EL
SILENCIO DE JESÚS
Mar 15:1
Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con
los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado,
y le entregaron a Pilato.
Mar 15:2 Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los
judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Mar 15:3 Y los principales sacerdotes le acusaban
mucho.
Mar 15:4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada
respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
Mar 15:5 Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo
que Pilato se maravillaba.
Estos versículos comienzan el capítulo en
que S. Marcos describe la muerte del "Cordero de Dios que borra los
pecados del mundo. "De la historia Evangélica esta parte debería leerse siempre con
especial reverencia. Deberíamos recordar que Cristo fue muerto, no por El, sino
por nosotros. Daniel_9:26 “Y después de las sesenta y
dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un
príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.
Deberíamos tener presente que Su muerte
es la vida de nuestras almas, y que si Su sangre no hubiese sido derramada,
hubiéramos perecido miserablemente en nuestros
pecados.
Marquemos
en estos versículos que prueba tan convincente dieron los gobernadores judíos a
su nación que los tiempos del Mesías habían llegado.
El
capítulo principia narrándonos que los príncipes de los sacerdotes ataron a
Jesús y "lo entregaron a Pilato, “que era el gobernador romano. Tan pronto como hubo luz del día se reunió el
Sanedrín para ratificarse en las conclusiones a las que habían llegado en su
reunión nocturna. No tenían poder para ejecutar la sentencia de muerte. El
gobernador romano era el único que la podía dictar y ejecutar.
Es
Lucas el que nos cuenta lo profunda e insistente y amarga que era la malicia de
los judíos. Los judíos tuvieron que inventar nuevas acusaciones contra Jesús
para llevarlo ante Pilato. Como para el gobernador romano el cargo de blasfemia
no tendría ninguna importancia, lo acusaron de otros tres delitos: (1)
soliviantar al pueblo para que no pagara impuestos a Roma, (2) afirmar que era
"el Rey de los judíos", (3) provocar disturbios en todo el país. La
evasión de impuestos, la traición y el terrorismo sí eran motivos de
preocupación para Pilato Como ya hemos visto, la acusación a la que habían
llegado era de blasfemia, de insulto a Dios. Pero aquello no era un crimen por
el que pudieran llevar a Jesús ante Pilato. Sabían perfectamente bien que
Pilato no se mezclaría en lo que consideraba supersticiones religiosas de los
judíos. Cuando Le llevaron a Jesús Le acusaron de pervertir al pueblo
prohibiéndoles dar tributo al César y presentándose como Rey. Tuvieron que
amañar un crimen político para que Pilato lo tomara en serio. Sabían muy bien
que aquella acusación era falsa -y Pilato también lo sabía. ¿Por qué lo hicieron? Porque no tenían ya facultades para
condenar a nadie a muerte, y estaban bajo la dominación de los Romanos. Por
éste acto y hecho declararon que se
había cumplido la profecía de Jacob: que el cetro había sido quitado a Judá, y
de su muslo el caudillo, y que el Siloh, el Mesías, que Dios había prometido enviar, debía haber venido. Gen_49:10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.. Sin
embargo, nada muestra en lo más mínimo que recordasen la profecía; estaban
ciegos; no podían, o no querían ver lo
que estaban haciendo.
Pilato Le preguntó a Jesús: " ¿Eres Tú el
Rey de los judíos?" Jesús le dio una extraña respuesta. Le dijo: «Tú eres
el que dice eso.» Jesús no dijo sí o no. Lo que sí dijo fue: «Puede que yo haya
pretendido ser el Rey de los judíos; pero tú sabes muy bien que la
interpretación que le dan mis acusadores a esas palabras no es la Mía. Yo no
soy ningún revolucionario político. Mi Reino es el Reino del Amor.» Pilato lo
sabía perfectamente bien. Entonces pasó a interrogar a Jesús de nuevo, y las
autoridades judías pasaron a multiplicar sus acusaciones; y Jesús permaneció
totalmente callado.
