} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS ()

miércoles, 17 de noviembre de 2021

LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS ()


Mar 15:29  Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza  y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,

Mar 15:30  sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.

Mar 15:31  De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar.

Mar 15:32  El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban.

 

Cuando Jacobo y Juan pidieron lugares de honor próximos a Jesús en su Reino, El les contestó: "No sabéis lo que pedís" (Marcos 10.35-39). Aquí, como Jesús preparaba la inauguración de su Reino a través de su muerte, los lugares a la derecha y a la izquierda lo tomaron criminales moribundos. Como Jesús les explicó a sus dos discípulos deseosos de poder, alguien que quiere estar cerca de Jesús debe estar preparado a sufrir y morir como El. El camino del Reino es el de la cruz. Si queremos la gloria del Reino, debemos tener la voluntad de permanecer unidos al Cristo crucificado.

 La majestad de Jesús había sido escrita claramente para que todos lo vieran, en la inscripción que fue clavada a la cruz por Pilato como su último desprecio a los sacerdotes. Las multitudes, burlonamente, le llamaban el Mesías, el Rey de Israel; sólo un gentil hablaría de un rey de los judíos. El desprecio sonoro de los sacerdotes y del pueblo durante la crucifixión son las pruebas más fuertes posibles de que Jesús en verdad se declaraba Rey, y Mesías, y Salvador. De otra manera, la burla amarga no hubiera tenido sentido alguno. La señal que demandaban (32) era imposible. Si Jesús iba a poder salvarnos, como el Mesías sufriente, entonces no podría salvarse a sí mismo de la cruz. Cuando les dio una señal mucho mayor, la de la resurrección, todavía no quisieron creer. Por eso en tiempos anteriores de su ministerio Jesús había dado la respuesta que dio a los fariseos. Las burlas que Le lanzaban a Jesús los que pasaban, las autoridades judías y hasta los bandoleros que estaban crucificados con Él. Todas las burlas se centraban en una cosa: La afirmación que Jesús había hecho, y Su obvia indefensión en la Cruz. Precisamente en eso era en lo que más se equivocaron los judíos. Estaban usando la gloria de Cristo como un objeto de burla. "¡Baja de la Cruz -Le decían-, y creeremos en Ti!»  

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