1 Tesalonicenses 5; 2-3
Porque vosotros sabéis
perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;
que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
No conseguiremos entender las imágenes que
encontramos en el Nuevo Testamento de la Segunda Venida a menos que recordemos
que tienen el trasfondo del Antiguo Testamento. La concepción del Día del Señor
es muy corriente en el Antiguo Testamento; y todas las figuras y la trama del
Día del Señor se han aplicado a la Segunda Venida.
Para
los judíos, la historia del tiempo se dividía en dos edades. Estaba esta edad
presente, que era total e incurablemente mala; y la edad por venir, que sería
la edad de oro de Dios. Entre las dos estaba el Día del Señor, que sería un día
terrible en el que un mundo sería destruido y otro nacería.
Muchas
de las más terribles descripciones del Antiguo Testamento se refieren al Día
del Señor (Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amo_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1;
Joe_2:31). Sus principales características son las siguientes:
(i)
Se produciría repentina e inesperadamente.
(ii) Implicaría un cataclismo cósmico en el
que el universo sería sacudido desde sus cimientos.
(iii)
Sería un tiempo de juicio.
Como
es natural, los autores del Nuevo Testamento identificaron para todos los
propósitos el Día del Señor con la Segunda Venida de Jesucristo. Haremos bien
en tener presente que estas son lo que podríamos llamar figuras tradicionales. Son
visiones pictóricas de lo que sucederá cuando Dios intervenga en el tiempo.
Naturalmente,
se quería saber cuándo llegaría ese Día. El mismo Jesús había dicho claramente
que nadie sabía el día ni la hora cuando se produciría, ni siquiera Él mismo,
sino sólo el Padre (Mar_13:32 ; cp. Mat_24:36; Hec_1:7). Pero aquello no hizo
que algunos dejaran de especular, como se sigue haciendo, aunque es casi
blasfemo el buscar conocimientos que no poseía Jesús. De esas especulaciones
Pablo tiene dos cosas que decir.
Ratifica
que la llegada de ese Día será repentina. Vendrá como ladrón en la noche. Pero
también insiste en que eso no es razón para que nos pille desapercibidos.
Porque vosotros sabéis
perfectamente que el día del Señor -- el día en que el
Señor juzga, Amó_5:18-20; Sofon 1:14-18; 2Pe_3:10. 1Co_5:5, “a fin de que el espíritu sea salvo
en el día del Señor Jesús”; Jua_6:40, “le resucitaré en el día postrero”;
2Pe_3:12, “esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios”; Jud_1:6,
“el juicio del gran día”; así pues “el día del Señor” se refiere a “la venida
de nuestro Señor Jesucristo” (2Ts_2:2; 2Ts_1:7).
-- vendrá así como ladrón en la
noche; -- ¿Por qué se compara la venida del Señor con la
venida de un ladrón?
(1)
Porque no avisará cuándo vendrá
(2) su venida será inesperada
y (3) la mayoría de la gente no estará
preparada. A pesar de textos tan claros como éste, los hombres siguen
especulando acerca del tiempo de la venida de Cristo y del fin del mundo. Los
testigos del Atalaya son los ofensores más grandes, pero también ha habido
otros. Tal actitud muestra su rechazo de las afirmaciones claras de las
Escrituras.
Mat_24:43,
“Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón
habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también
vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no
pensáis”. Dice Pedro, “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en
el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán
deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto
que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en
santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida
del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los
elementos, siendo quemados, se fundirán! (2Pe_3:10-12). Jesús dice a la iglesia
de Sardis, “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y
arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué
hora vendré sobre ti” (Apo_3:3). “He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado
el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza”
(Apo_16:15).
que cuando digan: Paz y seguridad,
-- En cuanto a las actividades humanas, inmediatamente antes de llegar “el día
del Señor” todo será normal. Es posible que sea un tiempo sumamente bueno y
favorable, quizá un tiempo de paz mundial y de prosperidad inigualada. Este
texto bien describe la actitud de los hombres inconversos. Aun minutos antes de
la venida del Señor para tomar venganza sobre los que no obedecen al evangelio
(2Ts_1:7-9) estarán diciendo “Paz y seguridad” (“todo va bien; no hay
problema”). De esta misma manera los falsos profetas engañaron al pueblo de
Israel poco antes de venir sus enemigos para llevarlos al cautiverio (Jer_6:14
“Paz, paz”; Eze_33:10, “engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz”;
Amó_6:1, “¡Ay de los reposados en Sion!”).
