1Tesalonicenses 5; 1-11
1 Pero
acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que
yo os escriba. 2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el
día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; 3 que
cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción
repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4 Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda
como ladrón. 5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e
hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino
velemos y seamos sobrios. 7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los
que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero
nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza
de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 9
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por
medio de nuestro Señor Jesucristo, 10 quien murió por nosotros para que ya sea que
velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 11 Por
lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.
No conseguiremos
entender las imágenes que encontramos en el Nuevo Testamento de la Segunda
Venida a menos que recordemos que tienen el trasfondo del Antiguo Testamento.
La concepción del Día del Señor es muy corriente en el Antiguo Testamento; y
todas las figuras y la trama del Día del Señor se han aplicado a la Segunda
Venida.
Para
los judíos, la historia del tiempo se dividía en dos edades. Estaba esta edad
presente, que era total e incurablemente mala; y la edad por venir, que sería
la edad de oro de Dios. Entre las dos estaba el Día del Señor, que sería un día
terrible en el que un mundo sería destruido y otro nacería.
Muchas
de las más terribles descripciones del Antiguo Testamento se refieren al Día
del Señor (Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amo_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1; Joel_2:31).
Sus principales características son las siguientes. (i) Se produciría repentina
e inesperadamente. (ii) Implicaría un cataclismo cósmico en el que el universo
sería sacudido desde sus cimientos. (iii) Sería un tiempo de juicio.
Como
es natural, los autores del Nuevo Testamento identificaron para todos los
propósitos el Día del Señor con la Segunda Venida de Jesucristo. Haremos bien
en tener presente que estas son lo que podríamos llamar figuras tradicionales.
No se supone que se deben tomar literalmente. Son visiones pictóricas de lo que
sucederá cuando Dios intervenga en el tiempo.
Pero acerca de los tiempos
(CHRONOS, un período extendido) y de las
ocasiones (épocas, LBLA ; KAIROS, un lapso de tiempo definido), no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os
escriba. –
Pablo
sigue hablando de la segunda venida de Cristo. En los versículos anteriores
consolaba a los hermanos con respecto a sus seres queridos que ya murieron;
ahora les exhorta a ellos y a nosotros para que estemos listos para ese gran
evento. No tenían necesidad de que Pablo
les escribiera sobre el tiempo de la segunda venida de Cristo, porque ya les
había instruido, pero se puede agregar que los fieles no tienen necesidad de
saber cuándo Cristo vendrá porque siempre están listos.
En cuanto a los tiempos y las épocas,
compárese Hch_1:7, “Y les dijo: No os toca a vosotros
saber los tiempos o las sazones (épocas, LBLA), que
el Padre puso en su sola potestad”. Algo muy importante: Jesús
dice (Mar_13:32), “Pero de aquel día y de la hora nadie
sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.
Algunos hermanos citan este texto para probar que durante su vida en la tierra
Jesús no era omnisciente, pero este texto no enseña tal cosa. Más bien, de
acuerdo a lo que dice en Hch_1:7, no es el papel del Hijo, ni el de los
ángeles, ni el del Espíritu Santo, revelar “aquel día”. Si Mar_13:32 enseña que
Jesucristo no era omnisciente, entonces enseña que el Espíritu Santo no es
omnisciente. Ose_8:4 dice, “Ellos constituyeron
príncipes, mas yo no lo supe”. ¿Este texto enseña que Dios no es omnisciente?
Claro que no. Tampoco enseña Mar_13:32 que durante su vida terrenal Cristo no
era omnisciente. Es necesario dejar que
la Escritura explique la Escritura.
No
tenemos necesidad de saber cuándo Cristo vendrá. Lo importante es que
estemos listos todo el tiempo. Compárese Luc_13:23 “Y
alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24 Esforzaos
(luchar; castellano, agonizar) a entrar por la
puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y
estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos,
él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26 Entonces comenzaréis a decir:
Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27 Pero os
dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores
de maldad. 28 Allí será el llanto y el crujir de dientes”. Lo importante
no es especular en cuanto al número de los salvos; más bien nos conviene
preocuparnos por la cuestión vital: ¿estaré
yo listo?
“Hay actividades que no se pueden dejar
hasta el último momento. Es demasiado tarde para prepararse para un examen
cuando llega el momento de escribir. Es demasiado tarde para asegurar una casa
cuando ha estallado la tormenta. Hay cosas que deben hacerse a tiempo... Un
viejo escocés a quien alguien le ofrecía palabras de consuelo porque le había
llegado la hora, replicó: ‘¡Ya teché mi casa cuando el tiempo era bueno!’”.
