Deu 7:6 Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu
Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que
todos los pueblos que están sobre la tierra.
7 No
por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha
escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
8 sino
por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros
padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de
servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
Efes 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo,
4 según
nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y
sin mancha delante de él,
5 en
amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad,
6 para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,
1Pe 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1Pe 2:10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Mientras que en las Escrituras el término
escogido se usa tanto de la iniciativa divina como la humana (Gén_18:19;
Deu_7:6; Luc_10:42; 2Ts_2:13), generalmente se refiere al estado privilegiado
de ciertas personas como resultado de la acción soberana y misericordiosa de
Dios a su favor. El uso más específico y prominente del término en el N.T.
trata de personas individuales elegidas por el decreto eterno de Dios para la
salvación en Cristo. El propósito de Dios en la salvación de los escogidos
resulta “de la santificación por el Espíritu y fe en la verdad” (2Ts_2:13).
Si
todos nosotros somos tan depravados que no podemos ir a Dios sin haber nacido
de nuevo por la irresistible Gracia de Dios, y si esta Gracia en particular es
comprada por Cristo en la cruz, entonces es claro que la salvación de alguno de
nosotros descansa en la elección de Dios.
Cuando
hablamos de la elección nos referimos a la elección para salvación de parte de
Dios. Esta elección es incondicional porque no hay condición de que el hombre
conozca a Dios antes de que Dios lo escoja para salvación. El hombre está muerto en delitos y pecados. Entonces no hay
condición de conocer a Dios antes de que Dios lo escoja para salvarlo de la
muerte.
Debemos experimentar la condición de la fe en
Cristo para heredar vida eterna. Pero la
fe no es una condición para la elección. Es justamente lo contrario. La elección es la condición para la fe.
Esto es así porque Dios nos escoge desde
antes de la fundación del mundo para comprar nuestra redención en la cruz y
revivirnos con la Gracia irresistible y traernos a la fe.
Así
como Israel fue escogido para dar a conocer a YHWH al mundo, ahora la Iglesia
es llamada a informar y atraer a YHWH a la gente necesitada y a los pecadores.
El
contexto del Antiguo Testamento de este pasaje afirma que aun cuando Israel
había pecado y se apartó del Dios del Pacto, Él estuvo listo para restablecer
el estatus anterior de ellos (ejemplo metáfora del casamiento). Este mismo Dios
amoroso y perdonador ahora extiende su mano a los gentiles descarriados.
Este
texto de Oseas fue utilizado originalmente en el siglo VIII a.C. para dirigirse
a los extraviados del Reino del Norte de Israel, y ahora es retomado por Pedro
para dirigirse a los entiles paganos. ¡Esta ampliación del contexto
incrédulos/crédulos y judío/gentil de los textos del Antiguo Testamento es una
característica del Nuevo Testamento! Los gentiles creyentes ahora son incluidos
en el pueblo del Pacto de Dios. Y la
sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a
Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío. (Oseas 2:23).
Hechos
13:48 nos dice como los gentiles respondieron a la predicación del Evangelio en
Antioquia de Pisidia: “Y cuando los
gentiles escucharon esto, se regocijaron y glorificaron la palabra de Dios; y
creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna”. Notemos, no
dice que todos cuantos creyeron fueron ordenados para vida eterna. La elección
eterna de Dios es la razón de que algunos creyeran mientras otros no.
De
manera similar Jesús dice a los Judíos en Juan 10:26, “Vosotros no creéis porque no sois
de mis ovejas”. Él no dice:
“Vosotros no sois mis ovejas porque no creéis”. Ser una oveja es algo que Dios decide por
nosotros antes de que pudiéramos creer. Es la base y la capacitación de nuestro
creer. Creemos porque somos las ovejas escogidas de Dios, no viceversa
(Juan 8:47; 18:37).
En
Romanos 9 Pablo resalta la elección incondicional. Por ejemplo, en los versos
11-12 el describe el principio que Dios uso para la elección de Jacob y Esaú: “pues no habían aun nacido, ni habían hecho aún
ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección
permaneciese, no por las obras sino conforme por el que llama, se le dijo: El
mayor servirá al menor”.
La elección
de Dios es preservada de manera incondicional porque es traspasada antes de
nacer o hacer algo bueno o malo.
