} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 16 Noviembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

viernes, 16 de noviembre de 2018

16 Noviembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.


   

  Salmo 27; 10
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.

           Muchos han tenido la triste experiencia de ser abandonados por su padre o su madre. Los hogares destruidos, las diferencias de creencia, el vicio de las drogas o el alcohol, y aun el aislamiento sicológico pueden dejar a los niños afectados por esta pérdida. Este dolor puede persistir aun siendo adultos. Dios puede ocupar ese lugar en nuestras vidas, llenar ese vacío y sanar esa herida. El puede dirigirnos hacia adultos que pueden ser para nosotros padres o madres. El amor de Dios basta para todo. Esta es la forma que el salmista emplea para decir que Dios se preocupa más por nuestro bienestar de lo que nuestro padre y nuestra madre harían. El amor de Dios va más allá que el amor filial. El verso debe ser considerado como un proverbio y no interpretado como si los padres de David lo hubiesen abandonado.
 En la mayor indigencia y desamparo terrenal (Salm_31:11; Salm_38:11), provee Dios (Mat_25:35).
Su tiempo para ayudar a aquellos que confían en Él es cuando todos los demás ayudantes fracasan, cuando es más por su honor y su comodidad. Con Dios los huérfanos encuentran misericordia.  Los huérfanos abandonados han sido tomados bajo el cuidado especial de la divina Providencia, que les ha brindado alivio y amigos de una manera que nadie hubiera esperado. Dios es un amigo más seguro y mejor que nuestros padres terrenales son o pueden ser.   Creía que debía ver la bondad del Señor en la tierra de los vivos; y, si no lo hubiera hecho, se habría desmayado, bajo sus aflicciones. Incluso los mejores santos están sujetos a desmayarse cuando sus problemas se vuelven graves y tediosos, sus espíritus están abrumados y su carne y su corazón fallan. Pero entonces la fe es un cordial soberano; evita que se desanimen bajo su carga y se desesperen por el alivio, los mantiene esperando, orando y esperando, y mantiene en ellos los buenos pensamientos de Dios y el cómodo disfrute de sí mismos. Pero, ¿de qué creía esa creencia que evitaba que David se desmayara? - para que viera la bondad del Señor, que ahora parecía a distancia. Los que caminan por la fe en la bondad del Señor, a su debido tiempo, caminarán a la vista de esa bondad.

Hebreos 13; 6
de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré. Lo que me pueda hacer el hombre

