Son
actos que reflejan una actitud descarada de falta de respeto e incluso
desprecio por la ley y la autoridad. La palabra hebrea zim·máh se
traduce “conducta relajada” y “moral relajada”. (Le 18:17; 19:29.) El término
griego a·sél·guei·a (conducta relajada) también puede traducirse
“libertinaje; desenfreno; conducta desvergonzada; lascivia de conducta”. (Gál
5:19, nota; 2Pe 2:7, nota.) Ninguno de los dos términos se circunscribe a la
inmoralidad sexual.
Las
Escrituras engloban bajo conducta relajada cosas tales como una violación por
parte de una chusma (Jue 19:25; 20:6), la prostitución (Jer 13:27; Eze 23:44) y
el derramamiento de sangre. (Sl 26:9, 10; Eze 22:9; Os 6:9.) Se dice que el
“hombre sin principios” da consejo para actos de conducta relajada, y a
aquellos para quienes tal conducta es “como un juego” se les llama estúpidos,
es decir, de ningún valor moral. (Isa 32:7; Pr 10:23.)
‘Procede del corazón.’
Jesús
señala que la conducta relajada refleja lo que la persona es en su interior.
Dice: “De dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos
perjudiciales: fornicaciones, adulterios, conducta relajada.Todas estas cosas
inicuas proceden de dentro y contaminan al hombre”. (Mr 7:20-23.) La conducta
relajada es una de “las obras de la carne”, uno de los deseos carnales que
“llevan a cabo un conflicto en contra del alma”. “Los que practican tales cosas
no heredarán el reino de Dios”, dice la Palabra de Dios. (Gál 5:19, 21; 1Pe
2:11.)
A
los cristianos que aman la luz de la verdad se les dice: “Como de día, andemos
decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras, no en coito ilícito
y conducta relajada”. (Ro 13:13; Jn 3:19-21.) El apóstol Pedro argumenta:
“Porque basta el tiempo que ha pasado antes
de llegar a ser siervos de Dios para que ustedes hayan obrado la voluntad de
las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada”. (1Pe 4:3.) De
igual modo, el apóstol Pablo advierte a los cristianos que las naciones
mundanas con las que antes se asociaban, “mentalmente se hallan en oscuridad, y
alejadas de la vida que pertenece a Dios Habiendo llegado a estar más allá de todo
sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de
inmundicia con avidez”. (Ef 4:17-19.)
Sin
embargo, algunos que afirman ser siervos de Dios y de Cristo se vuelven del
camino de la luz y despliegan una actitud descarada y desafiante hacia la
autoridad y ley divinas. Pablo estaba afligido por causa de aquellos miembros
de la congregación corintia que no se habían arrepentido de la ‘inmundicia,
fornicación y conducta relajada que habían practicado’, a pesar de que se les
había advertido en contra de tales prácticas. (2Co 12:21.)
Pedro avisó a los cristianos primitivos que de
entre sus propias filas saldrían falsos maestros y que muchos seguirían sus
actos de conducta relajada, lo que acarrearía oprobio al camino de la verdad.
(2Pe 2:1, 2.)
Las
palabras de Jesús dirigidas a las congregaciones de Pérgamo y Tiatira, escritas
por el apóstol Juan alrededor del año 96 E.C., indican que en aquel tiempo la
profecía de Pedro estaba cumpliéndose hasta cierto grado. (Rev 2:12, 14, 18,
20.) Tanto Pedro como Judas hablaron del juicio que les vendría a los que
practicaran conducta relajada. (2Pe 2:17-22; Jud 7.)
El
razonamiento de algunos que practican conducta relajada al intentar seducir y
engañar a otros en la congregación cristiana es que la bondad inmerecida de
Dios es grande y que pasará por alto sus pecados, pues Él sabe de sus
imperfecciones y debilidades carnales. No obstante, Judas, el medio hermano de
Jesús, dijo que estos eran ‘hombres impíos, que tornaban la bondad inmerecida
de Dios en una excusa para conducta relajada, y que demostraban ser falsos al
único Dueño y Señor, Jesucristo’. (Jud 4.) La profesión de cristianismo que
hacen estos hombres carece de sentido. Su servicio resulta inaceptable para
Dios; es como dijo el sabio escritor de Israel: “El sacrificio de los inicuos
es cosa detestable. ¡Cuánto más cuando uno lo trae junto con conducta relajada!”.
(Pr 21:27.)
La
Ley expresaba el mismo punto de vista contra la conducta relajada. Dios no ha
cambiado de parecer. Se condenaba la conducta relajada y el castigo era la
muerte. (Le 18:17; 20:14.) David imploró a Dios que no le quitase la vida con
los “hombres culpables de sangre, en cuyas manos hay conducta relajada”. (Sl
26:9, 10.)
Por
medio de sus profetas Jeremías y Ezequiel, Jehová advirtió a Israel de sus
juicios contra el pueblo por su conducta relajada, tanto de naturaleza física
como espiritual. (Jer 13:26, 27; Eze 16:27, 43, 58; 22:9; 23:21-49; 24:13.)
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