16.1
"Mas de Jehová es la respuesta de la lengua" significa que el
resultado final de nuestras disposiciones está en las manos de Dios. Si esto es
así, ¿para qué decidir? Al hacer la voluntad de Dios, debe haber camaradería
entre nuestros esfuerzos y el control de Dios. El quiere que usemos nuestras
mentes, que busquemos el consejo de los demás y que tomemos decisiones. Sin
embargo, los resultados están en sus manos. Entonces, las disposiciones nos
ayudan a hacer las cosas de acuerdo con el propósito de Dios. A medida que viva
para El, pídale dirección cuando tome decisiones y luego actúe de acuerdo a
ellas confiando en Dios. Solo la gracia renovadora de Dios prepara el corazón
para toda buena obra. Esto nos enseña que no somos suficientes por nosotros
mismos para pensar o decir algo que sea sabio y bueno.
16.2 La
ignorancia, el orgullo y la jactancia nos vuelven jueces parciales respecto de
nuestra propia conducta.
"Todos los caminos
del hombre son limpios en su propia opinión". La gente puede buscar
explicaciones racionales para todo si no tienen normas para juzgar el bien y el
mal. Siempre podemos probar que tenemos razón. Antes de poner en marcha
cualquier decisión, preguntémonos:
(1) ¿Está esta decisión
en armonía con la verdad de Dios?
(2) ¿Dará resultados bajo
las condiciones de la vida real?
(3) ¿Agrada a Dios mi
actitud?
16.3 Hay
diferentes formas de fracasar al encomendar a Dios cualquier cosa que hagamos.
Algunos solo encomiendan su trabajo de manera superficial. Dicen que su
proyecto es para Dios, pero en realidad es para ellos mismos. Otros tienden a
dar a Dios el control temporal de sus intereses, solo para quitárselo en el
momento en que las cosas dejan de marchar de la manera en la que esperaban. Aun
así hay otros que encomiendan su tarea por completo a Dios, pero no ponen
ningún esfuerzo de su parte. Debemos mantener un balance: confiar en Dios como
si todo dependiera de El, mientras que trabajamos como si todo dependiera de
nosotros. Descarga el peso de tu afán en Dios y déjalo con Él, por fe y
confianza en Él.
Piensa en un esfuerzo
específico en el que estés involucrado ahora. ¿Lo has encomendado al Señor?
16.4 Este
versículo no quiere decir que Dios creó a algunas personas impías, sino más
bien que Dios utiliza incluso las actividades de los impíos para llevar a cabo
sus buenos propósitos. Dios usa al impío para ejecutar la justa venganza de uno
contra el otro; y al final, Él será glorificado por la destrucción de ellos.
Dios es infinito y nosotros somos finitos. No
importa cuán maravillosos sean nuestros intelectos, nunca comprenderemos del
todo a Dios. Pero podemos aceptar por fe que El es todopoderoso, todo amoroso y
perfectamente bueno. Podemos creer que El no es la causa del mal (Santiago 1:13-17). Y podemos confiar en que no
hay cabos sueltos en su sistema de juicio. El mal es una condición temporal en
el universo. Un día Dios lo destruirá. Mientras tanto, utiliza las intenciones
malvadas para sus buenos propósitos (Génesis 50:20).
16.5 Aunque
los pecadores se fortalecen a sí mismos y unos a otros, no escaparán de los
juicios de Dios.
La altivez es la voz
interna que susurra: "Mi manera es la mejor". Eso es resistir al
liderazgo de Dios y creer que se es capaz de vivir sin su ayuda. Cuando se vea
queriendo hacer algo a su manera y menospreciando a otras personas, la altivez
tira de usted. Solo cuando elimina la altivez, Dios puede ayudarlo a
convertirse en lo que El quiso que usted fuera.
16.6-7 Por
la misericordia y la verdad de Dios en Cristo Jesús, los pecados de los
creyentes son quitados y quebrantado el poder del pecado. Aquel que tiene todos
los corazones en su mano, puede hacer que los enemigos de un hombre estén en
paz con éste. Queremos agradar a otras personas y en ocasiones haremos casi
cualquier cosa para ganar su aprobación. Sin embargo, Dios nos dice que es
mejor depositar nuestra energía en tratar de agradarle a El. Nuestro esfuerzo
pacificador, por lo general, nos hará más atractivos a quienes nos rodean,
incluso a los enemigos. Pero aun si esto no sucediera, no hemos perdido nada.
Seguimos complaciendo a Dios, el único que en verdad importa.
16.8-10Un patrimonio pequeño honestamente logrado,
resultará mejor cuenta que un patrimonio grande logrado a la mala. Si los
hombres hacen de la gloria de Dios su fin, y de su voluntad su regla, Él
dirigirá sus pasos por su Espíritu y su gracia. Que los reyes y jueces de la
tierra sean justos y gobiernen en el temor de Dios. La segunda oración depende
de la primera, expresando la importancia de la equidad en las decisiones, así autoritativas.