Rom 9:11 (pues no habían aún
nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios
conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),
Rom 9:12 se le dijo: El mayor
servirá al menor.
Rom 9:13 Como está escrito: A
Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.
Rom 9:14 ¿Qué, pues, diremos?
¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
Rom 9:15 Pues a Moisés dice:
Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo
me compadezca.
Rom 9:16 Así que no depende
del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.
La
incondicionalidad de la elección de Gracia de Dios es resaltada nuevamente en
los versos 15-16: “Tendré misericordia
del que Yo tenga misericordia, y me compadeceré del que Yo me compadezca. Así
que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia”.
Realmente
no entendemos la misericordia si pensamos que podemos iniciarla por nuestra
propia voluntad o esfuerzo. Estaríamos desesperanzadamente perdidos en la
oscuridad del pecado. Si vamos a ser salvos, Dios tendrá que tomar de una
manera incondicional la iniciativa en nuestro corazón e irresistiblemente hacer
que nos sometamos a Él de una manera voluntaria.
Como hemos
leído al inicio, Efesios 1:3-6 es otro poderoso fundamento de la
incondicionalidad de nuestra elección y predestinación para la adopción:
Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro
Jesús Cristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en bienes
celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en caridad; el cual nos
señaló desde antes el camino para ser adoptados en hijos por Jesús, el Cristo,
en sí mismo, por el buen querer de su voluntad, para alabanza de la gloria de
su Gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.
Algunos
intérpretes argumentan que esta elección desde antes de la fundación del mundo
fue sólo una elección de Cristo, pero no una elección de lo que cada individuo
sería en Cristo. Esto sencillamente equivale a decir que no hay elección
incondicional de individuos para salvación. Cristo es puesto adelante como el
escogido de Dios y la salvación de individuos es dependiente de su propia
iniciativa para vencer su depravación y ser unidos a Cristo por la fe. Dios no
los escoge y por lo tanto Dios no puede convertirlos de manera efectiva. Él
sólo puede esperar a ver quién revivirá de la muerte y le escogerá a Él.
Esta
interpretación no encaja bien con el verso 11, el cual dice: “Habiendo sido predestinados conforme al
propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”.
Tampoco
el texto literal del verso 4 cuadra con esta interpretación. El significado
ordinario de la palabra “escogió” en el verso 4 es seleccionar o escoger de un
grupo (Lc. 6:13; 14:7; Jn. 13:18; 15:16,19). Así que el significado natural
del versículo es que Dios escogió a su pueblo de la humanidad, antes de la
fundación del mundo en virtud de su unión con Cristo su Redentor.
Toda la
elección está relacionada con Cristo. No habría elección de pecadores para
salvación si Cristo hubiera sido destinado a morir por sus pecados. Así que en
ese sentido ellos son elegidos en Cristo. Pero son ellos los que son escogidos
desde antes de la fundación del mundo, no sólo Cristo.
Además,
el texto del verso 5 sugiere la elección de un pueblo para estar en Cristo, y no
sólo la elección de Cristo. Literalmente el texto dice: “Habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo. Somos los
predestinados, no Cristo. Él es quien hace la elección de pecadores posible, y
así nuestra elección es “por medio de Él”, pero aquí no se habla de Dios
teniendo una visión sólo de la elección de Cristo.
Quizás el texto más importante de todos en
relación a la enseñanza de la elección incondicional es Romanos 8:28-33:
Y ya sabemos que a los que a Dios aman, todas
las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados (a
ser santos). Porque a los que antes conoció, también les señaló desde antes el
camino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea
el Primogénito entre muchos hermanos; Y a los que les señaló desde antes el
camino, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y
a los que justificó, a éstos también glorificará. ¿Pues qué diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién será contra nosotros? El que aun a su propio Hijo
no escatimó, antes lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con
él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que los
justifica.
A
menudo este texto es usado para argumentar en contra de la elección
incondicional basándose en el verso 29 el cual dice: “A los que antes conoció también los predestino...” Así que algunos
dicen que las personas no son escogidas de manera incondicional. Ellos son
escogidos sobre la base de su fe la cual es producida sin la ayuda de la Gracia
irresistible de Dios y la cual Dios ve de antemano.
