Lucas 19; 5
Cuando
Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo,
date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
No todos los ricos se separaron
tristemente de Jesús. Zaqueo es un ejemplo de lo que es posible para Dios. Los
romanos vendían la tarea de cobrar los impuestos en una determinada zona al
mejor postor. La persona designada no recibía sueldo por su trabajo; simplemente
cobraba todo el dinero que podía y se guardaba lo que quedaba después de haber
pagado la cantidad acordada con los romanos. El intento de Zaqueo de ver a
Jesús, que era conocido popularmente como amigo de los cobradores de impuestos,
muestra su interés en él y los extremos a que estaba dispuesto a llegar. Sea o
no que Zaqueo esperaba quedar oculto, Jesús lo llamó con un pedido de
alojamiento. Zaqueo mostró tanto arrepentimiento como gozo al darle la
bienvenida. Jesús justificó su elección; había venido a traer salvación a un
hombre que tenía tanto derecho a oír el evangelio como cualquier otro judío.
Aquí se resume en forma completa y definitiva el propósito de la venida de
Jesús: así como un pastor va y busca la oveja perdida para rescatarla del
peligro (Lucas 15:3-7), así Jesús como Hijo del Hombre busca y salva a los
perdidos.
Nadie tuvo que
decirle a Jesús su nombre; El conoce los nombres de todos y también donde
viven, cuál es su ocupación, etc. Aun conoce los pensamientos de los hombres,
Jn_2:24-25; Mat_9:4; Mat_12:25; Mat_22:18; Mat_24:25; Mar_2:8; Mar_5:30;
Luc_5:22; Luc_6:8; Luc_9:47. Estos textos muestran claramente que Jesús era
Dios omnisciente aquí en la tierra.
Algunos de los que profesan ser predicadores del evangelio puro y
miembros de la iglesia de Cristo enseñan que aquí en la tierra Jesús nunca usó,
nunca exhibió, nunca manifestó ningún atributo divino! Tales hombres deben
dejar de predicar a Cristo. ¿Cómo pueden cuando ellos mismos no lo conocen?
Marcos
5; 40-42
Y
se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de
la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la
mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo,
levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se
espantaron grandemente.
Este relato se
refiere a un área donde el poder del reino de Dios todavía no había sido
presentado por Jesús: la conquista sobre la muerte, el último enemigo. La
sanidad de la hija de Jairo presenta a Jesús como el Señor de la vida y de la
muerte, sin embargo, en el estilo típico de Marcos está “intercalada” con el
relato de otra sanidad, la de la mujer con el flujo persistente de sangre.
Jairo era
humilde y crédulo y estaba listo para confesar su necesidad. El confesó que su
hija estaba moribunda, pero creía que un toque por Jesús la sanaría. Por su
parte, la mujer demostró una fe aun mayor; tenía fe en que si sólo pudiera
tocar el borde del ropaje de Jesús, sería sanada. Esto no era superstición o
mera magia, era fe. En su corazón ella sabía que cualquier contacto con Jesús,
por más leve que fuera, le otorgaría sanidad, y así fue. Es importante notar
que Jesús no dijo “tu toque te ha salvado”, sino tu fe te ha salvado, además,
no tenemos ningún mandamiento que diga que podemos confiar en el poder del
tacto enviando pañuelos que han sido bendecidos para colocar sobre personas
enfermas en la esperanza de alguna sanidad.
Al dar Jesús el
mando, “levántate”, la muchacha se levantó de la muerte. ¡Poderosa es la
palabra de Dios! ¿Creo yo esto? ¿Lo cree usted, estimado lector? ¿Vivimos con
la esperanza de ser resucitados de la muerte?
La voz de Cristo
¡levanta a los muertos!. Se levantó de la muerte; su espíritu volvió
(Luc_8:55). Sin duda había sido muerta. Ahora está andando normalmente en vida.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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