} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LOS PASOS DE LA ALABANZA

viernes, 5 de diciembre de 2014

LOS PASOS DE LA ALABANZA




En la Palabra de Dios en la Biblia, en el A.T, podemos leer en el libro de los Salmos, en el Salmo 63:1-8:

  63:1 Dios, Dios mío eres tú;
 De madrugada te buscaré;
 Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
 En tierra seca y árida donde no hay aguas,
  63:2  Para ver tu poder y tu gloria,
 Así como te he mirado en el santuario.
  63:3  Porque mejor es tu misericordia que la vida;
 Mis labios te alabarán.
  63:4  Así te bendeciré en mi vida;
 En tu nombre alzaré mis manos.
  63:5  Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
 Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
  63:6  Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
 Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
  63:7  Porque has sido mi socorro,
 Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
  63:8  Está mi alma apegada a ti;
 Tu diestra me ha sostenido.


Barak (בָּרַךְ) «arrodillarse, bendecir, ser bendecido».
Barak aparece unas 330 veces en la Biblia, comenzando por Génesis 1:22: «Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos». Las primeras palabras que Dios dirige al hombre comienza de la misma manera: «Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos».  De esta manera se demuestra que toda la creación depende de Dios para su continua existencia y multiplicación.
 Barak se usa otra vez en relación al género humano en Génesis 5:2, al principio de la historia de los hombres de fe, y de nuevo después del diluvio en Génesis 9:1 : «Bendijo Dios a Noé y a sus hijos». El elemento central del pacto de Dios con Abram es: «Te bendeciré … y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren … y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» . En todos estos casos, la bendición de Dios se dirige a las naciones a través de Abraham o su simiente.  

REFLEXIÓN

Temprano yo te buscaré. El cristiano verdadero dedica a Dios la hora más temprana, cuando todo está en silencio y la quietud de la noche permite alcanzar a ver, tras la ventana, el firmamento estrellado. Con poco esfuerzo, nuestros sentidos espirituales se abren a la magnificencia de Dios. Abre los ojos de su entendimiento con los de su cuerpo, y cada mañana se despierta a la justicia. Se levanta con la sed de las consolaciones que el mundo no puede dar, y tiene el recurso inmediato de la Fuente del agua de vida por medio de la oración.
El creyente verdadero está convencido de que nada de este mundo pecador puede satisfacer las necesidades y los deseos de su alma inmortal; él espera su felicidad de Dios, como porción suya. Cuando la fe y la esperanza se ejercen más, el mundo parece un desierto agotado y  anhelamos los goces del cielo, de los cuales tenemos algunos anticipos en las ordenanzas de Dios sobre la tierra.
  Un remedio para nuestras noches de insomnio es enfocar nuestros pensamientos en Dios. Hay muchas razones por las que no podemos dormir: enfermedad, tensión nerviosa, preocupación, pero las noches de insomnio pueden convertirse en momentos de paz para reflexionar y alabar a Dios. Utilicemos esos momentos para analizar cómo Dios nos ha guiado y ayudado.
Mirar hacia atrás, a veces es necesario para ver la situación pecaminosa y perdida en la que nos hallábamos, y de la cual el Señor en su Misericordia nos rescató.

  La «bendición» dirigida a Dios es una expresión de alabanza y gratitud. La bendición del Señor descansa sobre quienes le son fieles: «La bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy». Su bendición trae justicia, vida, prosperidad y salvación. La «bendición» es como lluvia o rocío: «Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán» (Ezequiel 34:26). El Señor envía su «bendición» en la comunión de los santos: «Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna» (Salmos 133:3).

  En la víspera de la batalla y distanciado de la presencia de Dios, David siente sed en todo su ser de la presencia de Dios. Es como un caminante exhausto que está expuesto al sol abrasador en un desierto sin agua, y ansía por un oasis. La memoria del rey ayuda a su fe. Primero recuerda cómo Dios respondió a una oración similar mostrándole su poder y gloria en el santuario, una visión que lo llena de alabanza  y le satisface como comida abundante. Después recuerda la ayuda anterior de Dios, y esto le fortalece para aferrarse a Dios, quien lo sostiene.  Así ocurre en nosotros, que sabiendo todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, sabemos que es Soberano, Fiel, Justo y Misericordioso. Si Dios está con nosotros a quien podremos temer.

  La alabanza trae bendiciones y satisfacción, vemos que este pasaje enseña cómo la expresión de la alabanza trae bendiciones.   Esta no es una oración silenciosa, es más júbilo da a entender que eleva la voz, que es tanta la alegría, el gozo que siente que escapa de su pecho con voz viva «Y con labios de júbilo te alabará mi boca». Y vemos su fruto, «Dios, Dios mío eres tú»  se afirma la relación con Dios ;  «De madrugada te buscaré» debemos tener claras nuestras prioridades, ansiando primero mantener viva nuestra relación con Dios, cuando todo está en calma es cuando se aprecia más la presencia del Señor;  «Mi alma tiene sed... mi carne te anhela»  expresa con una profunda intensidad la necesidad de estar en presencia y comunión con el Señor;  «Para ver tu poder y tu gloria... te he mirado en tu santuario» expresa el  deseo de participar junto al resto de hermanos en la fe , sea en la congregación o en la comunidad ;  «Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán»  de un modo sincero, con un corazón limpio expresamos a Dios con la apropiada humildad, adoración y gratitud;  El resultado: «Como de meollo y de grosura será saciada mi alma» la satisfacción de las necesidades personales son manifestadas delante de Dios , en agradecimiento a su Misericordia
  Seamos unos adoradores sinceros, porque a Dios no podemos engañarle; perdemos el tiempo y no somos escuchados cuando fingiendo queremos acercarnos al Señor.
Bienaventurados, benditos, los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.