} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: VIVIMOS POR FE

sábado, 6 de diciembre de 2014

VIVIMOS POR FE



En la segunda carta de Pablo a los corintios, podemos leer en 2 Corintios 4:7-10:
 7  Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
 8  que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
 9  perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
 10  llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.

REFLEXIÓN
Hace años huí como un cobarde de una situación que me superó. Tenía todos los visos de estar orquestada por varias personas que, por la amargura en sus corazones, se volvieron contra mi persona atacando por todos los flancos; llegaron a rajar dos ruedas del furgón que estaciono siempre enfrente de donde vivo. No satisfechos con eso, comenzaron a realizar llamadas anónimas amenazantes con visos de llevar a cabo lo que decían. Ante tal situación creí que lo mejor era poner en conocimiento de la guardia civil lo que estaba ocurriendo. Así lo hice presentando varios partes de denuncia ante la Benemérita. Pero aquello empeoró con denuncias en el juzgado y llegué a una situación límite. Tuve que huir y dejar todo.... Creía que era la decisión más acertada...pero nunca se deben tomar decisiones bajo una depresión aguda.
Después de esta breve y resumida confesión, debo decir que los mejores hombres desmayarían si no recibieran misericordia de Dios. Podemos confiar en esa misericordia que nos ha socorrido sacándonos y llevándonos adelante, hasta ahora, para que nos ayude hasta el fin. Sé que de otro modo hubiera sido imposible salir del pozo de la profunda depresión en que había caído.  La sinceridad o la rectitud guardarán la opinión favorable de los hombres buenos y sabios. Cristo por su evangelio hace una revelación gloriosa a la mente de los que pasamos por esa situación, pero el designio del diablo es mantener a los hombres aprisionados en las tinieblas de la ignorancia, con miedos y temores; cuando no puede mantener fuera del mundo la luz del evangelio de Cristo, no se ahorra esfuerzos para mantener a los hombres esclavizados del miedo, es un maestro de la manipulación y de tergiversación de la realidad.

Fue necesario ese tiempo alejado de mi familia, para acudir con el corazón contrito, arrepentido, dispuesto a ser guiado por la Palabra de Dios en la Biblia, a ser restaurado, a ser sanado por el mejor medico del hombre, su creador, Dios. Un buen día dejé de tomar la medicación que me mantenía durante el día en un estado de sopor y somnolencia, aquello no era vida. Sé que recibí el auxilio del Espíritu Santo para ayudarme, pues en mis fuerzas jamás habría conseguido salir. En mi Smartphone había descargado una aplicación de la Biblia, me habían “soplado esa idea” no salió de mi. Comencé a escuchar la Palabra de Dios durante la mayor parte del tiempo. Comencé a escuchar predicaciones de  Charles Spurgeon, Billy Graham, Armando Alducin , pasando muchas noches hasta rayar el alba escuchando, absorbiendo, calando hasta el corazón cada palabra. Cada día podía darme cuenta de tantos errores que había cometido; mi mente fue sanada y con ella mi corazón. Comencé a reparar errores, pedir perdón y no guardar rencor. La Palabra de Dios me fue ayudando e indicando cada paso que debía dar. No fue fácil, ni rápido. Casi un año fue necesario para que el Espíritu me restaurara. Muchos creerán que fue excesivo, pero para mí fue un milagro que ocurriera tan pronto.    
Los predicadores que escuché,  ellos predicaban a Cristo como Jesús, el Salvador y Libertador, que salva hasta lo sumo a todos los que vayan a Dios por su mediación.  
Es agradable contemplar el sol en el firmamento, pero es más agradable y provechoso que el evangelio brille en el corazón. Como la luz fue al principio de la primera creación, así, también, en la nueva creación, la luz del Espíritu es su primera obra en el alma. El tesoro de luz y gracia del evangelio está puesto en vasos de barro. Los ministros del evangelio están sometidos a las mismas pasiones y debilidades que los demás hombres. Dios podría haber enviado a los ángeles para dar a conocer la doctrina gloriosa del evangelio o podría haber enviado a los hijos de los hombres más admirados para enseñar a las naciones, pero escogió vasos más humildes, más débiles, para que su poder sea altamente glorificado al sostenerlos, y en el bendito cambio obrado por el ministerio de ellos.

Los apóstoles sufrieron enormemente, pero hallaron un sustento maravilloso. Los creyentes pueden ser abandonados por sus amigos y ser perseguidos por los enemigos, pero su Dios nunca los dejará ni los desamparará. Puede que haya temores internos y luchas externas, pero no somos destruidos. El apóstol habla de sus sufrimientos, como la contrapartida de los sufrimientos de Cristo, para que la gente pueda ver el poder de la resurrección de Cristo y de la gracia en el Jesús vivo y por medio de Él.  
La gracia de la fe es un remedio eficaz contra el desaliento en tiempos de prueba.  La esperanza de esta resurrección animará en el día de sufrimiento y nos pondrá por encima del temor a la muerte.   Los sufrimientos de los creyentes en Cristo, y su predicación y conversación, son para el bien de la Iglesia y para la gloria de Dios. Las tribulaciones producen paciencia siendo el único modo de adquirirla.   Lo que el sentido estaba dispuesto a considerar pesado y largo, doloroso y tedioso, la fe lo percibe leve y corto y sólo momentáneo. El peso de todas las aflicciones temporales es leve en sí, mientras la gloria venidera es una sustancia de peso y duración más allá de toda descripción.  
Cuando ha sido restaurada tu mente, la fe capacita para efectuar el recto juicio de las cosas. Hay cosas invisibles y cosas que se ven, y entre ellas hay esta vasta diferencia: las cosas invisibles son eternas, las cosas visibles son temporales o sólo pasajeras. Entonces, no miremos las cosas que se ven; dejemos de buscar las ventajas mundanales o de temer los trastornos presentes. Pongamos diligencia en hacer segura nuestra futura felicidad.
 Continua...