13.1-2 El hijo que
acepta la disciplina en casa no terminará como escarnecedor. El apetito del
justo es por las cosas buenas, pero al impío le apetece la violencia. Por
nuestras palabras debemos ser justificados o condenados, Mateo 12, 37.
13.3-4 No estamos aprobados en dominio propio si aún no
controlamos lo que decimos. Las palabras pueden herir y destruir. Santiago
reconoció esta verdad cuando declaró: "La lengua es un miembro pequeño,
pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un
pequeño fuego!" (Santiago 3:5). Si deseamos
tener dominio propio, comencemos con su lengua. Paremos un momento y pensemos
antes de reaccionar o hablar. Si logramos controlar este miembro diminuto pero
poderoso, podemos controlar el resto de su cuerpo. El perezoso desea las
ganancias que obtiene el diligente, pero aborrece los esfuerzos que éste
realiza; por tanto, nada tiene. Esto es especialmente verdadero acerca del
alma.
13.5-6 Donde reina
el pecado el hombre es odioso. Si su conciencia estuviera despierta, él se
aborrecería a sí mismo, y se arrepentiría en polvo y ceniza.
El deseo honesto de hacer el bien preserva al hombre de errores
fatales, mejor que mil distinciones finamente trazadas.
Viviendo en justicia es como asegurar la vida. Cada vez que hacemos el
bien se pone en marcha otras oportunidades que son para bien. Las decisiones
para hacer el mal siguen el mismo patrón, pero en dirección opuesta. Cada
decisión que toma en obediencia a la Palabra de Dios traerá un gran sentido del
orden a su vida, mientras que cada decisión que tome en desobediencia traerá
confusión y destrucción. Las decisiones que tome reflejarán su integridad. La
obediencia produce la mayor seguridad y protección.
13.7-9 Algunos
que son realmente pobres, negocian y gastan como si fueran ricos; esto es
pecado, será vergüenza, y tendrá su paga. Algunos que son realmente ricos se
piensa de ellos como pobres; en esto hay falta de gratitud a Dios, falta de
justicia y caridad con el prójimo. Hay muchos hipócritas, vacíos de la gracia,
que no serán convencidos de su pobreza. Hay muchos cristianos temerosos que son
espiritualmente ricos, pero que se consideran pobres; por sus dudas, quejas y
penas se empobrecen a sí mismos. La primera pretensión es el desatino, motivado
tal vez por la soberbia; la segunda viene de la mezquindad. La gente no es
siempre lo que parecen ser; al contrario, debieran ser honestas y sin
pretensiones. De modos varios los hombres disimulan para granjearse honor o
riquezas. Las grandes riquezas suelen tentar a usar la violencia contra quienes
las poseen, pero los pobres están libres de tales peligros. La luz del justo es
como la del sol, el cual puede ser eclipsado y nublado, pero continuará. El
Espíritu es su Luz, Él da plenitud de gozo; la del malo es como una lámpara que
ellos mismos encienden, fácilmente se apaga.
13.10 "Estaba
equivocado" o "Necesito consejo" son frases difíciles de
expresar porque requieren humildad. La soberbia es un ingrediente presente en
todas las peleas. Incrementa el conflicto y divide a la gente. La humildad, por
el contrario, sana. Cuídese de la soberbia. Si se ve a menudo enredado en
discusiones, examine si hay soberbia en su vida. Sea receptivo a los consejos
de los demás, pida ayuda cuando la necesite y esté dispuesto a admitir sus
faltas. Todas las contenciones sean entre personas en particular, familias,
iglesias o naciones empiezan y son llevadas adelante por el orgullo. La
obstinación que acompaña a la arrogancia, produce contiendas, las que los
avisados, mostrando así la modestia, evitan.
13.11-13 La demora de
lo que se espera ansiosamente es muy dolorosa para la mente; obtenerla es muy
agradable. Pero la principal intención aquí son las bendiciones espirituales.
La riqueza obtenida con
deshonestidad o por medio de vicios tiene una maldición secreta que rápidamente
la gasta. Dios nos creó, nos conoce y nos ama. Entonces, solo tiene sentido
escuchar sus instrucciones y hacer lo que El dice. La Biblia es su Palabra
infalible para nosotros. Es como el manual del propietario de un automóvil. Si
obedece las instrucciones de Dios, "avanzará bien" y descubrirá su
poder para la vida. Si las pasa por alto, tendrá inconvenientes, accidentes y
fracasos. El que tiene temor de Dios y reverencia su palabra, escapará de la
destrucción y será recompensado por su temor piadoso.
13.14-17 En los días
de Salomón, los reyes tenían que depender de mensajeros para obtener
información de su país. Los mensajeros tenían que ser confiables. Una
información incierta podía provocar un derramamiento de sangre. El mensaje
confiable sigue siendo vital. Si el mensaje recibido difiere al enviado, los
matrimonios, los negocios y las relaciones diplomáticas pueden verse muy afectadas.
Es muy importante elegir bien sus palabras y evitar ponerse en acción hasta que
entienda con claridad lo que la otra persona quiso decir. La regla por la cual
el sabio regula su conducta es una fuente que produce vida y felicidad. El
camino de los pecadores es duro para otros y duro para el mismo pecador. El
servicio del pecado es esclavitud; el camino al infierno está pavimentado con
las espinas y cardos que siguieron a la maldición.
Necio es hablar de cosas de las que nada sabemos, y emprender aquello
para lo cual no tenemos aptitud alguna. Los que son malos y falsos a Cristo y a
las almas de los hombres, hacen el mal y caen en el mal; pero los que son
fieles encuentran palabras buenas que sanan a los demás y a sí mismos. La
debida percepción y acción aseguran la buena voluntad, mientras que los caminos
malos son difíciles y penosos. Los impíos desamparados de Dios, hallan en el
pecar el castigo del pecado
13.18-19 El que se
burla al ser enseñado ciertamente será derribado.
Que "el deseo cumplido" sea bueno o malo depende de la
naturaleza de sus anhelos. "Regocija el alma" alcanzar metas útiles,
pero no todas las metas son dignas de perseguirse. Cuando pone su corazón en
algo, puede perder la capacidad de evaluarlo de una manera objetiva. Su deseo
ciega su juicio y puede mantener una relación indebida, una compra inútil o un
plan mal concebido. La fidelidad es una virtud, pero la necedad no. En el
hombre hay fuertes deseos de felicidad; pero los que no se convencen de
abandonar sus pecados, no pueden esperar algo verdaderamente dulce para su
alma. El sacrificio, que los necios se niegan a soportar, es esencial para el
éxito.
13.20 Multitudes
son llevadas a la ruina por las malas compañías. Y todos los que se hacen malos
a sí mismos, serán destruidos.
El viejo refrán: "Una manzana podrida pudre todo el barril",
se aplica a menudo a las amistades y con mucha razón. Nuestros amigos y
compañeros nos afectan, en ocasiones profundamente. Tenga cuidado a quién
escoge como su mejor amigo. Pase tiempo con amigos que le gustaría parecerse a
ellos, porque sin duda usted y sus amigos se parecerán cada vez más entre sí.
Cuando la mayoría de los
individuos necesitan consejos, recurren en primer lugar a sus amigos, porque lo
aceptan y por lo general están de acuerdo con ellos. De ahí que no puedan tener
la capacidad de ayudarlos con problemas difíciles. Nuestros amigos se parecen
tanto a nosotros, que quizá no tengan alguna respuesta que no hayamos escuchado
ya. Por el contrario, debemos escuchar los consejos de gente mayor y más sabia.
La gente sabia ha tenido mucha experiencia a lo largo de la vida y ha tenido
éxito. No temen decir la verdad. ¿Quiénes son los sabios, la gente piadosa que puede
advertirle de los peligros que hay más adelante?
13.21-23 Cuando Dios
busca a los pecadores está seguro de vencerlos y Él recompensará al justo. El siervo de Dios que no está ansioso de
riquezas, adopta el mejor método de proveer para sus hijos.
El pobre, si es trabajador, prospera aunque en forma modesta, mientras
los que tienen grandes riquezas suelen ser llevados a la pobreza por falta de
juicio.
Los pobres son a menudo víctimas de una sociedad injusta. La tierra de
un hombre pobre quizás sea buena para cultivar, pero leyes injustas pueden
robarle de su propia cosecha. Este proverbio no toma la pobreza a la ligera ni
le guiña el ojo a la injusticia, simplemente describe lo que ocurre a menudo.
Debemos hacer lo que podamos para luchar en contra de la injusticia de
cualquier tipo. Nuestros esfuerzos quizás no parezcan adecuados, pero es alentador
saber que al final la justicia de Dios prevalecerá. El siervo de Dios que no
está ansioso de riquezas, adopta el mejor método de proveer para sus hijos.
13.24 Actúa como
si odiara a su hijo quien, por indulgencia falsa, permite que se fortalezcan
los hábitos pecaminosos, los cuales acarrearán tristeza aquí y desgracia en el
más allá.
No es fácil para un padre amoroso disciplinar a su hijo, pero es
necesario. La responsabilidad más grande que Dios da a los padres es criar y
dirigir a sus hijos. La falta de disciplina pone en duda el amor del padre
debido a que muestra despreocupación por el desarrollo del carácter del niño.
Disciplinar a los hijos evita un desastre de gran alcance. Sin corrección, los
niños crecen sin un claro entendimiento del bien y del mal, y con poca dirección
en sus vidas. No tema disciplinar a sus hijos. Es un acto de amor. Recuerde,
sin embargo, que sus esfuerzos no pueden hacer a sus hijos sabios. ¡Solo los
alientan a buscar la sabiduría de Dios por encima de cualquier cosa!
13.25 La miseria de los impíos es que hasta sus
apetitos sensuales están siempre ansiosos. El justo se alimenta de la palabra y
las ordenanzas para satisfacción de su alma con las promesas del evangelio, y
del Señor Jesucristo, que es el Pan de vida. La comparativa prosperidad
temporal de los justos y de los impíos se nota, más bien que el contentamiento
y el descontento.
¡Maranatha!
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