} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 20 Noviembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

martes, 20 de noviembre de 2018

20 Noviembre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.


 1 Juan 5; 14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
   
La base de la oración es el simple hecho de que Dios escucha nuestras oraciones. La palabra que usa Juan para confianza es interesante. Es parrésía. En su origen, parrésía quería decir libertad de palabra, la libertad para hablar ¡libremente que existe en una verdadera democracia. Más tarde vino a denotar cualquier clase de confianza. Con Dios tenemos libertad para hablar; Él está siempre a la escucha, más dispuesto a oír de lo que nosotros estamos a orar. No tenemos que vencer ninguna dificultad para llegarnos a Su presencia, ni que inducirle a prestarnos atención. Él está esperando que nos dirijamos a Él.
Sabemos lo que es a veces estar esperando la llegada del cartero o la llamada de teléfono que nos traiga noticias de algún ser amado. Con toda reverencia podemos decir que así está Dios esperando noticias nuestras.  
  El principio de la oración es que para que sea contestada debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios. Tres veces establece Juan en sus escritos lo que podría llamarse las condiciones de la oración
(a) Dice que la obediencia es una condición de la oración. Recibimos lo que pidamos, porque guardamos Sus mandamientos (1Jn_3:22 ).
(b) Dice que permanecer en Cristo es una condición de la oración. Si habitamos en Él, y Sus palabras habitan en nosotros, pediremos lo que necesitemos, y se nos concederá. Cuanto más cerca vivamos de Cristo, más oraremos como es debido. Y cuanto más correctamente oremos, mayor será la respuesta que recibamos.
(c) Dice que orar en Su nombre es una condición de la oración. Si pedimos alguna cosa en Su nombre, Él la hará (Jua_14:14 ). La prueba definitiva de cualquier petición es: ¿Podemos decirle a Jesús: «Dame esto por causa de Ti y en Tu nombre?»
La oración debe ser de acuerdo con la voluntad de Dios. Jesús nos enseña a pedir: «Hágase Tu voluntad,» y no: "Cámbiese Tu voluntad;» «Haz conmigo lo que Tú quieras,» y no lo que yo quiero. Jesús mismo, en el momento de Su gran agonía y crisis, oro: «No como Yo quiero, sino lo que Tú... Hágase Tu voluntad» (Mat_26:39; Mat_26:42 ).   

Si sabemos que Dios nos oye para concedernos las peticiones que le hayamos hecho, sabemos también que nos las concede, aunque no necesariamente en la forma pedida. Sirve de ejemplo de esto el caso de Pablo (2Co_12:7-10). Pablo pidió una cosa y Dios le oyó pero no en la forma pedida. No obstante, después pudo Pablo aprobar la forma en que Dios (siendo infinitamente más sabio) sí le contestó su petición.
              
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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