El dinero de
hoy no tendrá valor cuando Cristo vuelva; por lo tanto, es bueno emplear
nuestro tiempo en acumular tesoros que serán valiosos en el reino eterno de
Dios. El mejor tiempo aprovechado es en escudriñar la Palabra de Dios en la Biblia, tanto como nos sea posible, será la mayor riqueza que podamos obtener en esta vida. El dinero en sí no es el problema; precisamos dinero para hacer frente a pagos en casa, para alimentar la familia;los pastores necesitan dinero para
vivir y sostener sus familias; los misioneros necesitan dinero para difundir el
evangelio; las iglesias necesitan dinero para llevar a cabo su tarea con
eficiencia. Es el amor al
dinero el que conduce a lo malo (1Timoteo_6:10 porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de
la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.) y origina que algunos
opriman a otros para quedarse con más. Esa es una advertencia a todos los
cristianos que son tentados a adoptar normas mundanas antes que las normas de
Dios como también es un estímulo para
todos los que están oprimidos por los ricos.
A los pobres que no podían pagar las deudas se
les echaba en la cárcel o se les obligaba a vender todos sus bienes y a veces a
vender a sus familiares como esclavos. Sin ninguna oportunidad de trabajar a
fin de pagar sus deudas, a menudo los pobres morían de inanición. Dios le llamó
a eso homicidio. Atesorar dinero, explotar a los empleados y vivir con
desenfreno no pasará inadvertido para Dios.
Me imagino
que la rapiña de los accionistas de los bancos, algún día tendrá sus consecuencias; la avaricia en los corazones causan muchos males. Cuando tenemos el dinero en el corazón en lugar de en la mano o la cartera, algo anda mal en nuestras vidas y hemos perdido de vista los principios de la vida cristiana genuina.
El agricultor debe esperar con paciencia que
crezca lo que sembró o plantó, no puede apresurar el proceso por más que lo
desee. Hoy se utilizan potenciadores del desarrollo, que en mi opinión son los
agentes que están inoculando el cáncer a muchas personas. El agricultor de toda la vida, sabe que hay
mucho por hacer para asegurar una buena cosecha. De igual manera, debemos
esperar con paciencia el regreso de Cristo. No podemos apresurarlo, pero
mientras esperamos hay mucho que hacer para que avance el reino de Dios. Tanto
el agricultor como el cristiano deben vivir por fe, con la mirada en el futuro,
que será portador de recompensa por su trabajo. No vivamos como si Cristo nunca
fuera a volver. Trabajemos con fidelidad en la edificación de su reino, porque
el Rey vendrá cuando el tiempo
de la cosecha haya llegado.
Cuando las cosas van mal, tendemos a culpar a
otros por nuestras desdichas. Ya desde el Edén, Adán culpó a su esposa, y ésta
a la serpiente (Genesis_3:11-13). Culpar a los
demás es más fácil que aceptar nuestra culpa, pero es destructivo y pecaminoso.
Antes de juzgar a otros por sus faltas, recordemos que Cristo, el Juez, vendrá
a evaluarnos a cada uno de nosotros (Mateo_7:1-5; Mateo_25:31-46).
El no pasará por alto el que culpemos a los demás.
A
menudo una persona con una reputación de exagerada o mentirosa no logra que
nadie le crea. Los cristianos nunca debemos llegar a eso. Siempre seamos
sinceros para que los demás crean un simple sí o no. Al evitar mentiras, medias
verdades y omisiones de la verdad, a nosotros nos llegarán a conocer como una
persona confiable.
En las Escrituras, se ha usado el aceite como
símbolo de medicamento y símbolo del
Espíritu de Dios (1 Samuel_16:1-13). De modo
que, el aceite puede representar el ámbito médico y espiritual de la vida. Los
cristianos no debemos separar lo físico y lo espiritual; Jesucristo es Señor
tanto del cuerpo como del espíritu.
Los creyentes no estamos solos. Los miembros
del cuerpo de Cristo debemos contar con el apoyo de otros en oración y
sostenimiento, sobre todo cuando estemos enfermos o sufriendo. Los ancianos
deben estar disponibles para responder a las debilidades de cualquier miembro,
y la iglesia debe estar atenta para orar por las necesidades de todos sus
miembros.
Dios sana, la fe no, y todas las oraciones
están sujetas a la voluntad de Dios. Pero nuestras oraciones son parte del
proceso de sanidad de Dios. Esa es la razón por la que a menudo Dios espera
nuestras oraciones de fe antes de intervenir en la sanidad de una persona.