Si el Señor nos hubiera dicho
exactamente cuándo vendría, ¿cuántos estarían verdaderamente preparados para su
venida? El Señor quiere que dediquemos la vida a la práctica de sus enseñanzas
para nuestro propio bien y para transformarnos a su imagen (Rom_8:28; Rom_12:2;
2Co_3:18; Efe_4:24; Col_3:10). Por lo tanto, el Señor no nos dice el tiempo de
su venida, pero sí nos dice, (Rom_13:11-14), “Y esto,
conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora
está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche
está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día,
honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no
en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis
para los deseos de la carne”. Pedro dice, “Baste
ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles” (1Pe_4:3).
No sabemos cuándo el Señor vendrá, pero
Pablo dice, “Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es
corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 30 y
los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se
alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 31 y los que disfrutan de
este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se
pasa. 32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja” (1Co_7:29-32). Si
Cristo viene primero o si morimos primero, el tiempo es corto. Debemos hacer
todos los planes de la vida teniendo presente siempre que el tiempo es corto.
No conviene que ninguna relación o actividad de la vida nos estorbe
espiritualmente. “Mas el fin de todas las cosas se
acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración” (1Pe_4:7).
También Pablo dice, “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salvación” (2Co_6:2).
Naturalmente,
se quería saber cuándo llegaría ese Día. El mismo Jesús había dicho claramente
que nadie sabía el día ni la hora cuando se produciría, ni siquiera Él mismo,
sino sólo el Padre (Mar_13:32 Pero de aquel día y de la
hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el
Padre ; Mat_24:36Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los
cielos, sino sólo mi Padre. Hec_1:7
Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o
las sazones, que el Padre puso en su sola potestad). Pero aquello no
hizo que algunos dejaran de especular, como se sigue haciendo, aunque es casi
blasfemo el buscar conocimientos que no poseía Jesús.
De esas especulaciones Pablo tiene dos cosas
que decir:
Ratifica que la llegada de ese Día
será repentina. Vendrá así como ladrón en la noche; ¿Por
qué se compara la venida del Señor con la venida de un ladrón? (1) Porque no
avisará cuándo vendrá; (2) su venida será inesperada; y (3) la mayoría de la
gente no estará preparada. A pesar de textos tan claros como éste, los hombres
siguen especulando acerca del tiempo de la venida de Cristo y del fin del
mundo. Los testigos del Atalaya son los ofensores más grandes, pero también ha
habido otros. Tal actitud muestra su rechazo de las afirmaciones claras de las
Escrituras.
Mat_24:43-44 “Pero
sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir,
velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad
preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Dice
Pedro, “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la
noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos
ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis
vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos
para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán
deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2Pe_3:10-12).
Jesús dice a la iglesia de Sardis, “Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo,
y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a
qué hora vendré sobre ti” (Apo_3:3). “He aquí, yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y
vean su vergüenza” (Apo_16:15).
Nadie sabe cuándo le llamará Dios,
y hay ciertas cosas que no se deben dejar para el último momento.
Ya es demasiado tarde para preparar un examen cuando se le presenta el tema a
desarrollar. Ya es tarde para asegurar la casa cuando ha empezado a
derrumbarse. Cuando la reina María de Orange estaba muriendo, su capellán
quería hacerle una lectura. Ella le replicó: " No he aplazado esa cuestión
hasta ahora.» Lo mismo sucedió con un viejo escocés a quien alguien ofrecía
palabras de consuelo ya cerca del final, que dijo: «Yo ya trencé mi soga cuando
hacía buen tiempo.» Si una llamada llega repentinamente, no tiene por qué
pillarnos desprevenidos. La persona que ha vivido toda la vida con Cristo está
siempre dispuesta para entrar a Su más íntima presencia.
Que cuando digan: Paz y seguridad,
-- En cuanto a las actividades humanas, inmediatamente antes de llegar “el día
del Señor” todo será normal--.
Es
posible que sea un tiempo sumamente bueno y favorable, quizá un tiempo de paz
mundial y de prosperidad inigualada. Este texto bien describe la actitud de los
hombres inconversos. Aun minutos antes de la venida del Señor para tomar
venganza sobre los que no obedecen al evangelio (2Ts_1:7-97 y a vosotros que sois
atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, 8
en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios,
ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición,
excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,) estarán
diciendo “Paz y seguridad” (“todo va bien; no hay problema”). De esta misma
manera los falsos profetas engañaron al pueblo de Israel poco antes de venir
sus enemigos para llevarlos al cautiverio (Jer_6:14 Y
curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.;
Amó_6:1, “¡¡Ay de los reposados en Sion, y de los
confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las
naciones, a los cuales acude la casa de Israel!!)
