2Tesalonicenses
3:6 Hermanos
míos, con la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que
se alejen de cualquier miembro de la iglesia que no quiera trabajar ni viva de
acuerdo con la enseñanza que les dimos.
Ataktos (ἀτακτω̂ς) significa desordenadamente, con descuido; como
soldados que no guardan la formación.
CONTEXTO
Algunas personas en la iglesia de Tesalónica habían sido enseñadas
erróneamente que debido a que la venida de Cristo podría tener lugar cualquier momento
o día, debían abandonar sus responsabilidades, dejar de trabajar, no hacer
planes para el futuro y sólo esperar que llegara el Señor. Pero su falta de
actividad sólo les condujo al pecado. Se convirtieron en carga para la iglesia,
la que tuvo que sostenerlos, desperdiciando un tiempo valioso que pudo ser
usado para ayudar a otros; y se entrometieron con lo ajeno. Estos miembros de
la iglesia quizás hayan pensado que serían más espirituales si no trabajaban,
pero Pablo les dijo que fueran responsables y que volvieran al trabajo. Estar
preparados para Cristo significa obedecerle en cada área de la vida. Ya que
sabemos que Cristo viene, debemos vivir de tal manera que nuestra fe y nuestra
vida diaria le agrade cuando El llegue.
REFLEXIÓN
Los que están muy alejados del Señor aún pueden,
por su Misericordia, volverse, arrepentirse mientras estamos en el tiempo de la
gracia; y los que no desean recibir ninguna bondad, esto es volverse de sus pecados, un día no muy
lejano darán cuentas de su desprecio. Los enemigos de la predicación del evangelio,
y los perseguidores de los predicadores fieles son hombres impíos e
irracionales. Muchos no creen el evangelio y no es de maravillarse si no tienen quietud y
muestran malicia en las acciones emprendidas para resistirlo. El mal del pecado
es el mal más grande, pero hay otros males de los que debemos ser preservados,
y se nos exhorta que dependamos de la gracia de Dios. Una vez que la promesa es
hecha, su cumplimiento es seguro y cierto.
Nuestra confianza y dependencia
tiene que estar en Dios por medio de su Hijo Jesucristo.
Nuestro pecado y nuestra miseria es que
depositamos nuestros afectos en los objetos equivocados. No hay verdadero amor
de Dios sin fe en Jesucristo. Si por la gracia especial de Dios tenemos esa fe,
que multitudes no tienen, debemos orar fervorosamente que seamos capacitados
sin reservas para obedecer sus mandamientos y que el Señor Espíritu pueda
dirigir nuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo.
Los que hemos recibido el evangelio tenemos que
vivir en forma coherente con el evangelio. Los que pueden trabajar, y no lo
hacen, no tienen que mantenerse ociosos. El cristianismo no debe tolerar la
pereza que consume lo que puede dar ánimo al laborioso y para sustentar al
enfermo y afligido. El trabajo en nuestra vocación de hombres es deber
requerido por nuestro llamamiento cristiano. Pero algunos esperaban ser
mantenidos en la ociosidad y se consentían un temperamento curioso y soberbio.
Ellos se entrometían en las preocupaciones ajenas y hacían mucho daño. Gran
error y abuso de lafe es hacerla manto de la pereza o de cualquier otro pecado.
El siervo que espera la pronta llegada de su Señor, debe estar trabajando como
manda su Señor. Si estamos ociosos, el diablo y el corazón corrupto pronto nos
darán algo que hacer. La mente del hombre es dada a ocuparse, si no se la
emplea en hacer el bien, estará haciendo el mal.
Es una unión excelente aunque rara la de estar activo en nuestro
propio negocio, pero tranquilo en cuanto al de otros. Si alguien rehusa
trabajar con tranquilidad, se le tiene que censurar y separarlo de su compañía,
pero se tiene que buscar su bien con amonestaciones hechas con amor.
El Señor está contigo mientras tú estés con Él. Mantén tu camino y
sosténte hasta el final. Nunca debemos rendirnos ni cansarnos en nuestro
trabajo. Habrá suficiente tiempo para reposar cuando lleguemos al cielo.
Una dura batalla de los poderes espirituales invisibles se está
tramando bajo la superficie de la vida cotidiana. Nuestra defensa principal es
orar para que Dios nos proteja del maligno y que nos haga fuertes. Las
siguientes pautas nos pueden ser de ayuda para estar preparados y sobrevivir a
los ataques satánicos:
·
Tomemos en serio la
amenaza del ataque espiritual, no es una cuestión valadí.
·
Oremos pidiendo fuerzas y ayuda de Dios.
·
Estudiemos la Palabra de Dios Biblia para
reconocer las tácticas y estilo de Satanás.
·
Memoricemos pasajes de las Escrituras para que
nos sean de ayuda sin importar el lugar en que estemos.
·
Relacionémosnos con aquellos que hablan verdades de la sana
doctrina, del verdadero Evangelio de Jesús.
·
Pongamos en práctica lo que nos han enseñado
en los estudios bíblicos.
Hay
diferencia entre descanso y ociosidad. El relajarse y recrearse provee un
balance necesario para nuestras vidas, pero cuando es tiempo de trabajar, los
cristianos debemos ser diligentes en hacerlo. Debemos usar al máximo nuestro
talento y tiempo y hacer todo lo necesario para buscar nuestro sustento y el de
los que dependen de nosotros. Descansemos cuando hay que descansar y trabajemos
cuando hay que trabajar.
La persona
ociosa, que no trabaja, termina llenando su tiempo con actividades nocivas,
como chismear. Los rumores y habladurías son tentadores y excita el oírlos y nos
hacen aparecer como personas bien informadas. Pero destruyen a las personas. Si
estamos con frecuencia con la nariz metida en los asuntos de otros,
posiblemente estemos sin hacer nada. Si es así, busquemos algo que hacer por
Cristo o por nuestra familia y pongámonos a trabajar.