} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: CRUCIFICANDO NUESTROS ÍDOLOS

viernes, 1 de mayo de 2015

CRUCIFICANDO NUESTROS ÍDOLOS



Colosenses 3:5  Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
 6  cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,
 7  en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.


Jeremias 18:15  Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado,


1 Juan 5:21  Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.


Eidolon (εδωλον ) primariamente un fantasma o semejanza o una idea, imaginación; un ídolo, una imagen para representar a un dios falso; el dios falso adorado en una imagen. Vanidad, cosa de nada, nada en el mundo.


REFLEXIÓN:

Hoy la Palabra de Dios en la Biblia me ha enseñado que los principios confirmados por el Espíritu Santo a través de la sana doctrina, por la gracia del Señor, están transformando mi vida, se han afirmado sobre la Roca inamovible, Cristo.  La gracia de Dios me capacita para madurar en la fe de Jesucristo, cuando someto mi voluntad en obediencia, con todas las potencias de mi corazón, con toda la intensidad de mi mente al Señor Jesucristo. Cuando pongo a los pies  de la cruz de Cristo todo aquello que no edifica a Dios, que me aparta de Dios, lo que se interpone ante Dios; sea lo que sea tiene que ser puesto a la Luz, exhibido y descubierto por la Palabra y señalado por el Espiritu Santo, para ser quitado de raiz. No sólo son palabras, es el propósito de mi voluntad para ser rendida en obediencia, en la medida que Dios me ha dado para obedecer y ponerlo en práctica en mi vida.

Los pecadores llaman libertad vivir sin restricción; aunque ser esclavo de sus pasiones es la esclavitud peor del hombre. Abandonaron a Dios a cambio de los ídolos. Cuando los hombres están resecos por el calor, y encuentran aguas frías y refrescantes, las usan sin medida. En esto los hombres no dejan lo cierto por lo dudoso, pero Israel dejó los caminos antiguos designados por la ley divina. Anduvieron, no por el camino real por el cual hubieran ido a salvo, sino por un camino con tropiezos; tal fue el camino de la idolatría y tal es el camino de la iniquidad. Esto desoló su tierra y los hizo miserables.

Las calamidades pueden soportarse si Dios nos sonríe cuando estamos sometidos a ellas, pero si está descontento y niega su ayuda, entonces estamos perdidos. Las multitudes olvidan al Señor y su Cristo, y se desvían de los caminos antiguos para andar en los caminos de su propia concepción, pero, ¿qué harán en el día del juicio?
Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los defectos. El alfarero tenía poder sobre el barro, para dejar los defectos o para volver a moldear la vasija. Asimismo, Dios tenía poder para volver a dar forma a la nación y conformarla según sus propósitos. Nuestra estrategia no debería ser volvernos inconscientes ni pasivos (un aspecto del barro), sino con voluntad y receptivos al impacto de Dios en nosotros. En la medida que se lo permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas.

  Nuestra sociedad admira la agresividad, independencia y desafío a la autoridad. En una relación con Dios estas cualidades se transforman en testarudez, presunción y resistencia a escuchar o cambiar. Si no se controla, la testarudez se convierte en un estilo de vida hostil a Dios.
Es necesario mortificar los pecados porque si no los matamos, ellos nos matarán a nosotros. El evangelio cambia las facultades superiores e inferiores del alma, y sostiene la regla de la recta razón y de la conciencia por sobre el apetito y la pasión.

Ahora no hay diferencia de país, de condición o de circunstancia de vida. Es deber de cada uno ser santo, porque Cristo es el Todo del cristiano, su único Señor y Salvador, y toda su esperanza y felicidad. Debiéramos considerarnos muertos e insensibles a la fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Así como las ramas enfermas de un árbol, estas prácticas deben ser cortadas antes de que nos destruyan. Debemos hacer cada día una decisión concienzuda para quitar cualquier cosa que sostenga o alimente estos deseos y depender del poder del Espíritu Santo.
Centrar el interés y las aspiraciones en lo celestial implica despojarse de determinados vicios y cultivar ciertas virtudes. Los pecados de indulgencia con la sensualidad, las actitudes erróneas, el lenguaje deshonesto y los prejuicios de la mente deben morir en nosotros de una vez por todas. Cristo debe gobernar y convertirse en el centro de las relaciones y el culto de los hijos de Dios.



