La salvación tan grande que Dios ha provisto, no es más importante que Dios
mismo, pero tenemos que considerar que cuando nos acercamos al Señor, el Autor
de la salvación debe ser quien poco a poco vaya ocupando el centro de la escena
Debemos concordar que la mayoría de nosotros se ha acercado a Dios
sumamente preocupados por sus necesidades: ya sean las del cuerpo (sanidad), u
otras más profundas, como el caso de María Magdalena Lucas 8:2 y algunas mujeres que
habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba
Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
; Y quizás la gran mayoría lo hemos
hecho por nuestra necesidad espiritual: la vida eterna. El evangelio recibido
ha estado, además, más centrado en las necesidades humanas que en la gloria de
Dios. No obstante ello, nuestra naturaleza carnal y egoísta no experimenta cambios
hasta que alcanzamos la salvación que nos transforma y capacita para mirar
primero la gloria de Dios, luego las necesidades de los semejantes y por
último, las propias.
Sin embargo, a pesar de la enorme trascendencia que conlleva la salvación,
es un tema que ha sido ensombrecido por la confusión: a muchos los ha sumido en dudas, a otros, en una falsa confianza
que les permite vivir una vida liviana. Ambas cosas están reñidas con
las Escrituras.
Lamentamos la confusión y el poco interés de muchos en un tema semejante,
siendo que en Filipenses.2:12 se nos pide que nos preocupemos de "nuestra salvación con temor y temblor",
que no quiere decir albergando dudas, sino investigando todo lo concerniente a
ella con honestidad y con humildad en la Palabra y confiando en lo que ella
dice de todo corazón.
Los extremos: los que dicen que ni siquiera hay que
predicar, pues los elegidos se salvarán desconociendo en Marcos 16:15 Y les dijo: Id por
todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado.
Endurecen sus corazones y cierran sus ojos a las necesidades de los hombres
y no pueden ver como veía Jesús: "Salió él, y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran
como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas" (Marcos.6:34). También se
olvidan de Juan 3:16 que conocemos de memoria y de 2° Pedro.3:9 "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino
que todos vengan al arrepentimiento", entre otra infinidad de pasajes semejantes.
Por otro lado los que dicen
que la salvación se pierde, desconociendo las enseñanzas de Jesús
acerca de los suyos Juan10:27 Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre. También desconocen el vigor con que
los apóstoles predicaron en Pentecostés y escribieron en las epístolas y el fenomenal
re-descubrimiento de la doctrina de la justificación por la fe por la Reforma.
Estos hermanos desconocen todo esto, porque hacen hincapié
indebidamente en la voluntad
soberana del hombre que puede invalidar el cuidado del Hijo y del Padre y
salirse de sus manos para destruirse por la eternidad, ignorando que cuando se
entregaron a Cristo Dios engendró en ellos una nueva vida que es eterna, y que
no muere al poco tiempo. ¿Quién puede a encontrar un solo texto en la Biblia en
donde se diga que una nueva criatura puede volver a morir?. Todavía más, para
algunos luego vuelve a vivir si se arrepiente, como si fuera una salvación que
puedo tomar y dejar!!!...
Contra esto, he aquí lo que dijo Jesús y que creo de todo corazón: "y no perecerán jamás y nadie las arrebatará
de mi mano..." Juan 10; 29
Algunos dicen que el resultado final de la salvación es el mismo, por lo
tanto no hay que preocuparse demasiado: cuando alguno se aparta del Camino,
algunos dirán que nunca había
sido salvo; los otros, que perdió la
salvación. Es decir, que para ambos extremos la tal persona está perdida. Hay
mucha liviandad en estos temas trascendentales en donde no se busca
humildemente la revelación del Señor, sino que se toma partido. En todos los
casos, tomar el partido por una u otra posición, endurece. La revelación
genuina, quebranta.
Dios elige y el pasaje excluyente es Rom. 9:8-24 cuya
lectura cuidadosa se recomienda. No hay duda que la base de la elección es la
soberanía de Dios sin tener en cuenta para nada la voluntad del hombre.
Tendríamos que arrancar la hoja de la Biblia para no creer esto que seguramente
choca muy fuerte a nuestra mente limitada y natural. Es verdad que, luego en el
tiempo, vendrá la participación del hombre aceptando la salvación.
Algunos sostienen que según Rom. 8:29 ("a los que antes conoció, también los
predestinó...") que la elección fue en base a la presciencia, pero con ese texto se
podría sostener esto, pero también hay lugar para decir que los conoció porque
los había elegido de antemano que es la interpretación correcta para que
armonice con lo que dice Romanos 9.
Algunos textos que tienen que ver con la libre elección de Dios: Hech.13:48 "Los gentiles, oyendo esto, se
regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos
cuantos estaban ordenados para vida eterna".
En Juan 3 Jesús le dice a Nicodemo que se trata de un nuevo nacimiento. Es decir, una
regeneración, una vida que es eterna y no puede morir, no dice en ningún lugar
la Palabra que esa vida muere.
Tan fuerte es esta doctrina que en el caso extremo de 1ª. Cor. 5; 5 Pablo les pide que lo entreguen "a Satanás para destrucción de la
carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús".