16.11-17 Ya
sea que vendamos o que compremos, que produzcamos un artículo o que ofrezcamos
un servicio, sabemos lo que es o no justo. A veces nos sentimos presionados a
ser injustos para avanzar o sacar más provecho. Pero si queremos obedecer a
Dios, no hay términos medios: Dios demanda honestidad en cada transacción
comercial. Ninguna explicación racional encubrirá la práctica de un negocio
sucio. La honradez y la justicia no siempre son fáciles, pero es lo que Dios
demanda. Pídale discernimiento y fortaleza para ser siempre honrado y justo. Se
espera con razón de parte de los gobernantes, por su posición, que aborrecerán
el mal; pues ellos conservan su poder mediante su rectitud. Camino común,
claro, representa el proceder habitual de los justos que se apartan del mal.
16.18-21 Los
soberbios toman muy poco en cuenta sus debilidades ni se anticipan a los
impedimentos. Piensan que están por encima de las flaquezas de la gente común.
Con este estado mental es muy fácil que las mentiras los atrapen. Es irónico,
pero los soberbios pocas veces se dan cuenta de que la soberbia es su problema,
a pesar de que quienes los rodean están muy conscientes de ello. Pregunte a
alguien de su confianza si su deseo de autocomplacencia lo ha cegado a las
señales de advertencia. Quizás esto lo ayude a evitar una caída.
16.22-25
Durante siglos, la gente buscó la fuente de la juventud, un manantial que le
daría vida eterna y vitalidad. Nunca se encontró. Sin embargo, la sabiduría de
Dios es una fuente de vida que puede hacer feliz, saludable y viva a una
persona para siempre. ¿Cómo? Cuando vivimos mediante la Palabra de Dios, El
limpia los efectos mortales del pecado (Tito 3:4-8)
y la esperanza de la vida eterna con El nos da una perspectiva gozosa en
nuestra vida actual. El corazón es el manantial de la sabiduría que fluye de la
boca. Las palabras afables, apacibles, calmando la mente, dan salud al cuerpo.
La fuente de la juventud
era un simple sueño, pero la fuente de la vida es una realidad. La decisión es
suya. La sabiduría de Dios lo puede iluminar o el peso de su propia necedad lo
puede arrastrar. La discreción, una fuente constante de bendición que beneficia
a otros; pero los mejores esfuerzos de los necios son insensatez.
Este texto revela lo que la sabiduría divina
(su Palabra) ha enseñado a nuestros corazones: verdades y promesas que deben
reflejarse en nuestra conversación, transmitir esas enseñanzas a nuestros
labios. La Palabra en nuestros corazones debe influir sobre nuestra conducta y
nuestras conversaciones. La «dulzura» y la «medicina» que tales palabras
promueven son deseables, ya sea para nuestras relaciones humanas o para la
recepción de la gracia divina en nuestro diario vivir. Llevan al creyente a una
vida victoriosa, a través del reconocimiento del poder y la fortaleza de Dios,
tanto con nuestras acciones como con nuestros labios.(Salmo
19:14/Mateo 15:7-9)
16.26-30
"El alma del que trabaja, trabaja para sí" significa que no importa
cuán difícil ni pesado encontremos el trabajo, nuestro apetito es un incentivo
para seguir. El hambre hace que uno trabaje para satisfacer esa necesidad. Debemos
trabajar por la comida que permanece para la vida eterna o perecer. Los
impíos realizan más esfuerzos para hacer el mal de los que serían necesarios
para hacer el bien. ¡El chismoso separa a las amistades; qué carácter odioso,
pero cuán común es! Algunos hacen todo el mal que pueden por la fuerza y la
violencia, y están ciegos en cuanto al resultado.
16.31 La gente
anciana debiera ser especialmente hallada en el camino de la religión y la
santidad.
Los hebreos creían que
una vida larga era una señal de la bendición de Dios; por lo tanto, el cabello
blanco y la edad avanzada eran buenos. Mientras que la gente joven se
enorgullece de su fortaleza, los ancianos se regocijan de sus años de
experiencia y de sabiduría práctica. El cabello blanco no es señal de desgracia
que debe cubrirse, sino una corona de honra. Cuando usted se dirija a un
anciano, hágalo con respeto.
16.32 Vencer
nuestras pasiones requiere una administración más firme que para obtener la
victoria sobre un enemigo.
El dominio propio es
superior a la conquista. El éxito en el trabajo, escuela o vida de hogar puede
arruinarlo una persona que ha perdido el control de su temperamento. De modo
que es una gran victoria personal controlar el temperamento. Cuando sienta que
está a punto de explotar, recuerde que perder el control puede causar una
pérdida de lo que más quiere.
16.33 Todos
los ordenamientos de la Providencia acerca de nuestros asuntos, debemos
considerarlos como determinantes de lo que referimos a Dios; y debemos
reconciliarnos con ellos en forma consecuente. Benditos sean los que se
entregan a la voluntad de Dios, porque Él sabe lo que es bueno para ellos.
La suerte casi siempre se utilizó en ambientes
ceremoniales y era un método usual para determinar la voluntad de Dios. Muchos
sucesos importantes ocurrieron como consecuencia a echar suertes, incluyendo la
identificación de Acán como el hombre que pecó (Josué
7:14), la repartición de la tierra prometida entre las diferentes tribus
(Josué 14:2) y la selección del primer rey
de la nación (1Samuel 10:16-26).
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