15.1 ¿Ha
tratado alguna vez de discutir en un susurro? Es también difícil discutir con
alguien que insiste en contestar de manera suave. En otras palabras, una voz y
palabras acaloradas casi siempre provocan una respuesta airada. Para aplacar la
ira y buscar la paz, escoja palabras amables. Una buena causa será mejor
alegada con mansedumbre que con pasión. Nada incita más la ira que las palabras
injuriosas.
15.2-3 El que
tiene conocimiento debe usarlo con rectitud para el bien del prójimo.
Un Dios omnisciente no sólo ve, sino que lleva
las cuentas. Tal parece que en ocasiones Dios deja que el mal ande sin freno en
el mundo. Y nos preguntamos si siquiera se percata de él. Pero Dios lo ve todo
con claridad: las acciones y las intenciones malvadas que las provocan. No es
un simple observador indiferente. Está preocupado y activo en nuestro mundo.
Ahora mismo, su obra quizás no se vea ni se sienta, pero no se dé por vencido.
Algún día borrará el mal y castigará a los malvados, del mismo modo que
establecerá el bien y recompensará a los que hacen su voluntad.
15.4-9 Una lengua buena es sanadora para la conciencia
herida, a la que consuela; para las almas enfermas de pecado, a las que da convicción
de pecado; y para las partes en desacuerdo a las cuales reconcilia. Si se
desprecia la instrucción, reprende a los hombres en vez de tolerar que vayan
tranquilos por el camino a la destrucción. La riqueza de los mundanos aumenta
sus temores y sospechas, añade fortaleza a sus pasiones y vuelve más
inquietante el temor de la muerte. Usamos correctamente el conocimiento cuando
lo difundimos; pero el corazón del necio nada que sea bueno tiene para
difundir. El impío pone otras cosas en el lugar de la expiación de Cristo o en
el lugar de la santa obediencia. Las gracias de orar son su dádiva, y la obra
de su Espíritu, con lo cual Él se complace.
15.10-13 El que odia la reprensión perecerá en sus
pecados, puesto que no los abandonará. Todo el mundo invisible está a la vista
de Dios, cuánto más los corazones de los hombres. Nada hay que pueda ocultarse
de los ojos de Dios, ni siquiera los pensamientos del hombre. El burlador no
tolera pensar seriamente dentro de su propio corazón. El espíritu sombrío,
impaciente e ingrato, brotando del orgullo y de la indebida ligazón a los
objetos del mundo, hace que el hombre esté intranquilo consigo mismo y el
prójimo.
15.14 El
alimento de nuestras mentes es tan importante como el de nuestros cuerpos. La
clase de libros que leemos, la gente con la que hablamos, la música que
escuchamos y las películas que vemos forman parte de nuestra dieta mental. Use
discernimiento porque lo que alimente su mente influirá en su total salud y
bienestar. Por lo tanto, un fuerte deseo para descubrir la verdad es muestra de
sabiduría. El hombre sabio procura ganar más sabiduría, creciendo en gracia y
en el conocimiento de Cristo. Pero la mente carnal reposa contenta halagándose
a sí misma.
15.15 Las
actitudes dan color a toda la personalidad. No siempre podemos decidir lo que
nos va a suceder, pero podemos decidir qué actitud tomar ante cada situación.
El secreto para un corazón contento es llenar nuestras mentes con pensamientos
verdaderos, puros y amorosos. Pensamientos que abarcan las cosas buenas de la
vida (Filipenses 4:8). Este fue el secreto de
Pablo cuando lo encarcelaron y puede ser el nuestro cuando nos enfrentemos a
las luchas de la vida diaria. Analicemos nuestras actitudes y luego examinemos
lo que permitimos que entre en nuestra mente y en lo que decidimos ocuparsnos.
Quizás necesitemos hacer algunos cambios. Algunos están en mucha aflicción y
con espíritu acongojado. Hay que compadecer, orar y consolar a tales personas.
Hay otros que sirven a Dios con corazón contento y ello impulsa su obediencia,
pero ellos deben regocijarse con temor.
15.16-19 Los
creyentes suelen tener lo suficiente, cuando los ojos del mundo ven que hay
poco; el Señor está con ellos, sin las preocupaciones, los problemas y las
tentaciones que van unidos a la riqueza del impío. El que es tardo para
enojarse, no sólo impide la discordia; la apacigua si se enciende.
La "vereda de los rectos" no siempre
parece fácil, pero analice las alternativas: odio, contienda y pereza causan
problemas que los hombres buenos no tienen que enfrentar. En comparación, su
vida es un camino suave, nivelado, porque está construido sobre una base sólida
de amor por Dios. Los que no ponen el corazón en su trabajo, pretenden que no
pueden hacer su obra sin dificultades ni peligros. Así muchos viven siempre
dudando de su estado, porque siempre descuidan un deber.
15.20-22Los
que tratan a un padre o madre ancianos con desprecio o negligencia, muestran su
necedad. Los verdaderamente sabios, se ocupan de que sus pensamientos, palabras
y obras sean regulares, sinceros y santos. Si los hombres no se dan el tiempo y
el trabajo de deliberar no es probable que hagan que pase algo.
Los que tienen una visión de túnel, los que
están atrapados en una sola forma de pensar, tal vez pierdan el buen camino
debido a que cierran su mente a nuevas opciones. Necesitamos la ayuda de los
que pueden ampliar la visión y perspectiva. Busquemos el consejo de los que lo
conocen y tienen una rica experiencia. Construyamos una red de consejeros.
Luego seamos receptivos a nuevas ideas y estemos dispuestos a evaluar las
sugerencias con cuidado. Nuestros planes serán más firmes, con más
posibilidades de éxito.
15.23-27 La sabiduría se necesita para adaptar nuestro
hablar a la ocasión. Un hombre bueno deposita sus afectos en las cosas de
arriba; su camino se dirige directamente allá.
El orgullo es la ruina de
multitudes. Pero Dios sostiene a los afligidos. Abominación son a Jehová los
pensamientos del malo; Mas las expresiones de los limpios son limpias. El
codicioso no deja que nadie de su familia repose o disfrute. La codicia de
ganancia suele tentar a entrar en proyectos que traen ruina.
15.28-33 La
precaución es el fruto de la sabiduría; la temeridad, el de la insensatez.
El justo piensa sus
respuestas antes de hablar. El hombre bueno resulta ser hombre sabio por esto:
gobierna bien su lengua. El impío no espera para hablar porque no le importan
los efectos que provoquen sus palabras. Es importante tener algo que decir,
pero es también importante pensar antes lo que vamos a decir. ¿Mides con
cuidado tus palabras o lanzas tus pensamientos sin preocuparte del impacto que
tendrán? El mismo Dios se distancia de quienes lo desafían. Lo que da luz
alegra el corazón, quitando la incertidumbre en cuanto a nuestro proceder, y
así la buena fama o doctrina ¡Cuán delicioso es para el alma humillada oír
el buen testimonio de la salvación por el Señor Jesucristo!
La reprensión fiel y
amistosa ayuda a la vida espiritual y guía a la vida eterna. Los pecadores
subestiman su alma; por tanto, prefieren el cuerpo al alma y dañan el alma para
complacer al cuerpo. La sabiduría instruye en la verdadera piedad
El temor del Señor nos
dispondrá a escudriñar las Escrituras con reverencia; y nos hará seguir la
dirección del Espíritu Santo. Cuando depositamos humildemente toda nuestra
dependencia en la gracia de Dios, somos exaltados en la justicia de Cristo.
¡Maranatha!
¡Si, ven Señor Jesús!
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