7 Pero a cada uno de nosotros
fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice: Subiendo
a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. 9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también
había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también
subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
Pablo vuelve a otro aspecto de su
tema. Ha estado tratando de las cualidades de los miembros de la Iglesia de
Cristo. Ahora va a hablar de sus funciones en la Iglesia. Empieza por
establecer lo que era para él una verdad esencial: que todo lo bueno que pueda
tener una persona es don de la gracia de Cristo.
Para
probar su idea de Cristo como el dador de dones, Pablo cita, con una variante
muy significativa, el Salmo_68:18 Subiste a lo alto,
cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los
rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.. Este Salmo describe la
vuelta de un rey conquistador. Asciende a las alturas: es decir, escala la
carretera empinada del Monte de Sión por las calles de la Santa Ciudad. Le
sigue una columna impresionante de prisioneros de guerra; es decir: desfila por
las calles con sus prisioneros encadenados, que son la prueba de su poder
conquistador. Y aquí viene la diferencia: El Salmo habla a continuación de los
dones que recibe el conquistador. Pablo lo cambia por «dio dones a los hombres.»
Pablo
usa esa figura para enseñar que Cristo, en su crucifixión y resurrección,
obtuvo la victoria sobre Satanás
En
el Antiguo Testamento, el rey conquistador exigía y recibía dones de la
población; en el Nuevo
Testamento, el Conquistador, Cristo, ofrece y da dones a los hombres.
Esa es la diferencia esencial que hay entre los dos testamentos. En el Antiguo Testamento, un
Dios celoso insiste en el tributo que Le deben los hombres; en el Nuevo
Testamento, un Dios amante derrama Su amor hacia los hombres. Esa es, sin duda,
una Buena Noticia.
Entonces,
como tantas veces, la mente de Pablo se le desvía por una palabra. Ha usado la
palabra ascendió, y eso le hace pensar en Jesús. Y le hace decir una cosa muy
maravillosa: Jesús descendió a este mundo cuando tomó nuestra naturaleza. Jesús
ascendió de este mundo cuando salió de él para volver a Su gloria. El gran pensamiento de Pablo es que el Cristo que ascendió y el Cristo
que descendió son una misma Persona. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir
que el Cristo de la gloria es el mismo que el Jesús que anduvo por la tierra;
sigue amando a las personas; sigue buscando al pecador; sigue sanando a los
dolientes; sigue consolando a los afligidos; sigue siendo el amigo de los
marginados. El Cristo ascendido sigue siendo el amante de las almas.
Hay
otro pensamiento que impacta a Pablo. Jesús ascendió a las alturas, pero no para dejar el mundo
abandonado; ascendió a las alturas para llenar el mundo con Su presencia.
Cuando Jesús estaba aquí personalmente, no podía estar nada más que en un
sitio a la vez; Se encontraba con todas las limitaciones del cuerpo; pero
cuando dejó este cuerpo y volvió a la gloria, Se vio libre de las limitaciones
del cuerpo, y pudo estar en todas partes, en todo el mundo, mediante Su
Espíritu. Para Pablo, la ascensión de Jesús no quiere decir que abandonó el
mundo, sino que lo llenó.
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