Jesús dijo (Mat_24:37-38), “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del Hombre”. También dijo, (Luc_17:28-30),
“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían,
bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot
salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30
Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste”.
Recuérdese el ejemplo del rey Belsasar
(Dan_5:1-9; Dan_5:26-28) y el del rey Herodes (Hch_12:21-23).
En 2Pe_3:3-10 (sabiendo
primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus
propias concupiscencias, 4 y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los
padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la
creación. 5 Estos ignoran
voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios
los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,6 por lo cual el mundo de entonces pereció
anegado en agua; 7 pero los cielos y la
tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para
el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para
con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9 El Señor no retarda su promesa, según algunos
la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo
que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en
la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos
ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán
quemadas.) se refiere a los burladores que confían en la “uniformidad”
de todos los eventos terrenales. Dicen, “¿Dónde está la promesa de su
advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas
permanecen así como desde el principio de la creación”, pero dice Pedro que
éstos ignoran voluntariamente que Dios envió el gran diluvio en el tiempo de
Noé. Ese acontecimiento destruye la teoría de la perpetua uniformidad y los que
creen en el diluvio fácilmente pueden creer que la misma palabra de Dios que
envió el diluvio enviará el fuego en el Día Final.
--
Entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina,
-- Así también los que estén diciendo que hay paz y seguridad serán
interrumpidos por la destrucción repentina de la cual nadie podrá escapar. La
palabra destrucción no quiere decir aniquilación, como suponen los testigos del
Atalaya. Mat_10:28, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden
matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infierno”; aquí se usa otra palabra traducida destruir, pero con el
mismo significado de arruinar. Las almas perdidas no dejan de existir, sino que
pierden su bienestar, “excluidos de la presencia del Señor”. Es obvio en este
texto que al morir el hombre, su alma no deja de existir, porque los infieles
serán destruidos en el infierno. La palabra destruir (OLETHROS) significa
“ruina”.
--
Como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. -- Los profetas
emplearon esta figura repetidas veces (Jer_4:31; Jer_6:24; Jer_13:21;
Jer_22:23; Jer_49:24; Jer_50:43; Ose_13:13; Miq_4:9-10). Cuando el tiempo llega
para que la mujer encinta dé a luz, no puede escapar de los dolores de parto;
de la misma manera nadie escapará del juicio de Dios. Dice Apoc. 6; 15-16, “15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los
capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las
cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas:
Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre
el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y
quién podrá sostenerse en pie?” Jesús amonesta (Luc_21:1-38), …“34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros
corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente
sobre vosotros aquel día. 35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que
habitan sobre la faz de toda la tierra. 36 Velad, pues, en todo tiempo orando
que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de
estar en pie delante del Hijo del Hombre”…. Obsérvese que la glotonería
y la embriaguez no son las únicas cosas que cargan el corazón: Jesús agrega,
“los afanes de esta vida”; es decir, muchas personas que no se entregan a los
“vicios comunes” no son espirituales y no están preparados para el día del
Señor por causa de los afanes de esta vida (Mat_6:24-34; Flp_4:6).
“Este
día iba a ser terrible. Sería como los dolores de parto de un mundo nuevo;
un día en que un mundo se destrozaría y otro nacería a la vida. Muchos de los
cuadros más terribles del Antiguo Testamento pertenecen al Día del Señor
(Isa_22:5; Isa_13:9; Sof_1:14-16; Amó_5:18; Jer_30:7; Mal_4:1; Joe_2:31). Las
principales características del Día del Señor en el Antiguo Testamento eran las
siguientes. (1) Vendría impresionante e inesperadamente. (2) Incluiría una
conmoción cósmica en la que todo el universo sería sacudido en sus mismos
fundamentos. (3) Sería un momento de juicio. Con toda naturalidad los
escritores del Nuevo Testamento identifican intencionadamente y a conciencia el
Día del Señor con el día de la Segunda Venida de Jesucristo”.
