Mar 13:28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya
su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Mar 13:29 Así también vosotros, cuando veáis que
suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
Mar 13:30 De cierto os digo, que no pasará esta
generación hasta que todo esto acontezca.
Mar 13:31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras
no pasarán.
Nuestro
Señor Jesucristo estaba ahora en el Monte de los Olivos, en una parte de la
cual crecían higueras en gran abundancia, y una, o más, podrían estar cerca y a
la vista; y era la época del año, cuando se acercaba la pascua, para su
celebración. Aparentemente, en esta parábola la higuera no es un símbolo de la
nación de Israel, como en Marcos 11:12-14; sino una metáfora que representa a
los creyentes que conocen la situación temporal, no el momento preciso del
retorno del Señor. La higuera florece tarde e indica la llegada del verano, no
la primavera. La última generación comprenderá a cabalidad estos pasajes
proféticos. No la generación de los hombres, en general, ni de los judíos en
particular, ni de los cristianos; pero esa generación actual de hombres, no
deberían todos salirse de la etapa de la vida, hasta que se hagan todas estas
cosas; las cuales ahora fueron predichas por Cristo, concernientes a la
destrucción de Jerusalén, las señales de ella, y lo que vendría inmediatamente
después de ella. El problema de la Iglesia es que cada generación de creyentes
ha forzado la interpretación de las Escrituras según su propia cultura y
momento histórico. Hasta hoy todas las generaciones se han equivocado. ¡La
Iglesia pierde credibilidad con estos falsos predicadores!
Es deber de los cristianos verdaderos observar
cuidadosamente los eventos públicos de su época; y siendo un deber hacerlo, es
un pecado descuidarlo. Nuestro Señor
reconviene a los judíos porque "no disciernen los signos de los
tiempos." Mat. 16.3 Y por la mañana: Hoy habrá
tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis
distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!.
No veían que el cetro había salido de las manos de Judá, y que estaban acabando de transcurrir las semanas
de Daniel, las señales que preceden a la destrucción de Jerusalén, y
especialmente a la abominación desoladora, o al ejército romano que la rodea.
Cuidémonos de no incurrir en el mismo error; abramos bien los ojos, y contemplemos el mundo que nos rodea. Veamos cómo el poder de los turcos va expirando, y como se aumentan las misiones y se extinguen. Veamos como el romanismo engaña y como aparecen herejías nuevas y más sutiles. Notemos cuan rápidamente se extiende el espíritu de rebelión y de desprecio a la autoridad legítima ¿No son estos hechos como los renuevos de la higuera? Nos muestran que el mundo se va gastando, y necesita una nueva dinastía que sea mejor que la actual; necesita tener a su legítimo soberano, a Jesús.
“El cielo y la tierra pasarán…” Tal seriedad está
contenida en el lenguaje apocalíptico del Antiguo Testamento. La palabra de
Dios nunca pasará, pero la Creación física que se ha visto afectada por el
pecado humano será purificada. El tema se repite a lo largo de las Escrituras:
Josué 21:45 No faltó palabra
de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
Josué 23:14-15 Y he aquí que
yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced,
pues, con todo vuestro corazón y
con toda vuestra alma, que no ha faltado
una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de
vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas. 15 Pero así como ha venido sobre vosotros toda
palabra buena que Jehová vuestro Dios os había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros toda
palabra mala, hasta destruiros de sobre
la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado,
1ª de Reyes 8:56 Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.
Isaías 40:6-8 6 Voz que decía: Da voces. Y
yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su
gloria como flor del campo. 7 La hierba
se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella;
ciertamente como hierba es el pueblo. 8
Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro
permanece para siempre.
Isaías 55:8-11 8 Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como
son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que
vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia
y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié.
Mateo 5:17-20. 17 No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. 18 Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido. 19
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de
los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande
en el reino de los cielos. 20 Porque os
digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos.
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