} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 3 Noviembre. Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia

sábado, 3 de noviembre de 2018

3 Noviembre. Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia



 Efesios 2; 3-5
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

        Los deseos y las obras de la carne no solamente incluyen tales pecados como "adulterio... idolatría, hechicerías... homicidios, borracheras", etc., sino también incluyen "enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias", etc.
Somos tentados a través de los deseos malos (la concupiscencia): "cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Stg_1:14). "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma" (1Pe_2:11).
Es necesario crucificar al "viejo hombre" con sus deseos carnales (Rom_6:6; Gál_5:24). "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gál_5:16). "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:... malos deseos y avaricia" (Col_3:5). "Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom_13:14). "La gracia de Dios se ha manifestado para salvación... enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tit_2:11-12).
Si no aprendemos a obedecer estos textos para lograr suprimir y controlar los deseos mundanos, no podemos ir al cielo. ¿Estamos suprimiendo los deseos carnales o estamos estimulando los deseos carnales? Si andamos todavía en mala compañía, estimulamos deseos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos carnales seremos carnales. Si alimentamos la mente con pensamientos sanos y espirituales, seremos espirituales (Rom_8:1-5).
-- "éramos por naturaleza hijos de ira". Dice Pablo " éramos ", pero no dice " somos”. Varias sectas religiosas (y algunos hermanos) afirman que Pablo enseña en este texto que el hombre tiene una "naturaleza corrupta" a consecuencia del pecado de Adán. Hay varias doctrinas falsas que son variaciones de este error: se habla de "pecado original", de "naturaleza caída", de "la depravación total", etc.
¿Por qué se enseñan tales errores? Para evitar decir la verdad que el hombre es totalmente responsable por sus pecados.
Pablo dice, "éramos". Afirma que cuando "anduvimos" (vivimos) en los "delitos y pecados" "éramos por naturaleza hijos de ira". La palabra "naturaleza" significa "costumbre confirmada"; es decir, así era la práctica de su vida, porque seguían "la corriente de este siglo".
No hay texto que enseñe -- ni aun remotamente -- que el hombre nazca con "pecado original", ni que nazca con una "naturaleza corrupta o caída". No hay ningún texto que enseñe "la depravación total". Esta clase de teología inculpa a Adán -- y, por consiguiente, a Dios -- por nuestros pecados. Enseñan que el hombre peca porque tiene que pecar. Dicen que todos los pecados de nuestra vida son expresiones naturales de nuestra naturaleza caída y corrupta.
Pero dice Cristo que tenemos que convertirnos para ser como niños, "porque de los tales es el reino de Dios" (Luc_18:16). Cuando "renunciamos a lo oculto y vergonzoso" (2Co_4:2), y nos convertimos, volvemos a la inocencia y pureza de niños (Mat_18:3). El nacimiento físico no tiene que ver absolutamente nada con esta condición de ser "por naturaleza hijos de ira".
Rom_2:14-15 nos ayuda a entender la palabra, "naturaleza". "Pero cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos..." Si la expresión "por naturaleza" en Efe_2:3 significa "por nacimiento", entonces en Rom_2:1-29 significa lo mismo. Pero sería absurdo decir que los gentiles, por nacimiento, hacían las cosas de la ley. En los dos textos la palabra tiene que ver con la práctica habitual y confirmada.
-- " hijos de ira ", expuestos a ira si persisten en su vida de perdición. Sin el evangelio este fin sería ineludible; no habría esperanza de escapar. La palabra "hijos" se emplea figurativamente en el Nuevo Testamento para indicar alguna característica sobresaliente, o como en este caso para indicar "el destino que se corresponde con el carácter, sea malo, Mat_23:15; Jua_17:12; 2Ts_2:3, o bueno, Luc_20:36".
Según la descripción de los hombres en 2:1-3, es obvio que los muertos en pecado son destinados a la ruina eterna. "Pero Dios" interviene para evitarlo. "Su gran amor" se demuestra en resucitarnos de los muertos por medio de su poderoso evangelio (Rom_1:16).
"muertos", Col_2:13; Rom_5:8; Rom_6:5. La repetición aquí es para enfatizar el contraste entre los dos estados. Si Dios "nos dio vida", ¿qué haremos? ¿Qué podemos hacer si estamos "muertos"? ¿Cómo puede el hombre muerto accionar? ¿No tendrá Dios que operar milagrosamente sobre su corazón? Muchos falsos maestros dicen que el hombre perdido no puede hacer nada para cambiar su condición espiritual. Dicen que el hombre muerto en sus pecados tiene una naturaleza caída y que no puede creer, que no puede amar a Dios y que ni puede nacer en él el deseo de salvarse. Predican, por lo tanto, que la salvación depende enteramente de Dios.
En cuanto a la base de la salvación (la provisión hecha para nuestra salvación), es cierto que todo depende de Dios, pues el hombre no podía y no puede efectuar su propia salvación, porque no puede proveerse un salvador. El hombre no puede morir por sus propios pecados; no puede redimirse solo.
Dios nos salva, pero nos salva por medio del evangelio que es el poder de Dios para salvación. El nos llama por medio del evangelio (2 Tesalon 2:14), y este evangelio requiere la obediencia (2 Tesalon 1:7-9). El evangelio promete la salvación a los obedientes; revela no solamente lo que Dios ha hecho, sino también revela lo que el hombre tiene que hacer para aceptar la salvación.
Los "muertos" en Efeso "oyeron la palabra del Señor Jesús" (Hch_19:10; Efe_1:13), y esto trajo como consecuencia su conversión (su "resurrección de los muertos"). Cristo dice en Jua_5:25 que "Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán". Los muertos pueden oír la voz de Cristo. En Efe_5:14 Pablo les manda a los muertos que se levanten. Los muertos pueden hacer algo; pueden levantarse. En Hch_2:40 Pedro mandó a los judíos muertos, "Sed salvos de esta perversa generación" (la Versión Moderna dice, "Salvaos"); Pedro dijo esto después de mandarles a arrepentirse y a bautizarse para perdón de los pecados (v. 38).
-- "juntamente con Cristo". Nuestra resurrección de los muertos (tanto la figurativa como la literal) fue anticipada en la resurrección de Cristo. Igualmente somos relacionados con Cristo en morir o estar crucificados con El (Rom_6:5; Gál_2:20); en vivir con El (Flp_1:21; Gál_2:20); en sufrir con El (2Ti_2:12; 1Pe_4:13); en reinar con El (2Ti_2:12); en ser coherederos con El (Rom_8:17); y en ser glorificados con El (Apo_3:21).
-- "nos resucitó" espiritualmente "de los muertos", Col_2:12, y ahora nos conviene buscar "las cosas de arriba" (Col_3:1).
-- "nos hizo sentar... con Cristo". Nos hizo copartícipes de su honor. Los que estamos en Cristo, en su iglesia, estamos en "lugares celestiales" ahora. "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono" (Apo_3:21); es decir, aun después de morir físicamente, seguiremos reinando con Cristo; pero es importante observar que estamos reinando con El ahora.
Estamos participando con El en su obra y en su reinado ahora, porque estamos luchando por la verdad y en contra del mal (1Jn_3:8). Si somos vencedores ahora, estamos reinando con Cristo ahora.
-- "lugares celestiales",   La iglesia, las verdades que la gobiernan, sus servicios, se consideran asuntos de naturaleza celestial. Las aspiraciones del cristiano son celestiales (Flp_3:20; Col_3:2).

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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