Cristo ha hecho posible que vayamos
directamente a Dios en busca de perdón; pero el confesar nuestros pecados unos
a otros todavía tiene un lugar importante en la vida de la iglesia. Si
hemos pecado en contra de alguna persona, debemos pedirle que nos perdone. Si
nuestro pecado ha afectado a la iglesia, debemos confesarlo públicamente. Si
necesitamos apoyo afectivo en nuestra lucha contra el pecado, debemos
confesarlo a quienes pueden darnos ese apoyo. Si
después de haber confesado un pecado a Dios, todavía no sentimos su perdón,
podríamos confesar el pecado a otro creyente y oír de su parte palabras que
confirmen que hemos sido perdonados por Dios. En el reino de Cristo, cada
creyente es un sacerdote para los demás creyentes (1Pedro_2:9).
El recurso más poderoso de un cristiano es
comunión con Dios mediante la oración. A menudo los resultados son mucho más
grandes de lo que pensamos sería posible. Algunas personas ven la oración como
un último recurso a intentar cuando todo lo demás haya fallado. Es al revés; la
oración debe venir primero. Dado que el poder de Dios es infinitamente más
poderoso que el nuestro, solo tiene sentido que nos apoyemos en él, sobre todo
porque El nos anima a que así lo hagamos.
Es claro que esta persona que se ha apartado
de la verdad es un creyente que ha caído en pecado, uno que ya no vive una vida
consecuente con sus creencias. Los cristianos no estamos de acuerdo en si es o
no posible que las personas pierdan la salvación, pero todas están de acuerdo
en que los que se alejan de la fe se hallan en serias dificultades y necesitan
arrepentirse. Debemos ayudar a los que se apartaron para que vuelvan a Dios. Al
tomar la iniciativa, orar por la persona y actuar con amor, podemos hablar con
la persona en el estado espiritual que se encuentre y llevarla de vuelta a Dios
y a su perdón.
Nuestra fe tiene que entrar en acción. La
forma correcta de vivir es la evidencia y el resultado de la fe. La iglesia
debe servir con compasión, hablar con amor y sinceridad, vivir en obediencia a
los mandatos de Dios y amarse los unos a los otros. El cuerpo de creyentes debe
ser un ejemplo del cielo en la tierra, y conducir a las personas a Cristo
mediante el amor a Dios y el amor de los unos a los otros. Si en realidad
creemos en la Palabra de Dios, la viviremos
día a día. La Palabra de Dios no es sencillamente algo que leemos o algo en lo
que pensamos, sino algo que hacemos. Todo lo que creemos, nuestra fe y nuestra
confianza, debe tener pies y manos, ¡los nuestros!
Principios para tener en cuenta en el caminar
diario:
Cuando nuestra
vida esté llena de dificultades y persecuciones, alegrémonos. Nos espera una
recompensa. Santiago_1:2; Mateo_5:10-12
Nosotros
llegaremos a ser perfectos, maduros y completos, sin que nos falte nada.
Santiago_1:4;
Mateo_5:48
Pidámosle a
Dios y El nos responderá. Santiago_1:5; Santiago_5:15; Mateo_7:7-12
Cuidémonos del enojo... Puede ser peligroso. Santiago_1:20; Mateo_5:22
Seamos misericordiosos con los demás, así como Dios
lo es con nosotros.
Santiago_2:13;
Mateo_5:7; Mateo_6:14
Debe
probarse nuestra fe al ayudar a los demás. Santiago_2:14-16;
Mateo_7:21-23
Felices los
que buscan la paz; hacedores de paz que plantan semillas en paz y recogen una
cosecha de justicia.
Santiago_3:17-18;
Mateo_5:9
Nosotros no
podemos servir a Dios y al dinero, a los placeres o a la
maldad. La amistad con el mundo es aborrecimiento a Dios.
Santiago_4:4;
Mateo_6:24
Cuando nos
humillamos y reconocemos nuestra necesidad de Dios, El vendrá y nos levantará.
Santiago_4:10;
Mateo_5:3-4
No critiquemos
ni hablemos mal de los demás. Eso va en contra del mandato de Dios de amarnos
unos a otros.
Santiago_4:11;
Mateo_7:1-2
Como los
tesoros en la tierra solo se corroen y desaparecen, debemos acumular tesoros
eternos en el cielo.
Santiago_5:2;
Mateo_6:19
Seamos
pacientes en el sufrimiento, así como lo fueron los profetas de Dios. Santiago_5:10; Mateo_5:12
Seamos
sinceros en lo que decimos de modo que podamos decir un simple "no" o
"sí" y que siempre se nos crea.
Santiago_5:12;
Mateo_5:33-37