturas de Dios, pero sólo son hijos aquellos que han sido engendrados por el Espíritu Santo cuando reciben a Cristo en su corazón.
 En los manuscritos antiguos la palabra arrabon (arras) se refiere a menudo a cierta cantidad de dinero dado por adelantado al comprar un animal o aun una esposa. Así, el Espíritu es una señal o garantía de la gloria que vamos a recibir en el futuro. Hoy tenemos una parte del todo, mañana tendremos el todo completo. La gloria de hoy, aunque es maravillosa, será multiplicada mañana en la gloria de Cristo. De todo esto nos habla el sello de Dios, que es el Espíritu Santo.


¡Maranatha!