¡Dondequiera que la Biblia es oída y obedecida, las vidas son cambiadas! El cristianismo, más que una colección de hechos interesantes, es el poder de Dios a todo aquel que cree. ¿Qué ha hecho el poder de Dios en nuestra vida desde el primer momento en que recibimos la gracia de la fe?

  El Espíritu Santo cambia a la gente cuando esta acepta el evangelio. Cuando hablamos a otros de Cristo, debemos depender del Espíritu Santo para que abra sus ojos y los convenza de que necesitan salvación. Es el poder de Dios el que cambia a las personas, no nuestra habilidad o persuasión. Sin la obra del Espíritu Santo, nuestras palabras no tienen sentido. El Espíritu Santo no sólo convence a la gente de su pecado sino que también le da seguridad de la verdad del evangelio.  
Los cristianos cometemos pecados, por supuesto, pero pedimos a Dios que nos perdone y luego continuamos sirviéndole. Dios nos libertó de la esclavitud de Satanás y nos mantiene protegidos de los ataques continuos de Satanás. El resto del mundo no tiene la libertad de los cristianos para obedecer a Dios. A menos que acudan a Cristo con fe, no tienen otra opción que la de obedecer a Satanás. No hay un lugar intermedio: se es de Dios y se le obedece, o se vive bajo el dominio de Satanás.

  Un ídolo es todo lo que sustituye a la fe verdadera, cualquier cosa que niega la absoluta humanidad y deidad de Cristo, cualquier concepto humano que diga tener más autoridad que la Biblia, cualquier lealtad que sustituya a Dios como el centro de nuestra vida. Lo que pensemos acerca de Cristo es fundamental en nuestras enseñanzas, predicación y estilo de vida. Jesucristo es Dios y hombre, totalmente Dios y totalmente humano al mismo tiempo. Vino a la tierra para morir en nuestro lugar por nuestros pecados. Mediante la fe en El, podemos tener vida eterna y el poder para hacer su voluntad.  

 Todos nosotros debiéramos responder a las Buenas Nuevas, volvernos a Dios, servir a Dios y esperar por el regreso de su Hijo, Cristo. Deberíamos volvernos del pecado a Dios porque Cristo viene a juzgar la tierra. Deberíamos ser fervientes en nuestro servicio porque disponemos de poco tiempo antes de que Cristo vuelva. Debiéramos estar preparados para el regreso de Cristo porque no sabemos cuando vendrá.

Toda la humanidad está dividida en dos partes o esferas: el que pertenece a Dios y el que pertenece al maligno. Los creyentes verdaderos pertenecemos a Dios; somos de Dios y venimos, por gracia, de Él, para Él y por Él; mientras el resto, de lejos la gran mayoría, está en el poder del maligno; hacen sus obras y apoyan su causa.
Esto comprende a todos los incrédulos, cualquiera sea su profesión, situación o posición o cualquiera sea el nombre por el que se llamen. El Hijo guía a los creyentes al Padre y ellos están en el amor y el favor de ambos; en unión con ambos, por la morada y obra del Espíritu Santo. ¡Dichosos aquellos a los que es dado saber que el Hijo de Dios ha venido, y tienen un corazón que confía y descansa en el que es verdadero! Que este sea nuestro privilegio: que seamos guardados de todos los ídolos y las falsas doctrinas, y del amor idólatra a los objetos mundanos, y que seamos mantenidos por el poder de Dios, por medio de la fe, para salvación eterna. A este verdadero Dios vivo sea la gloria y el dominio por siempre jamás. Amén.