} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: SOMOS LLAMADOS

martes, 2 de noviembre de 2021

SOMOS LLAMADOS

 

 

Juan 6; 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

 

 Dios siempre toma la iniciativa en el llamamiento, elección, y en atraer a los creyentes a Si mismo. Dios, no el hombre, juega el papel más activo en la salvación. Cuando alguien decide creer en Jesucristo como Salvador, lo hace únicamente respondiendo al mover del Espíritu Santo de Dios. Él pone en nosotros la inquietud, nosotros decidimos si creer o no. Nadie puede creer en Jesús sin la ayuda de Dios.

       En este pasaje se nos enseña también cuan inútil (espiritualmente hablando) es el hombre por naturaleza, y cuan incapaz de  arrepentirse o de creer. Nuestro Señor dijo: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere." Hasta que  el Padre atraiga a sí el corazón por medio de la gracia, el hombre no puede creer.

La sagrada verdad que estas palabras expresan merece detenida consideración. Es en vano procurar negar que, sin la gracia de Dios, ninguno puede hacerse verdadero cristiano. Estamos espiritualmente muertos, y no tenemos poder para darnos  vida a nosotros mismos. Necesitamos que de lo alto se implante en nuestro corazón un nuevo móvil de todos nuestros  actos.  

Pero, después de sentado todo esto, ocurre preguntar: ¿en qué consiste esta incapacidad humana? ¿En cuál de las facultades  del alma tiene su asiento? Este tema ha dado lugar a muchos y muy graves errores. Tengamos presente que la voluntad del  hombre es la facultad que está viciada. Su incapacidad es moral y no física. No expresaríamos la verdad al decir que el  hombre tiene verdadero deseo de acudir a Jesucristo, pero no puede. Nos expresaríamos con mayor exactitud si dijésemos  que no puede porque no tiene deseo o anhelo de hacerlo. No es cierto que acudiría si pudiera; mas sí que podría acudir si  quisiera.

Estos asuntos son profundos y misteriosos. Con verdades como éstas Dios pone a prueba la fe y la paciencia de su pueblo.

¿Puede este creerle? ¿Puede esperar hasta el último día para obtener una contestación más clara? Lo que sí podemos  percibir al presente con toda claridad es que el hombre es responsable por su propia alma.

Jesús ni por un momento se olvida de su misión como el enviado del Padre. Nadie puede expresa una imposibilidad moral y espiritual. Describe la disposición natural del hombre pecador, a menos que el Padre… lo traiga. Como alguien ha dicho: “El pecador no busca a Dios por su iniciativa por la misma razón que un criminal no busca a la policía”. La iniciativa divina en la salvación del hombre es una de las doctrinas céntricas de la Biblia.   Calvino habla del movimiento eficaz del Espíritu Santo, cambiando el carácter renuente e indispuesto en uno dispuesto. Jesús repite tres veces la bendita promesa de Dios y esperanza cristiana: la resurrección en el día final

La cita explica por lo menos uno de los métodos que el Padre emplea para traer a los hombres: la enseñanza de su Palabra. La experiencia del que escribe y de los creyentes a través de los siglos es que la manera más eficaz para llevar a los incrédulos a los pies de Jesús, y luego edificarlos en su gracia, es por la enseñanza fiel, sistemática y comprensible de las Escrituras. Ellos, en esa ocasión, podrían haber oído y aprendido del Padre por el Maestro por excelencia, si tan solamente hubieran abierto sus mentes y corazones. La idea es que el oír y el aprender preceden en un espacio indefinido de tiempo el venir a Jesús.

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