} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: REFLEXIÓN DEL DÍA

jueves, 6 de agosto de 2015

REFLEXIÓN DEL DÍA

Cuando en la noche estrellada miramos hacia arriba, sobre nuestras cabezas, todo ser humano queda contemplando extasiado los incontables puntos luminosos. En su fuero interno hasta el más primitivo e ignorante reconoce que la casualidad o una explosión(donde reina el caos) no han podido colocar en una órbita del firmamento todo ordenado. Basta alzar nuestros ojos con humildad para ver la mano de Dios Creador recreándose con cada pincelada de Su Palabra.
Tan profundo y tan infinito es el universo que sólo se me ocurre compararlo a la Palabra de Dios en la Biblia. Así como cada descubrimiento estelar asombra a los que escudriñan el cielo, del mismo modo es para nosotros la Biblia cuando dedicamos tiempo, el tiempo que Dios nos ha dado gratis para saber administrarlo y no malgastarlo en aquello que no edifica.
Cuando comienzas a estar a solas con Dios por medio de su Hijo Jesucristo y la compañía auxiliadora del Espíritu Santo para mirar y fijar la atención en su Palabra, se abre ante ti, por medio de la gracia, la Infinita Sabiduría de Dios de la que vas como estrella a estrella, entrando en otra dimensión nueva y maravillosa, más preciada que el firmamento.
El conocimiento de que Dios es Soberano como Creador y Sustentador del mundo físico y espiritual debe regir la forma como pensamos. Dios está íntimamente vinculado a nuestras vidas de una forma que no somos capaces de comprender. Toda sabiduría que conduce a la verdad viene del Señor. La única manera en que una persona puede conocer y comprender a Dios es a través de la revelación de su Hijo Jesucristo, por la gracia del Espíritu Santo en su Palabra en la Biblia.
Esa gracia que nos capacita para comprender muchas cosas, destacando la verdadera naturaleza de Dios que nos conduce a esperar la redención y la vida eterna.
Tantas enseñanzas llegan a mi mente, que es necesario apuntarlas todas, para someter mi voluntad en obediencia práctica no solo intelectual. Dicha gracia revela las enseñanzas que todo nacido de nuevo necesita para vivir como el Señor desea:
Opta por confiar en la absoluta soberanía de Dios en cualquier adversidad.
Comprende que, si bien Dios puede permitir que se nos someta a prueba, establece límites estrictos a ello.
Cree que El Señor examina todo cuanto hacemos.
Conoce que las obras de Dios son a menudo incomprensibles para la mente humana.
Comprende que Cristo es nuestro abogado ante el Padre. Comprende, además, que sin Dios nuestro caso es desesperado.
Comprende que Dios es el Creador de todos los seres humanos.
Comprende también que Dios es absolutamente justo en sus relaciones con las personas.
Conoce y comprende que Dios es el creador y sustentador del universo. No olvides que es Él y no tú quien determina lo que es correcto.
Asi mismo nos da orientaciones para crecer en piedad: La piedad es fruto del verdadero conocimiento de Dios. La vida santa no da cabida a las malas actitudes y busca a Dios en todas las circunstancias.
Evita: El resentimiento, la ingratitud y la envidia. Piensa que estas son actitudes autodestructivas.
Acepta la corrección del Señor. Considérala una bendición. Conoce que ella pone en evidencia el amor de Dios por ti.
Nos muestra los pasos para alcanzar la humildad: El verdadero conocimiento de Dios conduce a la humildad. La humildad no equivale a la falta de autoestima que muchos de nosotros conocemos. Más bien, constituye un rechazo a la autosuficiencia y una expresión de nuestra dependencia de Dios.
Comprende que justificarte a tí mismo es una vana esperanza. Cree que solamente la justicia que Cristo nos imputa hace posible que permanezcamos en pie delante de Dios.
Evita diligentemente toda manifestación de autosuficiencia. Comprende que ella impide que seamos educados y formados por la mano de Dios.
Humíllate con frecuencia en la presencia de Dios. No te atrevas a replicarle.
En la Biblia Dios nos da las claves para una vida sabia: El sabio vive de acuerdo con las verdades que conoce sobre Dios, el mundo y sí mismo. Se acerca a Dios humilde y sinceramente, negándose a culparlo de cualquier error o adversidad de que sea víctima. Por tanto, el sabio está en condiciones de enfrentar y soportar el sufrimiento, en el conocimiento de que la mano amorosa de Dios prevalecerá al final. También el sabio conoce que aun cuando busquemos vivir rectamente, nuestra rectitud no puede ganarnos el favor de Dios: la gracia es un regalo, no una concesión.
Comprende que acusar a Dios es blasfemar. No cuestiones ninguna de las acciones del Señor.
No te sorprendas de encontrar dificultades. Conoce y acepta que ello forma parte de la vida, y que la fe en Cristo siempre las vence.
Reconoce el valor de la sabiduría de quien tiene más edad.
Convéncete del hecho de que Dios tiene la palabra final en todas las cosas.
Acepta la naturaleza transitoria y problemática de la vida humana.
Comprende que la adversidad es como un fuego por medio del cual Dios nos purifica.
Reflexiona sobre si la presente adversidad, oposición o limitaciones, son parte de la acción disciplinaria de Dios. Toma conciencia rápidamente de qué se trata, y arrepiéntete.
La Palabra de Dios nos da las lecciones clave en la fe: El temor es el reverso de la fe: no creer a lo que dice Dios. Dios nos manda a no temer. La fe en su Hijo Jesucristo nos pone en condiciones de confiar en Dios y a no actuar por temor.
Conoce y comprende que el temor evidencia falta de fe en Dios y en sus promesas.
Descansa en la protección del Señor contra los ataques verbales y no les temas.
Cree que Dios honra la fe que es más fuerte que la muerte.
Por supuesto comprendemos cuales son las claves para la pureza moral: La impureza puede nacer de una actitud negligente a la hora de asumir un compromiso moral.
Haz un compromiso de pureza moral. Mantén tus ojos, manos y cuerpo libres de pecado.
Tu que lees esto, acepta con humildad, que nos queda un largo trecho para llegar a la meta, a Cristo; pero nunca olvides que la obediencia es tu compañera de viaje, sin la cual no podrás continuar en el camino. Lo sé por experiencia.
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