Además, en 1ª. Cor.
3:12-15 dice Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13
la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues
por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará. 14 Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá
pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
Hay algunos pasajes difíciles como el
caso de Judas. Siguió al Señor porque Él lo llamó. Predicó y echó fuera
demonios y sano enfermos (hizo lo que todos hicieron, pues nunca se hace una
salvedad), pero entregó al Señor y terminó mal. La Palabra dice que era un hijo
de perdición y nunca dijo que había sido
regenerado. Que haya experimentado el poder de Dios en bendecir a otros, es
posible. En el A.T. un asna profetizó y nunca fue convertida (Núm. 22:28-30). En Mat. 7:21-23 el Señor
contesta a quienes habían profetizado en su nombre, y echado fuera demonios en
su nombre e hicieron milagros: "Nunca os conocí. ¡Apartaos de mi, hacedores de maldad!". Entendemos que estos casos se
ajustan a lo que dice el difícil pasaje de Hebreos 6, en donde aquellos que "fueron iluminados, gustaron del don celestial,
fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y ...recayeron, sean otra vez
renovados para arrepentimiento..." Notemos que no dice que alguna vez
fueran regenerados y la
Palabra dice que se puede experimentar todo eso y no serlo.
El "pecado de muerte" de 1ª. Juan.5:16-17 "...Hay pecado de muerte, por el cual
yo no digo que se pida..." Algunos asocian esto a la
blasfemia contra el Espíritu Santo (Mat. 12:31-32), la cual no
será perdonada ni en este siglo ni en el venidero. Sin embargo no tiene nada
que ver el texto de 1ª. Juan. con el de Mateo, pues el de Mateo es
producido por inconversos que evidentemente tienen luz y rechazan la luz
aduciendo que no es la obra de Dios, para justificar su rechazo. El de 1ª. Juan.
notemos que no dice que sea un determinado pecado, sino simplemente que hay
pecado de muerte y no se está refiriendo a la pérdida de la salvación, sino a
la pérdida de la vida física y por lo tanto lo podemos asimilar al fracaso de
la vida espiritual, pero no tiene que ver con la vida eterna. Creemos que se
ajusta más a lo sucedido con Ananías y Safira en Hech. 5:1-11. No es un
determinado pecado, pero sí una
determinada situación que el Espíritu Santo comunica a la iglesia, en
este caso a través de Pedro, que no hace oraciones por estos que han pecado,
porque es guiado a reprenderlos con las consecuencias conocidas de muerte.
¿Nunca nos preguntamos cuál ha sido el destino eterno de los que murieron
en el desierto y que no entraron en la tierra prometida? Creemos que había
entre ellos incrédulos y también creyentes que perdieron sus vidas físicas,
pero estos últimos no su vida eterna.
Reconocemos que hay otros pasajes que sería bueno examinar, pero por razón
de lo limitado de nuestra mente. Baste
agregar como regla general de una buena interpretación, que los pasajes
difíciles no deben utilizarse para invalidar doctrinas que están expresadas con
toda claridad en la Biblia, o el caos será total.
CONCLUSIÓN
Si alguien va a jugar con la salvación porque es segura, le rogamos en el nombre
del Señor que revise si realmente
ha nacido de nuevo, pues es posible que no haya tenido esta experiencia
vital. Muchos predicadores enseñan que la salvación no es segura, porque ven
que de otro modo los fieles corren al pecado con facilidad. En realidad
debieran revisar la forma que ministran y hacerlo trayendo la presencia del
Señor en sus mensajes y cultos, que será la herramienta más poderosa que Dios
ha provisto para que su temor estén
en medio de la congregación y teman pecar.
No pretendamos ayudar a Dios haciendo explicable lo inexplicable o
rebajando la Palabra para hacerla más potable a la mente natural, carnal.
Precisamente la Palabra se caracteriza en chocar con la mente natural y
quebrantar el corazón para que podamos recibirla. Si nos cuesta aceptar la
Palabra, es tiempo que miremos que nuestra mente todavía no está
suficientemente renovada como para aceptarla. No nos hemos convertido al Señor
por entender la salvación, sino por aceptarla por la fe. Como dijo Pablo a los Gálatas (3:30) "¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿ahora vais
a acabar por la carne?",
Reconocemos que hay cosas todavía que no podemos conciliar, pero sabemos
que son verdad y las aceptamos por la fe. Pablo dice en 1ª. Cor. 13:12 "Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido."
Estas verdades lejos de endurecernos, nos deben llevar a una humillación
todavía mucho mayor al reconocer la inmensidad de la gracia de Dios que nos ha
tocado.
Pedro tuvo una experiencia muy amarga cuando negó al Señor y blasfemó, pero
aunque estaba escrito que si le negáremos Él también nos negará el Señor no
dejó a su hijo en las tinieblas. Pedro
era uno de aquellos que habían nacido de nuevo para la eternidad.
Queremos concluir con el precioso texto de Rom. 8:38-39 "Por lo cual estoy seguro que ni la muerte ni
la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por
venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo _Jesús, Señor nuestro".
¿Hace falta aclarar que ni yo mismo puedo separarme?
¡Maranatha!