} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: COMPLETOS EN CRISTO 2

jueves, 18 de diciembre de 2014

COMPLETOS EN CRISTO 2




  ¿Cuál fue nuestra reacción la última vez que alguien nos acusó de hacer algo indebido? ¿Negar, discutir y defendernos? La Biblia nos dice que el mundo permanece con la boca cerrada y bajo el juicio de Dios poderoso. No cuenta con excusas ni argumentos. ¿Hemos llegado  al punto con Dios en el que estamos dispuestos a dejar de defendernos y esperar la decisión divina? Si no es así, deténgámonos y reconozcamos el pecado delante de El.  
  La ley nos enseña que somos pecadores desvalidos y debemos acudir a Jesucristo en busca de misericordia.   El código moral revelado en la ley nos puede guiar en nuestra forma de vivir sosteniendo ante nosotros las normas morales de Dios. No ganamos la salvación cumpliendo la Ley (nadie, excepto Cristo, cumplió o pudo cumplir la Ley a la perfección), sino que agradamos a Dios cuando nuestras vidas se someten a su voluntad revelada.

  Después de estas malas nuevas sobre nuestra pecaminosidad y la condenación de Dios, Pablo nos da buenas nuevas. Hay una manera de declararnos inocentes: Cristo nos limpia de pecados si confiamos en El. Confiar significa tener la seguridad de que Cristo perdona nuestros pecados, nos hace justos delante de Dios y nos da el poder para vivir como El quiere que lo hagamos. Esta es la solución de Dios y está al alcance de todos a pesar de nuestros antecedentes o conducta pasada.

  Algunos pecados parecen ser mucho más grandes que otros porque sus consecuencias son mayores. El homicidio, por ejemplo, nos parece que es peor que el odio, y el adulterio al parecer es peor que la lujuria. Pero esto no significa que nos merecemos la vida eterna porque nuestros pecados son de menor envergadura. Cualquier pecado nos convierte en pecadores y nos aparta de nuestro Dios santo. Cualquier pecado, por lo tanto, conduce a la muerte (porque nos incapacita para vivir con Dios) por grande o pequeño que el pecado parezca. No minimicemos los pecados "pequeños" ni valoremos con exceso los "grandes". Todos nos separan de Dios, pero también todos pueden ser perdonados.

  Justificado, como ya hemos visto al inicio,  significa declarados no culpables. Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se eliminan todos los cargos del acta. Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado.

  Redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado. En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida.

  Cristo es nuestro sacrificio expiatorio. En otras palabras, El murió en nuestro lugar por nuestros pecados. El enojo de Dios con los pecadores es legítimo. Se rebelaron contra El, se apartaron de su poder regenerador. Pero Dios declara que la muerte de Cristo es el sacrificio designado y apropiado para nuestros pecados. Cristo, pues, ocupó nuestro lugar, pagó la pena de muerte por nuestros pecados y satisfizo a plenitud las demandas de Dios. Su sacrificio otorga perdón, remisión y libertad.

  ¿Qué pasó con los que vivían antes que Cristo viniera y muriera por el pecado? Si Dios los condenó, ¿fue injusto? Si los salvó, ¿fue el sacrificio de Cristo innecesario? Pablo muestra que Dios perdonó todo pecado humano en la cruz de Jesús. Los creyentes del Antiguo Testamento por fe miraban a la futura venida de Cristo y se salvaban aun sin saber el nombre de Jesús ni los detalles de su vida terrenal. Nosotros ya sabemos que Dios amó de tal manera al mundo que dio a su propio Hijo (Juan3:16  Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.).
¿Hemos puesto nuestra confianza en El?

  La mayoría de las religiones prescriben ciertos deberes que deben cumplir quienes desean que Dios los acepte. El cristianismo es único al enseñar que las buenas obras no nos justifican ante Dios. No hay logro humano ni progreso en el desarrollo personal que cierre la brecha que existe entre la perfección moral de Dios y nuestra imperfecta conducta diaria. Las buenas obras son importantes, pero no compran la vida eterna. Somos salvos solo por confiar en lo que Dios ha hecho por nosotros (Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
 9  no por obras, para que nadie se gloríe.
 10  Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.).

  ¿Por qué Dios nos salva solo por fe?  La fe elimina el orgullo del esfuerzo humano, porque la fe no es algo que hacemos.   La fe exalta lo que Dios ha hecho, no lo que la gente hace.   La fe reconoce que no podemos cumplir con la Ley ni medir las normas de Dios, y que necesitamos ayuda.   La fe se basa en nuestra relación con Dios, no en lo que hagamos por Dios.

Para mayor claridad podemos examinar la Palabra de Dios en la Biblia en:
Rom 3:23: Todos han pecado.
Rom 6:23: La paga del pecado es muerte.
Rom 5:8: Jesucristo murió por el pecado.
Rom 10:8-10: Para que nuestros pecados sean perdonados debemos creer y confesar que Jesús es el Señor. La salvación se recibe a través de Jesucristo.

ELECCION Rom 9:10-13
La elección de Dios de un individuo o grupo para un propósito o destino específico.

JUSTIFICACION Rom 4:25; Rom 5:18
El acto de Dios por el que se nos declara "sin culpa" de nuestros pecados.

PROPICIACION Rom 3:25
La absolución del castigo de Dios por el pecado, gracias al sacrificio perfecto de Jesucristo.

REDENCION Rom 3:24; Rom 8:23
Jesucristo pagó el precio y ahora somos libres. La paga del pecado es muerte, Jesús pagó la deuda.

SANTIFICACION Rom 6:22; Rom 15:16
Ser cada vez más semejantes a Cristo mediante la obra del Espíritu Santo en nuestro caminar diario, por medio de la obediencia a su Palabra.

GLORIFICACION Rom 8:18-19, Rom 8:30
Estado final del creyente que será semejante a Cristo después de la muerte, cuando nos hallemos en su presencia(1Juan 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.).