Gen 8:6 Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho,
Gen 8:7 y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
Gen 8:8 Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra.
Gen 8:9 Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.
Gen 8:10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca.
Gen 8:11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
Gen 8:12 Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
Podemos observar al leer estos versículos:
I. Que Noé no mostró una prisa impetuosa por salir de las circunstancias en las que Dios lo había puesto. Noé llevaba ya mucho tiempo encerrado en el arca, y sin embargo, no se dejó llevar por las quejas, sino que esperó con calma el día de su liberación. Ese día avanzó por etapas definidas; las fuentes del abismo y las ventanas de los cielos se cerraron, las aguas volvieron a retirarse de la tierra; Entonces el arca reposó sobre la montaña, y las aguas fueron disminuyendo gradualmente hasta que se divisaron las cumbres, y a Noé se le permitió desembarcar en tierra firme. Así es la vida: los hombres son liberados poco a poco de sus aflicciones y, paso a paso, comprenden el propósito de Dios para con ellos. No ven tierra firme de inmediato, al asomarse por primera vez desde el arca; deben esperar muchos días. La espera es una disciplina sagrada, y el esfuerzo por discernir los hechos y la providencia divina fortalece el alma. Es crucial que nuestra conducta sea sabia y serena durante los últimos días de prueba, pues la imprudencia entonces puede tener consecuencias nefastas para nuestra vida después de la muerte y anular la paciencia mostrada.
Algunos son muy impetuosos; siempre buscan un cambio de situación y circunstancias; y, por consiguiente, a menudo salen del arca antes de que las aguas hayan bajado por completo, sufriendo así graves consecuencias. Los hombres nunca deben apresurarse a abandonar las situaciones en las que Dios los ha colocado, aunque sean incómodas; llegará el momento oportuno para liberarse, y entonces podrán hacerlo con seguridad.
1. Vemos que Dios a veces coloca a los hombres en situaciones difíciles. El arca no habría sido una morada muy agradable para Noé. Probablemente, de haber sido consultado, habría preferido otro método para protegerse del diluvio. Pero hay ocasiones en que Dios elige las circunstancias de un hombre, a menudo incómodas, pero siempre llenas de gran misericordia. Hoy en día hay multitud de hombres que viven y trabajan en ámbitos desfavorables, de los que desearían salir, pero que permanecen por sentido del deber. Permanecen en el arca hasta que Dios les dé permiso para abandonarla.
2. Que cuando Dios coloca a los hombres en situaciones difíciles, es para que su propio bienestar moral se vea favorecido. Noé fue puesto en el arca para su propia seguridad, y también para que pudiera ser un instrumento en manos de la Divina Providencia en la nueva situación tras el diluvio. Así, cuando los hombres elegidos se encuentran en circunstancias desfavorables, es para que el amor de Dios se manifieste a ellos, para que reciban una santa disciplina y para que puedan realizar un ministerio de bien para aquellos que los rodean. Los hombres que entran en el arca están a salvo, pero les espera un trabajo arduo.
3. Que cuando los hombres se encuentran en situaciones indeseables, no deben abandonarlas sin una señal divina. Si algunos hombres hubieran estado en la posición de Noé, habrían salido del arca cuando esta chocó contra la montaña; no habrían hecho ningún esfuerzo por discernir la voluntad divina respecto a su destino. Dios nunca quiere que los hombres que Él eligió salgan de sus arcas hasta que haya algo mejor a lo que puedan acceder. Deben esperar a tierra firme.
II. Que Noé fue reflexivo y juicioso al esforzarse por discernir la voluntad de Dios con respecto a su posición en relación con las cambiantes circunstancias.
1. Noé sintió que se acercaba el momento de un cambio en su situación, y que este sería necesario debido a las nuevas realidades de la vida. Noé no debía permanecer siempre en el arca. Los hombres elegidos no deben permanecer siempre en circunstancias difíciles y desfavorables; tienen presentimientos de tiempos mejores y están justificados al buscar realizarlos en armonía con la voluntad divina. Algunos hombres ni siquiera sueñan con mejorar sus circunstancias; son de espíritu apático y se contentan con permanecer en el arca toda su vida; no les importa heredar el nuevo mundo que les espera. La mera ambición o inquietud no deben llevar a los hombres a dejarse influir por su estilo de vida o posición social, sino únicamente por la providencia de Dios manifestada en los acontecimientos cotidianos. Cuando la tierra está seca, es una insensatez que un hombre permanezca en el arca. La tierra seca es el llamado de Dios a Noé para que venga y la posea. Algunos hombres nunca tienen la oportunidad de ver la oportunidad de sus vidas.