No olvidemos nunca que los malvados realizan
muchas veces las predicciones de Dios para su propia ruina, y sin embargo no lo
comprenden. En medio de los excesos de
su locura, de su necedad, e incredulidad, están a menudo sin saberlo
suministrando nuevas pruebas de la verdad de la Biblia. Los desgraciados burladores que hacen escarnio de todo lo que
es más respetable en religión, y no pueden hablar del Cristianismo sin
ridiculizarlo y burlarse de él, harían bien
en recordar que su conducta hace mucho tiempo que fue prevista y
predicha : " sabiendo primero esto, que en los
postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,."
2Pe_3:3.
Marquemos,
en segundo lugar, en estos versículos, la mansedumbre y humildad de nuestro
Señor Jesucristo. Cuando fue llevado ante el tribunal de Pilato, y "acusado de muchas cosas," nada
respondió. Aunque los cargos que se le hacían eran falsos, y no conoció el
pecado, aceptó el sufrir la contradicción de los pecadores que estaban contra El, no
respondiendo. Heb_12:3 Considerad
a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. .
Aunque inocente, se sometió sin murmurar a las acusaciones infundadas que se le
dirigían.
¡Grande
es el contraste entre el primer Adán y el segundo! Nuestro primer padre Adán
fue criminal, y sin embargo trató de excusarse. El segundo Adán estaba inocente, y a pesar de eso no se defendió. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero
fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció,
y no abrió su boca. " Isaías 53.7.
Hay
veces cuando el silencio es más elocuente que las palabras, porque puede
expresar lo que las palabras no pueden.
(i)
Existe el silencio de admiración maravillada. Es un cumplido que se hace a
cualquier representación o conferencia cuando se la recibe con un aplauso
prolongado; pero es un cumplido todavía mayor cuando se responde con un
silencio contenido que muestra que el aplauso estaría fuera de lugar. Es un
cumplido el que le alaben o le den las gracias a uno de palabra, pero es un
cumplido todavía más grande el recibir una mirada que dice claramente que no se
puede con palabras.
(ii)
Existe el silencio de desprecio. Se pueden recibir afirmaciones o argumentos o
disculpas de alguien con un silencio que muestra que no merecen una respuesta.
En lugar de contestar a las protestas de alguien, el que escucha puede volverle
la espalda y dejar las cosas como están.
(iii)
Existe el silencio del miedo. Una persona puede guardar silencio por la
sencilla razón de que tiene miedo de hablar. La cobardía de su alma puede que
le impida decir lo que sabe que debería decir. El miedo puede amordazarle,
obligándole a un silencio vergonzoso.
(iv)
Existe el silencio del corazón quebrantado. Cuando se ha herido de veras a una
persona, no rompe en protestas y recriminaciones y exabruptos. El más profundo
dolor es un dolor mudo, que está más allá de la ira y de la reprensión y de
todo lo que se pueda expresar con palabras, y que sólo puede mostrarse en el
silencio.
(v) Existe el silencio de la tragedia, cuando se
guarda silencio porque ya no hay nada que se pueda decir. Fue por eso por lo
que Jesús mantuvo silencio. Sabía que no podía haber un puente entre Él mismo y
las autoridades judías. Sabía que no había nada en Pilato a lo que pudiera
apelar en última instancia. Sabía que las líneas de comunicación estaban rotas.
El odio de los dirigentes de los judíos era un telón de acero que las palabras
no podían atravesar. La cobardía de Pilato frente a la multitud era una barrera
que las palabras no podían perforar. Es terrible que el corazón de un hombre
llegue a tal punto que hasta Jesús sepa que no tiene sentido hablar. ¡Que Dios
nos libre de ello!
¿Por qué Jesús no contestó a las preguntas que le
hizo Pilato? Habría sido inútil contestarlas, además, el tiempo llegó para dar
su vida a fin de salvar al mundo. No tenía motivos para prolongar el juicio ni
intentar salvarse. Él fue el supremo ejemplo de paz y confianza en sí mismo. En
esto ningún criminal ordinario podría imitarlo. Nadie podría detenerlo en su
plan de consumar la obra que vino a realizar en la tierra.
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