Pero
eso no cuadra con el contexto. Notemos que Romanos 8:30 dice: “Y a los que predestinó, a éstos también
llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a
éstos también glorificó”. Enfoca por
un momento el hecho de que todo el que Dios llama también lo justifica.
El
llamado del verso 30 no es dado a todas las personas. La razón por la cual sabemos que no lo es
que todos aquellos que son llamados son también justificados –pero no todos
los hombres son justificados. Así que este llamado en el verso 30 no es el
llamado general al arrepentimiento que los predicadores dan o que Dios da a
través de la gloria de la naturaleza. Todos los hombres reciben ese llamado. El
llamado del verso 30 es dado sólo a aquellos que Dios predestina a ser
conformados a la imagen de su Hijo (v.29). Y es un llamado que desemboca en
justificación: “a los que llamo, a estos también justificó”.
Pero sabemos que la justificación es por la
fe
(Rom. 5:1). ¿Cuál es entonces este llamado que es dado a todos aquellos que son
predestinados y que desemboca en la justificación? Este debe ser el llamado de
la Gracia irresistible. Se trata del llamado de 1 Corintios 1:24: mas para los llamados, así judíos como
griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
Entre el acto de
la predestinación y la justificación está el acto del llamado.
Debido a que la justificación es sólo por la fe, el llamado en vista debe ser
el acto de Dios por el cual llama a la fe a existencia. Y como esta desemboca
de manera necesaria en la justificación, debe ser irresistible. No hay llamado
(en ese sentido; no en el sentido de Mateo 22:14) que no sea justificado. Todos
los llamados son justificados. Así que, el
llamado del verso 30 es el trabajo soberano de Dios el cual trae a la persona a
la fe por la que es justificado.
Ahora
notemos la implicación que este tiene para el significado de “conoció” en el
verso 29. Cuando Pablo dice en el verso 29: “A los que antes conoció también
los predestinó”, no puede querer decir (como muchos tratan de hacer que
diga) que Dios sabía de antemano quienes usarían su libre albedrío para venir a
la fe, así que los puede predestinar para ser adoptados porque ellos hicieron
esa libre elección por su propia voluntad. Esto no puede significar semejante
cosa porque hemos visto del verso 30 que las personas no vienen a la fe por
su propia voluntad. Ellos son
llamados de una manera irresistible.
Dios no
prevé la libre decisión de personas que creen porque no existe tal libertad de decisión. Si alguien viene a la fe en Cristo, es porque son revividos de la
muerte (Efesios 2:5) por el poder
creativo del Espíritu de Dios. Eso es,
son en efecto llamados de las tinieblas a la luz.
Así
que, el previo conocimiento de Romanos 8:29 no es el mero conocimiento de algo
que sucederá en el futuro separado de la predeterminación de Dios. En vez de
esto, es el tipo de conocimiento referido en el Antiguo Testamento como en
Génesis 18:19(“Yo he
escogido[literalmente: conocido] a Abraham para que él pueda encargar a sus
hijos...que guarden el camino del Señor”), y Jeremías 1:5(“Antes que te formase en el vientre te
conocí, y antes que nacieses te santifique, te di por profeta a las naciones”)
y Amos 3:2(“A vosotros solamente he
conocido de todas las familias de la tierra, os castigare por todas vuestras
maldades”).
El
previo conocimiento de Romanos 8:29 es “ese especial conocimiento tomado de una
persona la cual es escogida por la Gracia de Dios”. Tal conocimiento es virtualmente
la misma elección: “A los que antes conoció (i.e. escogió) también los
predestinó para ser conformados a la imagen de su Hijo”.
Por
tanto, lo que este magnífico texto (Romanos 8:28-33) enseña es que Dios realmente realiza la redención de su
pueblo desde el inicio hasta el final. Él conoce de antemano, o sea, escoge personas para Sí
desde antes de la fundación del mundo, predestina estas personas para ser
conformadas a la imagen de su Hijo, las llama para Si mismo en fe, las justifica por medio de la fe, y
finalmente las glorifica –y nada puede separarlas del amor de Dios que es en
Cristo Jesús (Rom. 8:39). ¡A Él sea toda la adoración y la gloria! Amen.
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