1 Pedro 2; 24
quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados
Cristo
"llevó" nuestros pecados en que se ofreció a sí mismo por nosotros.
No llegó a ser pecador; nuestros pecados no le fueron imputados. Es que él se
puso en el lugar nuestro. fue nuestro sustituto (Mat_20:28; Mar_10:45; 1Ti_2:6). En 2Co_5:21, la frase
"lo hizo pecado" quiere decir que Dios hizo a Jesucristo una ofrenda
por el pecado (Heb_10:12-14). Sencillamente, "por todos murió".
Gál_3:13-14. La frase en este versículo es lenguaje figurado, como lo es en
Isa_53:6, "mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros". En
este pasaje no hay imputación literal a Cristo de los pecados personales
nuestros; es lenguaje figurado para indicar que El "llevó" nuestros
pecados (Isa_53:12 y 1Pe_2:24) en el sentido de ofrecerse a sí mismo por
nosotros, al morir en la cruz. "Cargó" nuestros pecados en el mismo
sentido (figurado) en que "cargó" o "llevó" nuestras
enfermedades (Isa_53:4); es decir, se identificó con las enfermedades físicas
del hombre al sanarle milagrosamente (Mat_8:17).
No sabemos
exactamente qué forma tenía la "cruz" en que Cristo fue crucificado.
Sabemos que los romanos a veces usaban el stauros para la pena capital. La
forma de la cruz que solemos ver, en las descripciones gráficas modernas, en
que se ven dos vigas cruzadas, más o menos en la forma de una "T",
nada más con la parte horizontal bajada algo, es más bien una idea eclesiástica
de la iglesia apóstata romana, y no propiamente de las Sagradas Escrituras.
Como el esclavo
muerto ya no sirve a su amo, el cristiano, teniendo sus pecados perdonados, ya
no existe con referencia a ellos. O como el alma parte del cuerpo en la muerte,
y ahora está ausente para con el cuerpo, así el hombre perdonado (el cristiano)
ya está ausente para con el pecado.Rom_6:2-11; Gál_2:20. El cristiano ahora se
ocupa solamente en la justicia.
Cristo quiere
"sanar" al hombre (Mat_13:15); es decir, salvarle espiritualmente.
Para esto se requiere, no que se le haga algún milagro de sanidad, sino que él
mismo abra los ojos y los oídos, entienda con el corazón, y se convierta. ¡Así
dice Cristo!
Aprendemos qué: Los pecadores, antes de su
conversión, siempre se extravían; Su vida es un error continuo.
Jesucristo es el
Pastor supremo y el Obispo de las almas, que siempre reside con su rebaño y
vela por ellos
Aquellos que
esperan el amor y el cuidado de este Pastor universal deben regresar a él,
deben morir al pecado y vivir para la justicia.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario