Versión
Traducción Lenguaje Actual
Salmo 1:1
Dios bendice a quienes no siguen malos consejos ni andan en malas
compañías ni se juntan con los que se burlan de Dios.
2
Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y
noche.
3 Son como árboles
sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se
marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!
4 Con los malvados no pasa
lo mismo; ¡son como el polvo que se lleva el viento!
5
Cuando sean juzgados, nada los salvará; ¡esos pecadores no tendrán parte
en la reunión de los buenos!
6
En verdad, Dios cuida a los buenos, pero los malvados se encaminan al
fracaso.
La Palabra de Dios se escribió para ser estudiada, comprendida y
aplicada, y el libro de Salmos se presta más directamente a la aplicación. Meditar
en la palabra de Dios es discurrir con nosotros mismos acerca de las grandes
cosas en ella contenidas, con una íntima aplicación de la mente y concentración
en el pensar. Debemos referirnos constantemente a la palabra de Dios como regla
de nuestras acciones, y fuente de nuestro consuelo; y hemos de tenerla en
nuestros pensamientos noche y día. Con este propósito no hay momento que no sea
oportuno.
Comprendemos mejor los salmos cuando dejamos que nos caigan encima y
nos empapen como la lluvia. Podemos ir a los salmos en busca de algo, pero
tarde o temprano encontraremos a Alguien. Cuando leemos y nos aprendemos los salmos,
gradualmente descubrimos que en gran medida ya son parte de nosotros. Expresan
en palabras nuestros más profundas heridas, anhelos, pensamientos y oraciones.
Poco a poco nos llevan a ser lo que Dios tenía pensado que fuéramos: gente que
lo ama y vive para El.
El escritor comienza su salmo ensalzando el gozo de obedecer a Dios y
no escuchar a los que lo desacreditan o ridiculizan. Nuestros amigos o socios
pueden tener una influencia profunda en nosotros, a menudo en forma muy sutil.
Si insistimos en tener amistad con los que se burlan de lo que Dios considera
importante, nos veremos llevados hacia el pecado y nos volveremos indiferentes
a la voluntad de Dios. Esta actitud es igual a la burla. ¿Lo edifican en su fe
sus amigos o se la destruyen? Los amigos verdaderos deben acercarnos a Dios.
Dios no
juzga a la gente sobre la base de la raza, sexo o nacionalidad. La juzga sobre
la base de su fe en El y la respuesta que dan a su voluntad revelada. Los que
con diligencia tratan de obedecer la voluntad de Dios son como árboles sanos
que dan fruto y que tienen grandes raíces (Jeremías 17:5-8)
y Dios promete cuidarlos. La sabiduría de Dios guía sus vidas. En contraste,
los que no confían en El ni le obedecen tienen vidas sin significado que el
viento se lleva como si fuera polvo.
Sólo existen dos caminos en la vida: el camino de la obediencia a Dios
o el camino de la rebelión y destrucción. Asegúrese de elegir la senda de Dios
porque su elección determinará dónde pasará la eternidad
Podemos aprender a seguir a Dios al meditar en su Palabra.
Medita, hagah Strong: Reflexionar; gemir, murmurar;
cavilar; el hacer un sonido quedo como el de un suspiro; meditar o contemplar
algo mientras se repiten las palabras. Hagah representa algo distinto a
la palabra «meditación», lo cual sólo puede ser un ejercicio mental. En el
pensamiento hebreo el meditar acerca de las Escrituras implica repetirlas
silenciosamente con un sonido suave y sordo, a la vez que se abandona por completo
cualquier distracción externa. De esta tradición nos llega un tipo
especializado de oración judía en la cual se recitan textos, se ora
intensamente o se pierde la conciencia en comunión con Dios mientras se hace
una reverencia o se balancea hacia delante y hacia atrás. Evidentemente esta
dinámica forma de oración / meditación se remonta a los tiempos de David.
Meditar significa pasar tiempo
leyendo y pensando en lo que ha leído. Además significa pensar acerca en cómo
cambiar para vivir como a Dios le agrada. Conocer y meditar la Palabra de Dios
son los primeros pasos para aplicarla a su diario vivir. Si usted quiere seguir
a Dios más de cerca, debe conocer lo que El dice.
Esta
"ley de Jehová" se refiere a toda las Escrituras: los primeros cinco
libros de Moisés, los profetas, y los otros escritos. Mientras más conozcamos
el punto de vista de la Palabra de Dios, más recursos tendremos para tomar
nuestras decisiones diarias.
Hay una
pizca muy simple de sabiduría en estos dos versículos. Mientras más nos
deleitamos en la presencia de Dios, más fructífero seremos. Por otro lado,
mientras más permitamos que los que ridiculizan a Dios afecten nuestros
pensamientos y actitudes, más nos separamos de la fuente real de alimento
espiritual. Debemos tener contacto con los incrédulos si es que queremos
hablarles de Dios. Pero no debemos imitar su conducta pecaminosa. Si usted
desea desesperarse, pase tiempo con los escarnecedores. Pero si desea
felicidad, cultive la amistad de los que aman a Dios y su Palabra.
Cuando las
Escrituras prometen "y todo lo que hacen, prosperará", no significa
que sean inmunes al fracaso o a las dificultades. Tampoco es una garantía de
salud, riqueza y felicidad. Lo que la prosperidad significa en las Escrituras
es esto: cuando la sabiduría de Dios se aplica en nuestras vidas, el fruto
(resultados o productos derivados) que produce en nosotros será bueno y
recibirá la aprobación de Dios. Así como un árbol absorbe el agua y produce
muchos frutos, nosotros debemos absorber la Palabra de Dios, para producir
hechos y actitudes que lo honren. Para alcanzar logros que valgan la pena,
debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón.
El tamo es la cubierta exterior (o cáscara) que se debe retirar para
obtener las semillas de grano que están dentro. El tamo se retiraba por medio
de un proceso llamado trilla y aventamiento. Después que se cortaban las
plantas, eran aplastadas, y luego las piezas eran aventadas al aire. El tamo es
muy liviano y el más mínimo viento se lo lleva, mientras que el grano bueno cae
en la tierra. El tamo es símbolo de una vida infiel que vaga sin dirección. El
grano bueno es símbolo de una vida fiel que Dios puede utilizar.
Se exige responsabilidad en el plan de prosperidad de Dios , «Y todo lo que hace,
prosperará». Esto incluye todo: familia, progenie, matrimonio, negocio, empleo
y salud. Significa que Dios desea cumplir lo que dice: todo prosperará.
Pero, ninguna promesa de Dios está exenta de alguna acción responsable
de parte nuestra. Nadie prosperará mientras no comience a hacer lo que Dios
dice. Mucha gente desea los resultados prometidos sin el compromiso responsable
que le acompaña. Pero ninguno de nosotros ganará algo que valga la pena
instantáneamente. No esperes que las respuestas divinas se ajusten a tu
itinerario. Recuerda que sus respuestas llegan cuando pones su palabra en
acción. Así como un período de intenso estudio precede a un título universitario,
a través de la paciente búsqueda de su promesa podemos esperar que la palabra
de Dios madure en nuestras vidas. (Juan 10:10/Lucas 12:15)
¡Maranatha!
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