Las promesas de Dios a diferentes individuos, y la fe y confianza de éstos, basadas en estas promesas, están registradas en las Escrituras para el pueblo de Dios de toda generación. Rom_15:4; 1Co_10:11. Los hebreos habían dejado la autoridad de la ley de Moisés, pero no el uso legítimo de las Escrituras del Antiguo Testamento.
En el mundo antiguo había un sistema alucinante de lo que llamaban «amistades de hospedaje.» A lo largo de los años, las familias, hasta cuando habían dejado de estar en contacto, tenían el acuerdo de que, cuando fuera necesario, se ofrecerían hospitalidad mutuamente. Esto era aún más necesario entre cristianos. Los esclavos no tenían un hogar propio al que pudieran ir. Los predicadores y los profetas itinerantes siempre estaban de camino. Por los asuntos normales de la vida, los cristianos tenían que hacer viajes. Las posadas públicas no eran solución, tanto por lo caras e inseguras como por lo inmorales. Habría en aquel tiempo muchos cristianos aislados que peleaban una vida solitaria. El Cristianismo tenía que ser, y ahora también tendría que ser, la religión de la puerta abierta. El autor de hebreos dice que los que dieron hospitalidad a forasteros, a veces, sin saberlo, acogieron a ángeles de Dios. Está pensando en el ángel que vino a Abraham y Sara para decirles que iban a tener un hijo (Gen_18:1  ss), y en el que vino a Manoa con un mensaje parecido (Jue_13:3  ss).
  Está la solidaridad con los que tienen problemas. Es aquí donde vemos la Iglesia Primitiva en su aspecto más encantador. Sucedía a menudo que a un cristiano le metían en la cárcel, o algo peor. Podía ser por la fe, pero también por deudas, porque muchos de los cristianos eran pobres, o porque los hubieran capturado piratas o bandoleros. Entonces entraba la iglesia en acción.
Tertuliano escribe en su Apología: " Si resulta que hay algunos en las minas; o desterrados a las islas, o encerrados en la cárcel sólo por su fidelidad a la causa de la Iglesia de Dios, se convierten en los protegidos de su confesión.» El orador pagano Arístides decía de los cristianos: «Si se enteran de que uno de su número está en la cárcel o en dificultades por ser cristiano, todos le ofrecen ayuda en su necesidad y, si se le puede redimir, le procuran la libertad.» Cuando Orígenes era joven, se dijo de él: "No sólo estaba al lado de los santos mártires en la cárcel y hasta que los condenaban, sino, cuando los llevaban a la muerte, los acompañaba sin temor al peligro.»
Algunas veces condenaban a los cristianos a las minas, que era como mandarlos a Siberia. Las Constituciones Apostólicas establecían: «Si los impíos condenan a un cristiano a las minas por causa de Cristo, no os olvidéis de él, sino mandarle de los ingresos de vuestro trabajo y sudor para su sustento y apoyo como soldado que es de Cristo.» Los cristianos buscaban a sus hermanos en la fe hasta en las selvas. De hecho había una comunidad cristiana en las minas de Fenón.
A veces había que rescatar a los cristianos que caían en poder de ladrones o bandidos. Las Constituciones Apostólicas establecen: «Todo el dinero que podáis reunir de vuestro trabajo honrado, destinadlo a la redención de los santos, comprando la libertad de esclavos, cautivos o prisioneros, personas maltratadas o condenadas por los tiranos.» Cuando los ladrones de Numidia se llevaron a sus amigos cristianos, la iglesia de Cartago reunió una cantidad entonces astronómica para rescatarlos, y prometió más. Hasta se daba el caso de cristianos que se vendían a sí mismos como esclavos para que se reuniera el dinero necesario para el rescate de sus amigos.
Estaban preparados hasta a pagar para poderse introducir en la cárcel. Los cristianos se hicieron tan notorios por su ayuda a los presos que, al principio del siglo IV, el emperador Licinio publicó una nueva ley según la cual «nadie podía mostrar amabilidad a los condenados a prisión llevándoles comida, ni tener compasión de los que estaban muriéndose de hambre en la cárcel.» Y se añadía que, a los que descubrieran haciéndolo, se los condenaría a sufrir la misma condena que los que trataban de ayudar.
  En los  primeros tiempos, ningún cristiano que sufriera por su fe se vería abandonado u olvidado por sus hermanos.
    Cuando Plinio, el gobernador de Bitinia, examinaba a los cristianos e informaba al emperador Trajano, tenía que admitir, aunque estaba buscando razones para condenarlos, que en sus reuniones en el día de su Señor, "se comprometen bajo juramento, no a cometer ningún crimen, sino a no cometer robos ni hurtos ni adulterios, ni faltar a su palabra o negarse a devolver un depósito cuando se les reclama.» En los primeros tiempos, los cristianos presentaban al mundo tal ejemplo de pureza que hasta sus críticos o sus enemigos no podían por menos de admirar.
  Está el contentamiento. El cristiano tenía que mantenerse libre del amor al dinero. Tenía que estar contento con lo que tuviera; ¿y cómo no estarlo si tenía la constante presencia de Dios? Hebreos cita dos grandes pasajes del Antiguo Testamento  Jos_1:5  y  Sal_118:6  para mostrar que el hombre de Dios no necesita nada más porque tiene siempre consigo la presencia y la ayuda de Dios. Nada que se le pudiera dar sería mayor riqueza.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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