--Mas vosotros, hermanos, no estáis
en tinieblas (no estamos en el estado de rebelión,
sino en el estado de obediencia, ) , -- La vida del cristiano está
caracterizada por el conocimiento, la fe, el amor y el servicio a Dios; por
eso, no está en tinieblas. Col_1:13, “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo”; 1Pe_2:9, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable”. Zacarías,
el padre de Juan, dijo que “nos visitó desde lo alto la
aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte”
(Luc_1:79). “El pueblo asentado en tinieblas vio gran
luz” (Mat_4:16). Los que viven en tinieblas son esclavos de la
ignorancia, la superstición, los vicios y los afanes de la vida. ¡Qué bendición tan grande gozamos los
cristianos! “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas
ahora sois luz en el Señor Efe_5:8). “Porque” (Dios,
que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en
nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en
la faz de Jesucristo” (2Co_4:6). Por lo tanto, los que estamos en la luz
no debemos tener comunión con las enseñanzas y las obras de las tinieblas: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué
compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con
las tinieblas?” (2Co_6:14). Juan dice, (1Jn_1:5-7), “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos
que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos
la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
--
Para que aquel día os sorprenda como ladrón. -- La palabra traducida
sorprender se encuentra en Jua_12:35, “para que no os
sorprendan las tinieblas”, y en Mar_9:18, “el
cual, dondequiera que le toma (se apodera de), le sacude; y echa espumarajos, y
cruje los dientes, y se va secando”. Así es que la palabra significa
sorprender en el sentido de tomar de manera hostil. El ladrón no sorprende a
los que están velando. El cristiano está velando día y noche si lleva una vida
fiel en el servicio de Cristo. Al venir Cristo sus discípulos estarán
trabajando en su oficio o estarán dormidos o estarán a la mesa comiendo u
ocupados en docenas de otras actividades, pero estarán velando y esperando su
venida porque son fieles y cumplidos.
Por tanto, no durmamos como los demás
--
, “los otros que no tienen esperanza”, los que están dormidos espiritualmente
están en el estado de rebelión e indiferencia hacia la voluntad de Dios. Los “dormidos” son los que descuidan su
salvación. No están conscientes de su oportunidad y de su deber y, por lo
tanto, no están preparados para la venida del Señor. Cuando Jonás “había bajado
al interior de la nave, y se había echado a dormir” (Jn_1:5), también estaba
dormido espiritualmente porque se había rebelado contra Dios. Como Jonás estaba
dormido durante la tormenta, así los mundanos están dormidos y ni siquiera se
dan cuenta de que Jesús fue crucificado por ellos, y lamentablemente muchísimas
personas estarán dormidas cuando El vuelva.
--
sino velemos y seamos sobrios (llevando una vida de vigilancia y de dominio
propio). -- Pablo dice (Rom_13:11-12), “Y esto,
conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora
está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche
está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Pedro dice (1Pe_5:8) “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. Jesús dijo
(Mat_25:13) “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la
hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”; también dijo (Mat_26:41) “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a
la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. En Luc_21:36 Jesús
dice, “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis
tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en
pie delante del Hijo del Hombre”. Después de exhortar a los ancianos de
Efeso acerca de falsos hermanos, les dijo (Hch_20:31) “Por
tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de
amonestar con lágrimas a cada uno”. Al concluir sus instrucciones a los
corintios (1Co_16:13-14), Pablo dice, “Velad, estad
firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 14 Todas vuestras cosas
sean hechas con amor”. Jesús dijo a la iglesia de Sardis (Apo_3:2-3), “Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir;
porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. 3 Acuérdate, pues, de
lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas,
vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”.
Pues los que duermen, de noche
duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.
-- Hch_2:13-15. Los que duermen y se
embriagan son los que no tienen aprecio por los valores espirituales.
Muchísimas personas que no consumen el licor se embriagan con el pecado.
Pero
nosotros, que somos del día, seamos sobrios, -- Los ebrios no son buenos
soldados ni buenos atletas; todos saben que es necesario que éstos sean
sobrios. Así también tenemos que ser sobrios para la lucha espiritual. Los
tesalonicenses eran sobrios, pues Pablo dice (1:3), “acordándonos sin cesar
delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de
vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor
Jesucristo”.
--
Habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, -- Gál_3:27, “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos”; Rom_13:14, “sino
vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”;
Col_3:12, “Vestíos, pues, como escogidos de Dios,
santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia”. ¡Así se describe el vestido o el uniforme del
cristiano! Así se ve ante los ojos del mundo todos los días. También Pablo
agrega la palabra coraza, una parte de la armadura del soldado cristiano, que
se puede comparar con el chaleco a prueba de balas llevado por algunos hoy en
día. La coraza del cristiano es la fe y el amor. En la carta a los efesios
(6:14) Pablo habla de “la coraza de justicia”. El cristiano no sólo tiene que
estar despierto, sino que también tiene que estar armado, porque está reclutado
como soldado (2Ti_2:4). La vida del cristiano es una lucha. Como Pablo dice a
los corintios (1Co_9:2-276) “Así que, yo de esta manera
corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el
aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.
La coraza protege el corazón y otras
partes muy vitales del cuerpo. En Efe_6:13-17 Pablo describe la armadura del
cristiano y agrega el arma ofensiva, la palabra de Dios.