2. Noé reconoció que el cambio en su situación debía ir precedido de una profunda reflexión y precaución. Antes de abandonar el refugio del arca, realizó todos los cálculos posibles sobre la probabilidad de lo que ocurriría en el futuro; no se confió irreverentemente al cuidado de una Providencia cuya bendición nunca había buscado. Se movió en su ámbito de vida, más propicio, guiado por la voluntad de Dios. Un digno ejemplo para todos aquellos que estén a punto de cambiar su modo de vida.
III. Que Noé empleó métodos variados y continuos para determinar la realidad de su situación y su deber en relación con ella. «Y envió un cuervo, que voló de un lado a otro hasta que las aguas se secaron de la tierra. Y envió también una paloma para ver si las aguas habían bajado de la faz de la tierra».
1. Estos métodos fueron variados. Primero envió un cuervo, «que voló de un lado a otro hasta que las aguas se secaron de la tierra». Ahora bien, el cuervo, siendo un ave que se alimenta de carne y carroña, debió haber encontrado abundante alimento flotando en las aguas; y pudo descansar lo suficiente sobre los cuerpos de los animales muertos: cualquiera puede haber visto un cuervo carroñero posado sobre un animal muerto arrastrado por un arroyo de montaña. Luego Noé envió la paloma, que se alimenta de semillas y materia vegetal, la cual tuvo que regresar. Pero la segunda vez regresó con la hoja de olivo en el pico, lo que demostró que las aguas habían bajado considerablemente y estaban a pocos metros del suelo. Así pues, quienes buscan un cambio en su vida deben emplear los mejores y más variados medios para determinar la conveniencia y la oportunidad de hacerlo. Un solo método puede no ser fiable. El cuervo puede no regresar, incluso si el diluvio no ha amainado. Entonces, prueben con un segundo método: una paloma. Y si son honestos al enviar a estos mensajeros y al interpretar la hoja de olivo a su regreso, no tienen por qué perder su camino providencial en la vida.
2. Estos métodos eran continuos. «Y esperó otros siete días, y de nuevo envió la paloma desde el arca». Aquí se observa el interesante hecho de que Noé esperó siete días. Esto es quizás una indicación indirecta de la observancia del sábado. El sábado es un tiempo en el que los hombres pueden poner a prueba los hechos y las circunstancias de la vida diaria.
3. Estos métodos eran apropiados. Noé empleó medios que estaban a su disposición, que serían imparciales en su servicio y cuyo instinto natural sería una guía infalible. Así pues, cuando los hombres se enfrentan a las cuestiones importantes de la vida y las circunstancias, deben ser cuidadosos al elegir los medios más adecuados para ello. No deben arriesgar un resultado tan trascendental basándose en un presagio inapropiado o incierto.
Dios, en su sabiduría, a veces prolonga las pruebas para poner a prueba la fe y la paciencia de sus santos. Los creyentes, aunque Dios no se manifieste, permanecerán con contentamiento durante cuarenta días, es decir, el tiempo necesario para su salvación.
Medios lícitos que los creyentes pueden usar para su consuelo cuando no hay una manifestación inmediata de Dios. Los experimentos visibles del cese de la ira de Dios pueden ser deseados y utilizados por su pueblo, donde el Señor no establece ninguna prohibición.
IV. Que Noé obedeció con paciencia las pruebas que las circunstancias le impusieron. Obedeció con paciencia a las pruebas que se le presentaron; no las rechazó sin motivo ni las desobedeció con insensatez. Algunos pretenden buscar la guía divina en los asuntos de su vida, pero nunca la siguen cuando se opone a sus propias inclinaciones o conclusiones preconcebidas. Envían al cuervo y a la paloma, pero salen del arca impulsados por sus propios deseos. Esta conducta es profana y peligrosa.
V. Que las señales del deber siempre se dan a quienes las buscan con devoción. La paloma regresó a Noé con la hoja de olivo. Algunos naturalistas afirman que el olivo crecía bajo el agua en el Mar Rojo y allí daba frutos. Sea como sea, es probable que el olivo sobreviva mejor bajo una inundación que la mayoría de los demás árboles. Es sumamente resistente y crece en suelos fértiles sin necesidad de cuidados ni cultivo. Generalmente es una planta mediterránea. Quienes buscan con oración conocer su deber en los acontecimientos de la vida, sin duda recibirán claras indicaciones de la Providencia.
De estos versículos aprendemos: 1. Que no se debe confiar únicamente en la razón para guiarse en la vida. 2. Que quienes desean conocer el camino correcto deben emplear los mejores talentos que Dios les ha dado. 3. Que las almas sinceras son guiadas por la Divinidad.
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