} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: NEGANDO A JESÚS

lunes, 8 de noviembre de 2021

NEGANDO A JESÚS

 

 

 Mar 14:66  Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote;

Mar 14:67  y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú también estabas con Jesús el nazareno.

Mar 14:68  Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices. Y salió a la entrada; y cantó el gallo.

Mar 14:69  Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.

Mar 14:70  Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.

Mar 14:71  Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.

Mar 14:72  Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.

  

          Un naufragio es un espectáculo melancólico, aun cuando no se pierda ninguna vida. Es triste pensar en la destrucción de propiedad y en la pérdida de las  esperanzas que son sus consecuencias. Penoso es contemplar los sufrimientos y las fatigas a que tienen exponerse las tripulaciones de los buques en su lucha  para evitar ahogarse. Pero ningún naufragio es ni con mucho tan melancólico como las tergiversaciones y caídas de un verdadero cristiano. Mucho pierde con  la caída aunque sea de nuevo alzado por fe misericordia de Dios y librado finalmente del infierno. Los versículos que acabamos de leer han evocado ante  nuestra mente ese espectáculo. Se nos narra en ellos esa historia tan dolorosa y tan instructiva, como Pedro negó a su Señor.

Aprendemos, en primer lugar, en esos versículos, cuan completa y vergonzosamente puede un gran santo caer. Sabemos que Simón Pedro era un apóstol  eminente de Jesucristo. Después de la noble confesión que había hecho de Su carácter Mesiánico, recibió de los labios de nuestro Señor una recomendación  especial: "Bendito eres, Simón Barjona :" "Yo te daré las llaves del reino de los cielos." Había gozado de privilegios especiales, y había sido el recipiente de  mercedes especiales. Sin embargo, vemos a ese mismo Simón Pedro dominado tan completamente por el miedo que llegó a negar a su Señor. ¡Declara que no  conoce al que había acompañado y con quien había vivido por tres años! ¡Declara que no conoce a Aquel que había curado a su suegra, que lo había llevado al  monte de la transfiguración, y que lo había salvado de ahogarse en el mar de Galilea! ¡Y no niega a su Maestro una vez solamente, sino que lo hace tres veces!  ¡Y no lo niega simplemente, sino que "maldice y jura"! ¡Y sobre todo lo hace a pesar de apercibimientos terminantes, y de sus clamorosas protestas, que antes  de hacer cosa semejante, preferiría morir! Estas cosas se han escrito para mostrar a la iglesia de Cristo lo que es la humana naturaleza aun en el mejor de los hombres. Tienen por objeto enseñarnos, que  aun después de la conversión y de la renovación del Espíritu Santo, los creyentes estamos asediados de flaquezas y expuestos siempre a caer. Han sido relatadas  para hacernos comprender la inmensa importancia de una vigilancia diaria de la oración y de la humildad mientras permanezcamos en el cuerpo. "Que el que  piensa estar firme, tenga cuidado no sea que caiga..

Recordemos cuidadosamente que el caso de Simón Pedro no es único en su género. La palabra de Dios contiene otros muchos ejemplos de las debilidades de  verdaderos creyentes y que haríamos bien en meditar. Las historias de Noé, Abrahán, David y Ezequías, nos suministrarán pruebas lamentables, de que "la  infección del pecado continua aun en los regenerados " y que ningún hombre es bastante fuerte para considerarse exento de todo peligro de caer. No lo  olvidemos; y marchemos humildemente por los senderos de Dios. " Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal." Proverbios_28:14.

Aprendamos, en segundo lugar, en estos versículos, como una pequeña tentación puede ser la causa de la caída grave de un santo. El principio de las pruebas  de Pedro fue tan solo la simple observación de una criada del sumo sacerdote: "Tú también estabas con Jesús de Nazaret." No hay nada que pruebe que al  decir eso tuviera ningún intento hostil. Por lo que podemos juzgar, la criada no se propuso otra cosa sino manifestar que se acordaba de que Pedro era un  compañero habitual de nuestro Señor. Pero esta simple observación fue bastante para echar por tierra la fe de un apóstol eminente, y hacerlo que principiara a  negar a su Maestro, y ¡El principal, el más preeminente de los discípulos escogidos por nuestro Señor es vencido, no por las amenazas de hombres armados,  sino por el dicho de una débil mujer!

Hay algo de muy instructivo en este hecho. Debe enseñarnos que ninguna tentación es demasiado pequeña e indiferente para vencernos, si no velamos y  oramos pidiendo sostén y ayuda. Si Dios está por nosotros podemos remover montañas y triunfar de una horda de enemigos. Dice Pablo" Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.." Filip. 4.13. Si Dios nos retira su gracia, y nos abandona a nosotros mismos, quedamos como una ciudad sin puertas y sin murallas,  presa fácil del primer enemigo que se presente, por débil y despreciable que sea.

Guardémonos de mirar con ligereza las tentaciones porque nos parezcan insignificantes y pequeñas. Nada de lo que se refiere a nuestras almas es pequeño.

Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. Una pequeña centella enciende un gran fuego, y una vía de agua por pequeña que sea puede hacer zozobrar  un gran bajel. Una provocación insignificante puede desarrollar en nuestros corazones una gran corrupción, y terminar por turbar profundamente nuestras  almas.

Aprendamos, finalmente, en estos versículos, que las tergiversaciones producen a los santos grandes pesares. La conclusión del pasaje afecta mucho. "Pedro  recordó las palabras que Jesús le había dicho, Antes que el gallo cante me negarás tres veces." ¿Quién puede pretender describir los sentimientos que debieron  agitar el alma del apóstol? ¿Quién puede concebir su vergüenza, su confusión, las reconvenciones qué se dirigió, y los amargos remordimientos que  atormentaron su alma? ¡Haber caído tan criminalmente! ¡Haber reincidido en la caída! Todos estos debieron ser para él agudos pensamientos; debieron entrar  en su alma como una punta acerada. ¡Que significación tan profunda y tan solemne en esa simple expresión que a él se refiere--"cuando pensó en ello, lloró!"  Pedro experimentó tan solo lo que sienten todos los siervos de Dios que ceden a las tentaciones. Lot y Sansón, David y Josafat en la historia bíblica; todos han dejado pruebas evidentes, como Pedro, de que " De sus caminos será hastiado el necio de corazón;  Pero el hombre de bien estará contento del suyo. Proverbios. 14.14. Como Pedro erraron gravemente; y como Pedro se arrepintieron de corazón: pero como Pedro encontraron que habían recogido una  cosecha muy amarga en este mundo. Como Pedro fueron graciosamente perdonados; pero como Pedro derramaron muchas lágrimas.

Al dejar este pasaje tengamos la firme convicción que el pecado conduce con toda seguridad al pesar, y que el camino de la  santidad es siempre el camino de la mayor felicidad. El Señor Jesús ha decretado en su misericordia que nunca pueda ser  provechoso a sus siervos marchar descuidados y ceder a las tentaciones. Si le volvemos la espalda estemos seguros que de  ello nos doleremos Aunque nos perdone, nos hará sentir la locura de nuestros pasos Los que sigan al Señor más  decididamente, esos lo seguirán con más reposo. " Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres." Salmo  16.4.

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