-- y
con la esperanza de salvación como yelmo. -- “Y
tomad el yelmo de la salvación” (Efe_6:17).Como la coraza protege el
corazón, el yelmo protege la cabeza. Desde luego, todo miembro del cuerpo es
importante (1Co_12:18-24), pero los demás miembros no son tan vitales como el
corazón y la cabeza.
Aquí otra vez Pablo combina la fe, la
esperanza y el amor, y recuérdese que en 1:3 habla de “la obra de vuestra fe,
del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza.
Porque no nos ha puesto Dios para
ira, -- Jesús dijo (Jua_3:17), “Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él”. Al llamarnos por el evangelio (2Ts_2:14), no nos
llamó para ponernos bajo su ira, sino para librarnos “de la ira venidera”
(1:10).
Sino
para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, -- Más bien,
nos ha “escogido desde el principio para salvación,
mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2Ts_2:13).
“Por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efe_2:8)
en el sentido de ser perdonados de los pecados pasados (Hch_2:38). Otros
textos, sin embargo, hablan de la salvación futura: Rom_5:9, “por él seremos salvos de la ira”.
Alcanzamos
la salvación por medio de Cristo. Pablo dice a los romanos (3:23-26), “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por
medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber
pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de
manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que
justifica al que es de la fe de Jesús”. Dice a Tito (3:5), “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo”. Las obras de justicia que “nosotros
hubiéramos hecho” (p. ej., como las de Cornelio, Hch_10:2; Hch_10:22) nunca nos
hubieran salvado, porque todos hemos pecado (Rom_3:23) y el hombre pecador no
puede salvarse solo, sino que necesita un Salvador. Sin embargo, aunque Dios
provee la salvación por medio de Cristo, la actividad humana es necesaria; es
decir, Dios provee la salvación y el
hombre tiene que aceptarla. La
acepta al obedecer al evangelio (Hch_2:38). Los que no lo obedecen no
estarán listos para la venida del Señor, sino que “sufrirán
pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de
su poder, cuando venga en aquel día” (2Ts_1:7-9).
Quien murió por nosotros
-- Jua_19:34. Esto es lo que Cristo hizo
por nosotros para hacer posible nuestra salvación. La paga del pecado es la
muerte (Rom_6:23), pero el hombre, siendo pecador, no podía salvarse muriendo
por sus propios pecados. Como Pablo explica en Rom_5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros”. Durante el ministerio personal de
Cristo, Pedro no quería creer que Cristo iba a morir (Mat_16:21-23), pero
comenzando el día de Pentecostés lo predicó y después escribió lo siguiente:
(1Pe_2:24), “quien llevó él mismo nuestros pecados en
su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”. Los judíos
no querían aceptar que el Mesías había de sufrir y morir; por lo tanto, allí
mismo en una sinagoga de Tesalónica vemos (Hch_17:2-3) que “Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de
reposo discutió con ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las
Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo”. De
este gran Hecho Pablo escribe en Rom_5:10; 1Co_15:3; Col_1:21-22; Tit_2:14.
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para que ya sea que velemos (4:17, vivimos), o que durmamos (4:14, morimos), vivamos juntamente con él. -- Esto es paralelo a 1Tes 4:13-17;
compárese Rom_14:8. Ahora explica el propósito de la muerte de Cristo: murió
por nosotros para que siempre vivamos con El. Tenemos comunión con El ahora
durante esta vida y El quiere que estemos con El cuándo vuelva (4:17). Como Pablo dice en otro texto (2Co_5:8-9), “pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo,
y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes,
serle agradables”. Pablo dijo a los filipenses (1:23), “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo
deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”.
Por lo cual, animaos unos a otros,
--
4:18. Los santos tienen una responsabilidad mutua los unos para con los otros.
La Biblia describe ampliamente lo que Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) ha
hecho por nosotros; urge, pues, que pongamos nuestra parte, no sólo para lograr
nuestra propia salvación, sino también para ayudar, animar y edificar a
nuestros hermanos. Sin faltar debemos tener presente que “nosotros, siendo
muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”
(Rom_12:5; 1Co_12:14-27).
--
y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. -- Uno de los
propósitos principales de la iglesia es su propia edificación y crecimiento
(Efe_4:11-16). Nos edificamos los unos a los otros cuando nos ayudamos a llegar
a un nivel más alto de madurez espiritual, y Pablo se dio cuenta de que los
tesalonicenses ya lo practicaban. La exhortación del siguiente versículo tiene
mucho que ver con la edificación de una iglesia (Efe_4:11).
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