Mateo
1:19-20 "José su marido, como era justo, y
no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí
un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no
temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del
Espíritu Santo es"
Mateo
1:22 Cuando José despertó, obedeció al ángel de Dios y se casó con
María. Pero no durmieron juntos como esposos antes de que naciera el niño. Y
cuando este nació, José le puso por nombre Jesús. Todo esto sucedió para que se
cumpliera lo que Dios había dicho por medio del profeta Isaías: « ¡Presten
atención! Una joven virgen quedará embarazada, y tendrá un hijo. Y llamarán a
ese niño Emanuel.» Este nombre significa «Dios está con nosotros».
REFLEXIÓN
La firmeza de lo que creemos se mide por el grado de disposición que
tengamos para sufrir por dichas creencias. José era un hombre con creencias
definidas. Estuvo dispuesto a hacer lo bueno sin importarle el dolor que le
causara. Sin embargo, José tenía otra característica: no solo hacía lo bueno,
sino que intentaba hacerlo como se debía.
Cuando María le habló acerca de su embarazo, José sabía que no era el
padre. Como conocía bien a María, al explicarle ella lo sucedido y ver la
actitud que tenía hacia la criatura que iba a nacer, debe haberle sido difícil
pensar que su novia había hecho algo indebido. Sin embargo, alguien era el
padre de la criatura y le era difícil aceptar que ese "alguien" fuera
Dios.
José enfrentó una decisión
difícil al descubrir que María estaba embarazada. A pesar de estar conciente de
que tomar a María como esposa podía ser humillante, eligió obedecer el mandato
de Dios casándose con ella. Su acción reveló cuatro cualidades admirables:
principios inflexibles; discreción y
sensibilidad; disponibilidad ante Dios, y autodisciplina.
José decidió terminar con su compromiso, pero estaba decidido a
hacerlo de manera que no trajera afrenta a María. Intentó actuar con justicia y
con amor.
Pero Dios le envió un mensajero para confirmar lo que decía María y
abrir un nuevo camino de obediencia para José: aceptar a María como su esposa.
José obedeció a Dios, contrajo matrimonio con María y respetó su
virginidad hasta que la criatura nació.
No sabemos por cuánto tiempo José vivió como padre terrenal de Jesús.
Se le menciona por última vez cuando Jesús tenía doce años. Pero José entrenó a
su hijo en el arte de la carpintería, se aseguró que tuviera una buena educación
espiritual en Nazaret, y estuvo llevando a toda la familia en el viaje anual a
Jerusalén para celebrar la Pascua, lo que Jesús continuó observando durante sus
años de adulto.
José sabía que Jesús era una persona especial desde el momento en que
oyó las palabras del ángel. Su creencia firme en ese hecho, y su apertura a las
palabras de Dios, lo habilitaron para ser el padre terrenal de Jesús.
Podemos
decir de José que era:
·
Hombre de
integridad
·
Descendiente del
rey David
·
Padre legal y
terrenal de Jesús
·
Sensible a la
dirección de Dios y dispuesto a hacer la voluntad de Dios sin importarle las
consecuencias
Lecciones que aprendemos de su vida:
·
Dios premia la
integridad
·
La posición social
tiene poca importancia cuando Dios elige usarnos
·
Si somos obedientes
a la dirección de Dios, El nos guiará a una mayor obediencia
·
Los sentimientos no
son medidas adecuadas de las acciones buenas o malas
Quizá José
pensó que tenía solamente dos opciones: divorciarse de María silenciosamente o
dejar que la apedrearan. Pero Dios tenía una tercera opción: que José se casara
con ella. A José no se le ocurrió. Pero Dios, a menudo, nos muestra que tenemos
más opciones de las que pensamos. A pesar de que parecía sensato que José
rompiera el noviazgo, Dios lo llevó a tomar la mejor decisión.
Cuando nuestras decisiones afectan la vida de otros, siempre debemos
apelar a la sabiduría de Dios.