} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LOS DOS CAMINOS DE LA VIDA

sábado, 15 de agosto de 2015

LOS DOS CAMINOS DE LA VIDA


Mateo 7:13  Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
 14  porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

La puerta a la vida eterna es "estrecha". Algunas personas toman a mal que Jesús sea la puerta, el único camino de acceso a Dios. Pero Jesús es el Hijo de Dios. ¿Por qué habríamos de buscar otro camino o por qué querríamos una forma de abordar a Dios hecha a medida?
 Esto no significa que sea difícil ser cristiano, sino entender que es sólo por fe en Jesucristo y no por obras. Significa que hay muchas maneras de vivir la vida, pero un solo camino para vivir eternamente con Dios. Creer en Jesús es el único camino al cielo, porque solo El murió por nuestros pecados y nos hizo justos delante de Dios. Vivir a su manera puede no ser fácil, pero es bueno y correcto. Hay multitudes de personas que nunca haran frente a tomar la decisión aceptar a Cristo; pero es necesario hacerlo, pues de otro modo seran fatales las consecuencias. Esto dividiría en dos clases a todos los que escuchan hablar de los dos caminos, los muchos, que seguirán el camino de la comodidad y de la indulgencia propia, termine aquel camino donde termine; y los pocos, que, empeñados sobre todo en su seguridad eterna, tomamos el camino que a ella conduce.  
  “Porfiad a entrar por la puerta angosta” porque ancha es la puerta y fácilmente se entra y espacioso el camino por el cual se transita fácilmente que lleva a la perdición, y así seducidos muchos son los que entran por ella.   Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida. En otras palabras, todo el trayecto es tan difícil como el primer paso. Esto expresa la dificultad del primer paso acertado en la fe, pues implica un triunfo sobre nuestras inclinaciones naturales.  Lo que recomienda el camino ancho es la facilidad con que es transitado, y la abundancia de acompañantes que han de hallarse en él. Es como navegar con viento lindo y marea favorable. Porque las inclinaciones naturales no son contrariadas, y los temores del resultado, si no son fácilmente acallados, con el tiempo son eficazmente dominados. La única desventaja de este camino es su fin: “lleva a la perdición”. Lo dice el gran Maestro, y lo dice “como quien tiene autoridad”. A la aparente injusticia o severidad de este castigo, el Maestro nunca hace referencia. El deja que saquemos la inferencia de que tal curso termina justa, natural y necesariamente así. Pero sea que los hombres vean esto o no, aquí el Señor asienta la ley del reino, y la deja con nosotros. En cuanto al camino angosto, la desventaja de él consiste en su estrechez y soledad. El primer paso en este camino encierra una revolución en todos nuestros propósitos y planes para la vida, y una rendición de todo lo que es caro a la inclinación natural, mientras que todo lo que sigue no es sino una repetición del primer gran acto de sacrificio propio por obediencia a Cristo. No hay que extrañar, pues, que pocos lo hallen y pocos sean hallados en él. Pero este camino tiene una ventaja: “lleva a la vida”. Muchos toman “la puerta” aquí, no por el primer paso en la fe, sino por el último; pues las puertas no se abren a los caminos, mas los caminos terminan en las puertas, que conducen a una mansión. Pero como esto haría que las palabras de nuestro Señor tuviesen una forma invertida y antinatural, por eso creo es correcto entenderlo así.   El Señor en seguida procede a advertir a sus oyentes de que los predicadores de cosas halagüeñas, quienes son los verdaderos herederos y representantes de los falsos profetas de antaño, serían bastante numerosos en el reino nuevo.
Cristo vino a enseñarnos, no sólo lo que tenemos que saber y creer, sino lo que tenemos que hacer; no sólo para con Dios, sino para con los hombres; no sólo para con los que son de nuestro partido y denominación, sino para con los hombres en general, con todos aquellos que nos relacionemos. Debemos hacer a nuestro prójimo lo que nosotros mismos reconocemos que es bueno y razonable. En nuestros tratos con los hombres debemos ponernos en el mismo caso y en las circunstancias que aquellos con quienes nos relacionamos, y actuar en conformidad con ello.
No hay sino dos caminos: el correcto y el errado, el bueno y el malo; el camino al cielo y el camino al infierno; todos vamos caminando por uno u otro: no hay un lugar intermedio en el más allá; no hay un camino neutro. Todos los hijos de los hombres somos santos o pecadores, buenos o malos.
Fijaos en que el camino del pecado y de los pecadores que la puerta es ancha y está abierta. Podéis entrar por esta puerta con todas las lujurias que la rodean; no frena apetitos ni pasiones. Es un camino ancho; hay muchas sendas en este; hay opciones de caminos pecaminosos. Hay multitudes en este camino. Pero, ¿qué provecho hay en estar dispuesto a irse al infierno con los demás, porque ellos no irán al cielo con nosotros? El camino a la vida eterna es angosto. No estamos en el cielo tan pronto como pasamos por la puerta angosta. Hay que negar el yo, mantener el cuerpo bajo control, y mortificar las corrupciones. Hay que resistir las tentaciones diarias; hay que cumplir los deberes. Debemos velar en todas las cosas y andar con cuidado; y tenemos que pasar por mucha tribulación. No obstante, este camino nos invita a todos; lleva a la vida; al consuelo presente en el favor de Dios, que es la vida del alma; a la bendición eterna, cuya esperanza al final de nuestro camino debe facilitarnos todas las dificultades del camino. Esta simple declaración de Cristo ha sido descartada por muchos que se han dado el trabajo de hacerla desparecer con explicaciones pero, en todas la épocas el discípulo verdadero de Cristo ha sido mirado como una personalidad singular, que no está de moda; y todos los que se pusieron del lado de la gran mayoría, se han ido por el camino ancho a la destrucción. Si servimos a Dios, debemos ser firmes en nuestra FE.  
¿Podemos oír a menudo sobre la puerta estrecha y el camino angosto y que son pocos los que los hallan, sin dolernos por nosotros mismos o sin considerar si entramos al camino angosto y cuál es el avance que estamos haciendo ahí?