} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA SABIDURÍA QUE PROCEDE DE DIOS

domingo, 10 de mayo de 2015

LA SABIDURÍA QUE PROCEDE DE DIOS


Colosenses 2:2  para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
 3  en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.



Sofia (Σοφία) se utiliza con referencia a Sabiduría de Dios.

Comienza con: Sabiduría de Dios. Respetar y apreciar a Dios por lo que El es. Reverenciar y temer al Dios todopoderoso en agradecimiento.
Requiere: Aplicación moral. Confiar en Dios y su Palabra. Permitir que su Palabra nos hable personalmente. Estar dispuestos a obedecerlo. Actuar en la dirección de Dios en la entrega diaria.
Se obtiene: Vida eficaz. Experimentar lo que Dios hace con nuestra obediencia.

REFLEXIÓN:

  En esta era de información, el conocimiento es abundante, pero hay falta de sabiduría. Sabiduría significa mucho más que simplemente saber mucho. Es una actitud básica que influye en cada aspecto de nuestra vida. El fundamento de la sabiduría es temer a Dios: honrarlo y respetarlo, vivir maravillados por su poder y obedecer su Palabra. La fe en Dios debe ser la base para mi comprensión del mundo, mis actitudes y mis acciones. Si confío en Dios, sé que El me hará profundamente sabio. La sabiduría viene de dos modos: es un regalo de Dios y una búsqueda activa. El punto de partida de la sabiduría es Dios y su Palabra revelada, la fuente de "el conocimiento y la inteligencia".
 En ese sentido, la sabiduría es su regalo para nosotros. Pero únicamente se la otorga a quien con sinceridad la busca. La sabiduría de Dios está escondida de los rebeldes y necios, exige un esfuerzo para encontrarla y usarla. La senda hacia la sabiduría es difícil. Cuando estamos en ella, descubrimos que la verdadera sabiduría es la de Dios y que El nos guiará y recompensará nuestra búsqueda sincera y persistente.
Los hombres sabios y buenos, en toda época del mundo, y rango de la sociedad, concuerdan en que la sabiduría verdadera consiste en obediencia, y está unida a la felicidad. Consigue sabiduría, esfuérzate hasta el dolor por ella. Domina tus corrupciones; esfuérzate más por esto que por la riqueza de este mundo. El interés en la salvación de Cristo es necesario. Esta sabiduría es la única cosa necesaria. Un alma sin sabiduría ni gracia verdadera es un alma muerta. ¡Cuán pobres, despreciables y desgraciados son los que, con toda su riqueza y poder, mueren sin tener entendimiento, sin Cristo, sin esperanza, y sin Dios! Escuchemos las enseñanzas y mandatos de Aquel que tiene palabras de vida eterna. Así, nuestra senda será sencilla ante nosotros; tomando y manteniendo firme la instrucción evitaremos ser angustiados o tropezar.

Dios nos da sabiduría y victoria, no por andar por la vida a la deriva ni por actuar irresponsablemente con sus dones y recursos. Si somos fieles y conservamos claro en nuestra mente el propósito en la vida, El nos guardará del orgullo y la avaricia.

  La sabiduría surge de un proceso de crecimiento constante. Primero, debemos confiar y honrar a Dios. Segundo, debemos darnos cuenta de que la Biblia nos revela la sabiduría de Dios. Tercero, debemos tomar una serie de buenas decisiones para toda la vida y evitar peligros morales. Cuarto, al tomar decisiones erróneas o pecaminosas, debemos aprender de nuestros errores y recuperarnos. La gente no desarrolla todos los aspectos de la sabiduría de inmediato. Por ejemplo, muchos tienen más agudeza de ingenio que discreción. Otros tienen más conocimiento que sentido común. Pero podemos orar para obtener todos los aspectos de la sabiduría y lograr desarrollarlos en nuestra vida.

  La sabiduría nos enseña discreción o la habilidad para diferenciar el bien del mal. Le permite al creyente detectar motivos malvados en los hombres y mujeres.   Cuando lo practicamos, nos ayuda a evaluar el curso de acción y sus consecuencias. Para algunos es un regalo, la mayoría lo desarrolla para hacer decisiones sabias cada día. Hebreos 5:14 enfatiza que podemos auto prepararnos a fin de tener discreción.


  Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras. Esto es especialmente cierto en casa. Los niños aprenden valores, moral y prioridades al observar todos los días cómo actúan y reaccionan sus padres. Si estos muestran una profunda reverencia y dependencia en Dios, los niños captarán esas actitudes. Dejemos que vean nuestra reverencia por Dios. Enseñémosles a vivir con rectitud al darle a la adoración un lugar importante en nuestra familia y al leer la Biblia juntos.

  El pecado atrae porque ofrece una vía rápida hacia la prosperidad y nos hace sentir como si fuéramos uno de la multitud. Cuando nos dejamos llevar por los demás y nos negamos a escuchar la verdad, nuestros apetitos se vuelven en amos y haremos cualquier cosa para satisfacerlos. Pero el pecado, si bien es atractivo, es mortal. Debemos aprender a elegir, no en base a una apariencia deslumbrante o de un placer a corto plazo, sino de acuerdo a los efectos a largo plazo. A veces esto significa evitar a quienes quieren incitarnos a realizar actividades que sabemos que son malas. No podemos ser amigos del pecado sin esperar que se afecte nuestra vida.

  Darse a la codicia es una de las trampas seguras de Satanás. Comienza cuando planta la sugerencia de que no podemos vivir sin cierta posesión o más dinero. Luego ese deseo aviva su propio fuego hasta convertirse en una obsesión que lo consume todo. Pídamos a Dios sabiduría para reconocer cualquier deseo codicioso antes de que nos destruya. Dios nos ayudará a superarlo.

  La sabiduría no es un ser aislado, es la mente de Dios revelada a través de su Palabra en la Biblia. Al leer acerca del ministerio terrenal de Jesucristo, vemos la sabiduría en plena acción. A fin de comprender la forma en que podemos volvernos sabios, debemos escuchar a la sabiduría que nos llama e instruye en la Palabra de Dios en la Biblia. Miremos de no rechazar el ofrecimiento de sabiduría que Dios nos hace.


Comúnmente se puede disfrutar de salud y paz en el camino de la obediencia por fe de los mandamientos de Dios; y aunque nuestros días no sean largos en la tierra, viviremos por siempre en el cielo.
Que la misericordia y la verdad no te abandonen; la misericordia de Dios al prometer, y su verdad al hacer: vive conforme a ellas, mantén tu interés en ellas, y toma el consuelo de ellas.
Debemos confiar en el Señor con todo nuestro corazón creyendo que Él es capaz y sabio para hacer lo mejor. No tengamos intenciones de nada que no sea lícito y ruega a Dios que te dirija en todo caso, aunque parezca muy sencillo. En todos nuestros caminos que resultan agradables, en que ganamos nuestro argumento, debemos reconocer con gratitud a Dios. En todos nuestros caminos que resulten desagradables y que están flanqueados de espinas, debemos reconocer a Dios con sumisión. La promesa es que Él enderezará tus sendas; así que tu camino será seguro, bueno, y feliz al final.