} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EL AMOR DE DIOS EN EL DON DE UN SALVADOR. (final)

sábado, 30 de octubre de 2021

EL AMOR DE DIOS EN EL DON DE UN SALVADOR. (final)

 

 

Juan 3. 16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

 

          En estos versículos se nos demuestra, cual es la fuente originaria de donde mana la salvación del  hombre. Jesús dijo a Nicodemo: " de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Lutero llamó a este versículo, y con razón, "la Biblia en miniatura." De todas las preciosas palabras que contiene, las siete  primeras ("De tal manera amó Dios al mundo") son quizá las más importantes. El amor de que tratan en esa soberana  piedad y compasión con que Él mira no solo al pequeño rebaño que se ha de salvar sino a toda la humanidad, a todos los  pecadores sin excepción alguna. El siente hacia todos los hombres que ha creado una piedad y una compasión profundas.

Aborrece sus pecados, es cierto; pero ama sus almas. "Sus misericordias sobre todas sus obras." Salmo 145.9 Cuidemos de que nuestras ideas acerca del amor de Dios sean bien definidas y se apoyen en las Sagradas Escrituras. En  este particular se yerra por dos extremos. Por una parte debemos guardarnos de opiniones vagas y exageradas. Dios  aborrece la maldad, y la ruina eterna sobrevendrá a los que persisten en ella. No es cierto que Dios amara de tal manera al  mundo, que, al cabo, toda la humanidad obtendrá la salvación, sino que lo amó de tal manera que dio a su Hijo para que  fuera Salvador de los que creyesen. El ofrece su amor de una manera completa y sin reserva, pero solo por medio de la  redención de Cristo. Por otra parte, debemos guardarnos de opiniones mezquinas y menguadas: Dios ama a todo el género  humano, y fue a causa de ese amor de Cristo vino al mundo. Dios no se complace en la condenación del malvado. Dios no  quiere que nadie perezca. Dios tiene voluntad de que todos se salven. Dios ama al mundo.

Juan 6.32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.;

Tito 3.4-5 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ;

1 Juan 4.10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

2 Pedro 3.9; El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

 1 Tim. 2.3-4; Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4  el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

En este pasaje se nos enseña, el plan particular según el cual Dios, en su amor, ha provisto la salvación para  los pecadores. En el verso 14 Con la expresión "levantado en alto" nuestro Señor quiso denotar, ni más ni menos, su muerte en la cruz. Él nos hizo saber  que esa muerte había sido ordenada de Dios para que fuese "la vida del mundo," Juan 6.51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. ; y que había sido decretada  desde toda la eternidad para que sirviese de expiación y propiciación por el pecado. La serpiente de bronce levantada en el  campo de Israel puso los medios de curación y de salud al alcance de todos los que habían sido mordidos por las  serpientes. De la misma manera, Cristo crucificado puso la vida eterna al alcance de la humanidad perdida. Jesucristo ha  sido elevado en la cruz, y el que lo mirare al través de la fe será salvo.

La verdad de que nos hemos venido ocupando es la piedra fundamental de la religión cristiana. La muerte de Jesús es la  vida del cristiano. La cruz es la insignia que le da a éste entrada en el cielo. Es cierto que somos pecadores; pero Jesucristo  murió por nosotros. Es cierto que merecemos la muerte, pero Cristo murió por nosotros. Es cierto que somos deudores  culpables; pero Jesucristo, con su propia sangre, ha pagado todas nuestras deudas. He aquí la buena nueva. He aquí el  verdadero Evangelio.

Se nos enseña, de qué modo recibimos los beneficios resultantes de la muerte de Cristo. Ese modo consiste  simplemente en tener fe y confianza en Jesús. Por tres veces repitió nuestro Señor a Nicodemo esta verdad gloriosa. Dos  veces dijo que aquel que creyera no se perdería; y una vez que el que creyera en el Hijo del hombre no sería condenado.

El que tiene fe en nuestro Señor Jesucristo tiene la vida. Nada más necesitamos para nuestra justificación; pero  ninguna otra cosa puede hacernos partícipes de la redención. Aunque ayunemos y nos humillemos por el pecado, aunque  practiquemos muchos ritos religiosos, aunque demos todos nuestros bienes para proveer a las necesidades de los pobres,  podemos aún permanecer sin perdón y ser condenados a la muerte eterna. Más si acudimos a Cristo como pecadores  culpables y creemos en él, nuestros pecados serán perdonados en el acto y nuestras iniquidades serán borradas.

Guardémonos de creer que la fe que justifica es otra cosa que la confianza que el pecador siente en el Salvador. El hombre  justo es siempre, sin duda, recto y piadoso; pero lo que lo hace partícipe de la expiación de Cristo no es su vida sino su fe.

Si deseamos saber si nuestra fe es verdadera, bueno será que examinemos como vivimos. Pero si queremos saber si hemos  sido justificados, solo tenemos que hacernos una pregunta. Esa pregunta es: "¿Creemos?.

En este pasaje se nos enseña, cuál es la verdadera causa de la pérdida de las almas. "Esta es la condenación,"  dijo nuestro Señor, "que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran  malas.

 La doctrina que entrañan estas palabras debe ser examinada cuidadosamente, puesto que con enunciarla queda contestado  uno de los argumentos que con más frecuencia hacen los enemigos de la verdad divina. Dios no ha decretado reprobación  ninguna, en virtud de la cual algunos hombres de pierdan. "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo, para que condene al  mundo; sino para que el mundo sea salvo por él." Dios ha enviado luz al mundo, y si el hombre no viniera a esa luz, la  culpa es de éste exclusivamente. La miseria eterna que tendrá que sufrir será el resultado de su propia elección. Dios lo  amaba y quería salvarlo; pero él prefirió la oscuridad y, por lo tanto, la oscuridad eterna será su herencia. Rehusó acudir a  Cristo, y por lo tanto, no pudo tener vida. Juan 5.40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida..

No descansemos hasta que no reconozcamos a Cristo como a nuestro Salvador. Encaminémonos hacia él sin tardanza para  obtener el perdón y la paz, si es que antes no hemos acudido, y continuemos creyendo en él si es que ya creemos. "Todo  aquel que en él creyere no se pierde más tiene vida eterna..

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