} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: DE SACERDOTE CATOLICO ROMANO, A PASTOR EVANGÉLICO.

lunes, 11 de mayo de 2015

DE SACERDOTE CATOLICO ROMANO, A PASTOR EVANGÉLICO.



Voy a transcribir la carta recibida de un ex-sacerdote  de la iglesia romana para que ilumine los corazones de muchos, que como él vivieron bajo el engaño de una religión, pero que el Señor en su Misericordia tocó y utiliza como instrumento para predicar el verdadero Evangelio de Jesús.

La Historia de un Sacerdote: RICHARD BENNETT
. Portland, OR 97238-5353 U.S.A.



 
Irlandés de nacimiento, realicé mi educación primaria y secundaria con los padres jesuitas en el Colegio Belvedere en Dublin, Irlanda. Como todos los niños jesuitas, antes de los 10 años de
edad podía recitar 5 razones de por qué existe Dios y por qué el Papa es la cabeza de la iglesia.Se nos dijo que el Papa, como cabeza de la Iglesia Romana, es el hombre más importante sobre la tierra. Lo que él decia era ley, y los jesuitas eran su ejército.



Al terminar mis estudios, decidí ser sacerdote católico romano, y por 7 años estudié filosofía y teología. La autoridad de la enseñanza de la Iglesia Católica Romana (llamada Magisterium) fue siempre el factor central, y aunque estudiábamos un poco de la Biblia, esto era hecho bajo la autoridad de la enseñanza que la Iglesia Católica Romana (I.C.R.) es la única autoridad en la interpretación de fe y moral- y la ley definitiva en todas las cosas.



Fui ordenado al sacerdocio en la Orden Católica de los Dominicos en 1963, y dediqué unos años más al estudio de teología en la Univeridad Angelicum en Roma. En Septiembre de 1964 fui enviado como misionero a Trinidad, en las Antillas, donde mis primeros 7 años fueron similares a los de cualquier sacerdote católico romano. Cuando el Movimiento Carismático Católico llegó a Trinidad, entonces yo advertí un cambio notable en mi vida. En 1972 y a causa de dicho Movimiento, algunos canadienses fueron a Trinidad a enseñarnos de la Biblia. Como consecuencia de esos mensajes comencé a amar la Biblia y por primera vez en mi vida a usarla como autoridad.



Uno de los textos bíblicos usados por los canadienses para instarnos a orar por sanidad fue Is. 53:5 "…y por su llaga fuimos nosotros curados." Sin embargo, estudiando Isaías 53 descubrí que la Biblia habla primero del problema del pecado, no de la sanidad: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros." Aunque pedí perdón por mis pecados, no me daba cuenta de que yo era pecador por naturaleza. La Iglesia Católica me había enseñado que la depravación del hombre, ellos llaman "pecado original", habia sido limpiada por el bautismo infantil. En mi mente yo seguía sosteniendo esta creencia, pero en mi corazon sabía que mi naturaleza depravada aún no había sido conquistada por Cristo. Fil. 3:10 se convirtió en el gemido de mi corazón: "Quiero conocer a Cristo y el poder de su resurreción…" Supe que sólo a través de este poder yo podría vivir la vida cristiana. Eso fue la fuerza motriz en mi vida, y El Señor comenzó a contestar
mi oración.



Primero, descubrí que la Palabra de Dios en la Biblia es absoluta, sin error. Me hablían enseñado que la Palabra era relativa a la Iglesia C.R., y que su veracidad en muchas áreas debía ser cuestionada. Empecé a entender que uno puede confiar en la Biblia. Comencé a estudiar qué dice la Biblia acerca de si misma, y descubrï que enseña claramente que viene de Dios y que es absoluta en todo lo que declara. Es veraz en cuanto a la historia, promesas de Dios, profecías, mandamientos morales y en la enseñanza al creyente a vivir la vida cristiana. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." (II Tim. 3:16-17)



Ví en la Biblia (I Tim. 2:5) que mi papel como sacerdote era de un mediador, exactamente lo que la Iglesia C.R. enseña. Comprendí que esa doctrina católica era errónea, y aún así me regocijaba en ser exaltado e idolatrado por la gente.



Comencé a ver como pecado el uso que la Iglesia C. R. hacía de María, los santos y los
sacerdotes. Pero aunque estaba dispuesto a renunciar a María y a los santos como mediadores, no podía renunciar al sacerdocio porque en él yo había invertido absolutamente todo. El problema era éste: la Iglesia Católica me enseñó a considerar la Misa y los Sacramentos como medios de salvación. ¿Cómo, entonces, podía aceptar la salvación sólo por fe en la Palabra de Dios?



Que la Iglesia fuera lo absoluto o la Biblia lo absoluto era un sube y baja dentro de mí que moldeaba mi respuesta a la vida cotidiana. La tensión de esa incoherencia hasta llegó a enfermarme. Yo debería haber sabido la simple verdad de que un hombre no puede servir a dos señores. Durante mis últimos 6 años traté de servir a la Iglesia C.R. como autoridad absoluta y también a la Biblia. Estaba tratando de decir que la absoluta autoridad de la Biblia está sujeta a la"absoluta autoridad de la iglesia C.R.; esto era algo imposible.



Mi decisión de dejar la seguridad de la Iglesia C.R. fue dolorosa más allá de las palabras. Pero decidí confiar en El Señor y en El solamente, sobre la autoridad de su Palabra en la Biblia. Me arrepentí de mis pecados, en especial de haber sido falsamente un mediador. Acepté completa e  incondicionalmente la muerte sustitutoria de Cristo en la cruz. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, , para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2Cor. 5:21). Desde que salí de la Iglesia C.R. el Señor me ha sostenido maravillosamente, incluyendo un año como misionero en China y ahora como evangelista de tiempo completo.(1991)



Si usted todavía está confiando en la religión en vez de hacerlo en la obra consumada de Cristo en la cruz, le pido que se vuelva a la autoridad de la Palabra de Dios. "Sabiendo que fuisteis rescatados . . . no con cosas corruptibles como oro o plata . . . sino con la sangre preciosa de Cristo". (I Pe. 1:18-19). No es la religión lo que lo salva sino la completa redención que El compró con su sangre. ¿Por qué no acepta esta verdad que Dios declara en su Palabra?



Mi oración a Dios es que El le conceda la gracia para creer y aceptar la verdad de que Cristo murió en la cruz por usted, y de que su sacrificio puede hacerlo una nueva criatura. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."(Juan 3:16)

"Pero debido a su gran amor por nosotros, Dios, que es rico en misericordia, nos dió
vida con Cristo, aún cuando estábamos muertos en pecados (es por gracia que ustedes
han sido salvados)" (Efesios 2:4-5).