Jesús
dijo (Mat_24:37), “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del Hombre”.
También
dijo, (Luc_17:28), “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de
Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el
día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.
Recuérdese
el ejemplo del rey Belsasar (Dan_5:1-9; Dan_5:26-28) y el del rey Herodes
(Hch_12:21-23).
2Pe_3:3-10
se refiere a los burladores que confían en la “uniformidad” de todos los
eventos terrenales. Dicen, “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque
desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como
desde el principio de la creación”, pero dice Pedro que éstos ignoran
voluntariamente que Dios envió el gran diluvio en el tiempo de Noé. Ese
acontecimiento destruye la teoría de la perpetua uniformidad y los que creen en
el diluvio fácilmente pueden creer que la misma palabra de Dios que envió el
diluvio enviará el fuego en el Día Final.
-- entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina, -- Así también los que estén diciendo
que hay paz y seguridad serán interrumpidos por la destrucción repentina de la
cual nadie podrá escapar. La palabra destrucción no quiere decir aniquilación,
como suponen los testigos del Atalaya. Mat_10:28,
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más
bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”; aquí se
usa otra palabra traducida destruir, pero con el mismo significado de arruinar.
Las almas perdidas no dejan de existir, sino que pierden su bienestar,
“excluidos de la presencia del Señor”. Es obvio en este texto que al morir el
hombre, su alma no deja de existir, porque los infieles serán destruidos en el
infierno. La palabra destruir (OLETHROS) significa “ruina”.
-- como los dolores a la mujer
encinta, y no escaparán. -- Los profetas emplearon esta figura
repetidas veces (Jer_4:31; Jer_6:24; Jer_13:21; Jer_22:23; Jer_49:24; Jer_50:43;
Ose_13:13; Miq_4:9-10). Cuando el tiempo llega para que la mujer encinta dé a
luz, no puede escapar de los dolores de parto; de la misma manera nadie
escapará del juicio de Dios. Dice Apoc. (cap. 6), “15 Y los reyes de la tierra,
y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo
libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y
decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del
rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;
porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
Jesús amonesta (Luc_21:1-38), “34 Mirad también por vosotros mismos, que
vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de
esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. 35 Porque como un lazo
vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. 36 Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas
estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
Obsérvese que la glotonería y la embriaguez no son las únicas cosas que cargan
el corazón: Jesús agrega, “los afanes de esta vida”; es decir, muchas personas
que no se entregan a los “vicios comunes” no son espirituales y no están
preparados para el día del Señor por causa de los afanes de esta vida
(Mat_6:24-34; Flp_4:6).
“Este
día iba a ser terrible. Sería como los dolores de parto de un mundo nuevo; un
día en que un mundo se destrozaría y otro nacería a la vida. Muchos de los
cuadros más terribles del Antiguo Testamento pertenecen al Día del Señor
(Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amó_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1; Joe_2:31). Las
principales características del Día del Señor en el Antiguo Testamento eran las
siguientes. (1) Vendría impresionante e inesperadamente. (2) Incluiría una
conmoción cósmica en la que todo el universo sería sacudido en sus mismos
fundamentos. (3) Sería un momento de juicio. Con toda naturalidad los
escritores del Nuevo Testamento identifican intencionadamente y a conciencia el
Día del Señor con el día de la Segunda Venida de Jesucristo.
¡Maranata!
¡Ven pronto mi Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario